16 de abril de 2024

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Editorial del Instituto Cubano de Radio y Televisión

Volvió a ser primero de enero

Volvió a ser primero de enero con la convicción compartida por millones de cubanos bien nacidos, estén donde estén, de que la esperanza se transmutará en la certeza de ofrendarle a la patria un porvenir cada vez más luminoso, próspero y feliz.
la Revolución Cubana

la Revolución Cubana

«Primero de enero… luminosamente surge la mañana. Las sombras se han ido, fulgura el lucero de la redimida bandera cubana.» Así evocó Jesús Orta Ruíz -el Indio Naborí- aquel amanecer de 1959 en su monumental poema «Marcha Triunfal del Ejército Rebelde», que tantos cubanos aprendimos verso a verso en nuestra ya lejana infancia.

Sesenta y cuatro años después volvió a ser primero de enero, y aunque «nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos» -como dijera Pablo Neruda, chileno y poeta- hay muchas cosas que permanecen intactas en este nuevo aniversario de la Revolución. Digamos, por ejemplo, el compromiso y el apego de todo cubano digno, esté donde esté, con una tierra privilegiada por el nacimiento de dos colosales emancipadores. A uno siempre le llamaremos Apóstol; al otro, eterno Comandante en Jefe.

Sólo eso bastaría para sentir, a flor de piel y de alma, el orgullo de pertenecer a un pueblo de cuyas entrañas germinaran semejantes adalides de la libertad y la justicia social, cuyos esclarecidos idearios han trascendido las fronteras nacionales para hacerse inspiración de los pueblos de nuestra América que, luego de varios siglos, aún siguen luchando por su definitiva independencia.

Volvió a ser primero de enero en circunstancias sumamente difíciles para un país sometido al más cruel y prolongado genocidio impuesto por un soberbio y poderoso imperio a una nación libre y soberana. Una nación que en cuadro apretado ha cerrado filas para resarcir cuanto antes los inmensos daños provocados por recientes accidentes y fenómenos naturales.

Una nación continuamente asediada por un cerco mediático y cibernético que pretende ser caldo de cultivo para la subversión y el desaliento de algunos. Una nación que tiene en el decoro y la entrega de sus mejores hijos, su más preciada carta de triunfo frente a las agresiones y las adversidades.

Volvió a ser primero de enero con la plena conciencia y la admirable entereza de reconocer cuánto aún queda por hacer para que se cumplan cabalmente todos los sueños del Apóstol de siempre y del eterno Comandante en Jefe.

Volvió a ser primero de enero con la convicción compartida por millones de cubanos bien nacidos, estén donde estén, de que la esperanza se transmutará en la certeza de ofrendarle a la patria un porvenir cada vez más luminoso, próspero y feliz.

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