20 de abril de 2024

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Editorial del Instituto Cubano de Radio y Televisión

Por la capacidad del ejercicio crítico

La televisión hace muchos años dejó de ser un espacio exclusivo para la divulgación o una plataforma únicamente divulgativa o propagandística

la televisión es para informar, para educar y para entretener, visto en un sentido

Buenos días compañeros Lazo, Abel, Alfonso.

Después de escuchar las palabras de Danilo y por supuesto, después de los análisis que nosotros tuvimos ayer tanto en la Radio como en la Televisión, aunque en el caso particular me referiré a temas de la televisión. Yo creo que amerita, al menos de mi parte, alguna pequeña reflexión además de algunas ideas que creo pueden ser útiles para la sesión.

Ayer nosotros conversábamos en nuestra asamblea con todos los directivos de la televisión que a ratos sentimos que entre nosotros mismos como directivos de la institución pudiese en algún momento no existir toda la claridad desde el punto de vista conceptual del tipo de televisión que necesita un país como el nuestro.

Eso por supuesto tiene que ver, también en mi  modesta opinión, con la misma formación que cada uno de nosotros tenemos, digo formación desde el punto de vista académico, digo formación profesional, digo conocimiento pleno de temas de comunicación, de temas artísticos, y eso a ratos nos conduce por caminos equivocados, nos hace cometer errores porque aunque a veces los principios de la política del estado  y de  la política del partido están claros y como ciudadanos y como profesionales los entendemos, a la hora de aplicar o de instrumentarlos en un medio tan complejo como la televisión pues tenemos lagunas, tenemos dudas.

En ese sentido, también reflexionábamos sobre que nosotros, felizmente, vivimos en un país diferente, somos un país diferente, somos un país único y eso también nos debe dar la medida a todos, en que debemos pensar en que también tenemos que hacer una televisión diferente.

Una televisión que sin ninguna pedantería de pretender que seamos el ombligo del mundo, evidentemente por nuestras propias particularidades, nos hace y nos obliga a construir un discurso diferente y hacer nuestro  propio discurso.

No hay que rechazar lo que existe en la televisión comercial capitalista, en tanto los elementos que deforma pueden ser los útiles pero definitivamente nosotros tenemos que crear nuestro discurso. Y yo siento que a ratos andamos dando tumbos en cuál es el discurso y cuando hablo de discurso, hablo de contenido y hablo también de la forma en que se monta ese discurso para la televisión.

La televisión hace muchos años dejó de ser exclusivamente un espacio para la divulgación o una plataforma únicamente divulgativa o propagandística. Lo es, por supuesto, pero además de eso hay en la televisión no solo información; información tal vez es el peso mayor, información desde el punto de vista de los programas informativos evidentemente es una cuestión de centro, evidentemente es una cuestión de mucho peso dentro de nuestra televisión y debe ser así pero es una parte. Además de la información, atraviesa nuestra televisión la expresión artística que ella misma es y aquellos otros programas que desde lo ficcional pues nos recrean la realidad de otro modo y también todo eso atravesado por el sentido de entretenimiento que debe tener.

A veces decir que la televisión es para informar, para educar y para entretener, visto en un sentido (y dispénseme la palabra no es para ofender) chato, nos reduce el asunto, puede hasta adocenar el pensamiento.

Yo pienso que las esencias de información, educación y entretenimiento que tiene que tener nuestra televisión, tienen que pasar primero que nada, por la capacidad del ejercicio crítico.

Si no pasan por la capacidad del ejercicio crítico, si no pasan por la capacidad del ejercicio reflexivo, no estaríamos contribuyendo a la formación en la  sociedad de un pensamiento revolucionario.

Esto habría que verlo, no solo por supuesto para nuestros programas, esto habría que verlo con mucha claridad en la selección que hacemos de la programación extranjera donde evidentemente a ratos cometemos errores, pero también por lo difícil que es mediar en lo que seleccionamos de la programación extranjera y el modo en el  que alguno de nuestros propios problemas después son reflejados en nuestra producción nacional.

No puede haber divorcios, no puede haber incoherencias. A veces las incoherencias están dadas porque hasta nuestra propia doble moral nos hace ver cosas en otros que no somos capaces de ver en nosotros. Y creo que eso es un tema serio a resolver por los que pensamos la televisión tanto desde las funciones de dirección, como por los que pensamos la televisión desde las funciones creativas, propiamente dicho.

Hay muchos temas que después a la hora de puntualizar o a la hora de particularizar, mejor dicho, complejizan el asunto. Hay muchas zonas preteridas de la sociedad que a veces no visualizamos bien en nuestros programas de televisión y al no visualizarlas bien en nuestros programas de televisión pues estamos dejando espacios oscuros o sencilla y llanamente espacios para que otros, desde otros lares, ejerzan con su pensamiento la acción de mirada crítica sobre lo que nos sucede. Yo creo que eso es un error. Yo creo que la primera acción revolucionaria tiene que partir de nosotros, debemos trabajar sin tabú en cualquier zona de la sociedad, lo que tenemos es que trabajar con profundidad de pensamiento y con mucha coherencia entre las diferentes instituciones y entre nuestras propias fuerzas en aras de que cualquier cuestión que se visualice en la pantalla sea tratado con inteligencia y nos dé la posibilidad de reflexionar, de hacernos pensar. Ése es el único modo de crecer.

Pero además es el único modo de crecer en medio de situaciones muy adversas desde el punto de vista ideológico. Todos hemos estado viendo en los últimos días los diferentes capítulos de los materiales “Las razones de Cuba” y no puede ser que nosotros no estemos insertos en esa batalla. Y no digo esto porque no lo estemos, lo digo porque lo que si no podemos perder de vista es que no podemos dejar de estar ahí. Tenemos que insertarnos en esa batalla pero la inserción en esa batalla parte de que tengamos la claridad no de que la televisión sea para criticar, porque yo no creo que la televisión sea para criticar, yo lo que creo que la televisión nuestra, la de un país socialista como el nuestro con nuestras particularidades que además nos enseñó primero a pensar desde la profundidad del pensamiento martiano hasta la profundidad del pensamiento de Fidel por supuesto ha sido de los conceptos del marxismo que son en profundidad conceptos,  filosofía crítica, nosotros tenemos que estar insertos ahí desde esa mirada, desde la mirada que nos permita construir pensamientos en los ciudadanos. Y para ello, no debemos dejar a un lado ningún género, todos los géneros son importantes.

Creo que el documental es de mucha fuerza y nosotros no lo explotamos bien, creo que lo que se puede hacer, los dramatizados por como convocan a la razón desde el sentimiento todavía tenemos que perfeccionar mucho. Creo que lo que debemos hacer en el periodismo hay mucha batalla por andar, aún, dentro del periodismo televisivo y de una manera u otra, ningún tema, podemos pretender verlo como compartimento estanco de una zona de la  programación.

Yo pienso que en la medida que los temas se transversalizan cumplen mejor su cometido. Yo pienso que en la medida en  que se hacen presenten según las características de cada género para su abordaje en toda la programación con más facilidad cumplimos el cometido de informar, educar y entretener.

Esas son las ideas que quería aportar.

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