19 de abril de 2024

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Editorial del Instituto Cubano de Radio y Televisión

Redefinir los usos sociales de la radio en el contexto digital

El proceso de digitalización de la radio afecta las rutinas productivas y los hábitos de recepción de los oyentes. Pero, ¿existe en realidad una demanda social para la tecnología de la radio digital?
El proceso de digitalización de la radio

El proceso de digitalización de la radio

El sistema comunicativo está ligado al desarrollo tecnológico, se establece una relación dialéctica entre ellos, pues los cambios que se producen en uno afectan o benefician al otro. Porque “la tecnología no es un artefacto inicuo. Sus relaciones con la sociedad son muy complejas. De un lado, no hay duda de que está sujeta a un cierto determinismo social.

La evidencia de que ella es movida por intereses sociales parece un argumento sólido para apoyar la idea de que la tecnología está socialmente moldeada”[1].

Numerosos teóricos llamaban la atención, desde la década de los ochenta del siglo pasado, sobre los efectos de los cambios tecnológicos en la vida de las sociedades.

El periodista e investigador cubano Enrique González Manet, en su obra Impacto social de las tecnologías audiovisuales, declara: “la repercusión del cambio tecnológico es igualmente apreciable en las esferas de la educación, cultura e ideología. La circulación masiva de mensajes, imágenes y conocimientos es generada automáticamente en unos pocos centros transnacionales que actúan al mismo tiempo como productores, operadores y usuarios”[2].

Años después, al referirse al desarrollo de la radio digital, el autor afirmó: “el tránsito del sistema analógico al digital, la integración en muy alta escala de componentes electrónicos y la trasmisión masiva por fibras ópticas, han producido más cambios en los últimos veinte años que en todo el período desde la invención de la imprenta. Globalización, instantaneidad y una positiva relación costo-beneficio, han favorecido la universalización de estas transformaciones, calificadas como ‘revolución tecnológica’ y consideradas como fundamento de la ‘sociedad de la información’”[3].

Los grandes cambios operados en la radiodifusión transforman, a corto plazo, las estructuras y sistemas de producción y servicios en el seno de las sociedades industriales, así como en los países en vías de desarrollo. Si bien la radio digital terrestre despuntó en Europa con el fin de mejorar la calidad del sonido de las trasmisiones, Estados Unidos vio el valor comercial de la entonces naciente iniciativa.

A inicios del presente siglo, la venta de radiorreceptores se redujo en numerosos países gracias a que Internet permitió a las emisoras trasmitir por la red. Era necesario revitalizar la industria radiofónica por tanto, se diseñaron nuevos trasmisores y receptores digitales.

Estos últimos incluyen una pantalla líquida donde aparece información meteorológica, las condiciones del tráfico, noticias de último minuto, anuncios publicitarios, entre otros servicios. Los tamaños de estos aparatos varían: los hay grandes como las antiguas grabadoras y pequeños, como un MP3 o MP4.

En este sentido, ¿cuál sería el impacto sociocultural de la radio digital terrestre? Comencemos por una verdad irrefutable: la radio es el medio de comunicación más extendido (por su carácter sonoro) y más barato (por el bajo costo de su producción).

Para 2007, “en el mundo existían 100 computadores personales por cada mil habitantes, había 275 receptores de televisión. (…) la radio, ascendía a 419 por cada mil personas, diferencias que se ampliaban en el caso de los países y regiones más empobrecidos”[4].

Por ello, “la radio es aún uno de los elementos más importantes en la información internacional debido a su costo relativo de trasmisión/recepción, su capacidad de alcance y la existencia de mil 900 millones de receptores”[5].

 La brecha digital también alcanza la radio

Lo anterior supone que aunque la radio, en tanto medio de comunicación, resulta una de las Tecnologías de la Información y las Comunicaciones (TIC) con menor brecha, esta puede ampliarse con la implantación de los sistemas digitales de difusión y recepción. Mientras la inmensa mayoría de los países europeos tienen implantado el Digital Audio Broadcasting (DAB) desde hace aproximadamente cinco años, en el continente latinoamericano comienzan a darse los primeros pasos para implementar la tecnología digital.

Desde el punto de vista social, vemos cómo “el fenómeno (de la brecha digital) se acentúa cada vez más debido a que las grandes corporaciones transnacionales coordinan planes y programas para racionalizar costos, evitar la duplicación en esfuerzos en la investigación/desarrollo y reducir la costeabilidad en servicios y equipos. Mientras tanto, los países del Tercer Mundo se mantienen fragmentados, no revelan similar voluntad política de acción y son manipulados bajo la presión de la deuda externa”[6].

De igual manera ocurre con los precios de los radiorreceptores digitales, extremadamente caros donde se comercializan y sin una distribución masiva. Con el tiempo las cifras deben bajar lo cual obligará a una reorganización de la estructura e infraestructura, con la salida al mercado de artefactos novedosos. Cabría entonces preguntarse, ¿existe en realidad una demanda social para la radio digital?

La primera etapa del desarrollo de un medio de comunicación es de incertidumbres y esperanzas. Por ello, aunque se pueda suponer el impacto de la radio digital en las sociedades resultan escasos los estudios al respecto. Ello puede deberse al carácter reciente del proceso y a que las investigaciones académicas sobre la radio se echan de menos.

Precisamente, el vacío teórico en torno el medio radiofónico puede desencadenar nefastas consecuencias en el campo político y social, debido a que la toma de decisiones sobre el futuro del medio puede verse limitada a los grupos de expertos en tecnología, emporios mediáticos y compañías de carácter estatal, sin tener en cuenta la esfera pública acerca de la configuración más apropiada para poner en marcha cualquiera de los sistemas de radio digital terrestre.

Si tenemos en cuenta que “cualquier tecnología se encuentra supeditada a un proceso de evolución a lo largo del tiempo, (…) y tiene un ciclo de vida propio, cuya duración es función primordial de sus características intrínsecas y del sector industrial en que se desarrolla”[7], podemos deducir que la radio digital como tecnología también evoluciona según un ciclo de cuatro fases: emergencia, crecimiento, madurez y saturación.

La fase de emergencia, según Castro Díaz-Balart (2002), “es el periodo de aparición y desarrollo incipiente de una tecnología”; la de crecimiento se refiere al lapso de mejora intensa de los rendimientos; la de madurez corresponde a la estabilización del crecimiento de los rendimientos de la tecnología y en la de saturación, la técnica llega a sus límites de rendimientos técnicos.

Teniendo en cuenta lo anterior, podemos plantear que la tecnología digital en la radio se encuentra en una fase de crecimiento, pues todavía no puede hablarse de una tecnología estabilizada ni que haya resuelto del todo los principales problemas por los que se comenzó a implantar.

 Experiencias mundiales para mirar al futuro

Aunque su surgimiento y puesta en práctica en algunos países ha sido rápido, la radio digital se expande poco a poco, pues la inmensa mayoría de los gobiernos carecen del presupuesto necesario para implantarla.

En numerosas naciones europeas, encabezadas por Reino Unido, la radio digital ha dejado de ser una tecnología para mejorar las trasmisiones, y ha pasado a convertirse en uno de los extremos de la pugna por la supremacía sobre la radio analógica. Comienza a hablarse de competencia, pero no para lograr que una emisora se legitime por el destaque de su programación, sino por la calidad de la trasmisión mediante señales digitales.

La cadena pública BBC y las emisoras privadas británicas van a la vanguardia en la lucha por el poder del espacio radiofónico digital, pero a la vez, la misma competencia ha posibilitado la expansión del sistema DAB en todo el país. Lo anterior se debe a que el gobierno británico no ha concedido nuevas frecuencias de radio digital y esto obliga a las emisoras privadas a sustituir las frecuencias analógicas por las digitales.

Sin embargo, en España, muchas cadenas de radio no están interesadas en implantar el sistema. Por ello, aunque fue uno de los primeros países del viejo continente en estrenarla, el desarrollo de la radio digital no ha sido vertiginoso. Contrario a Reino Unido, el gobierno español asignó frecuencias de radio digital con carácter nacional, regional y local. Tan sabia decisión desestimuló la competencia, pues mantuvo el status quo del contexto mediático radial.

En otras latitudes donde se pone en práctica el sistema, empresas estatales controlan las frecuencias analógicas y digitales, pero no producen programas específicos para la radio digital; solo retransmiten los mismos contenidos de las emisoras analógicas. Esto provoca que tampoco se otorguen licencias a nuevos competidores, por lo tanto las audiencias dejan de consumir la radio digital como debe ser.

La introducción del sistema HD (Alta Definición, por sus siglas en inglés) en Estados Unidos provocó que las emisoras de baja frecuencia no sean escuchadas, pues el hecho de trasmitir por las mismas frecuencias contenidos analógicos y digitales, no permite que señales débiles lleguen a los radiorreceptores.

Apostar por la radio digital es un proceso que hoy día en el mundo tiene en cuenta los intereses de un grupo pequeño con un poder hegemónico, en cuyo interior se desarrollan numerosas pugnas entre empresas globales y bloques económicos internacionales, los cuales intentan imponer tecnologías y modelos preconcebidos de radiodifusión para alcanzar ventajas dentro de la competencia.

No debe olvidarse que la radio digital surge en un contexto donde la parrilla de programación de las emisoras son casi idénticas, la industria radial tiende a concentrar la propiedad y traspasar fronteras de países en vías de desarrollo (el caso de BBC, Radio Netherlands, Radio Francia Internacional, Radio Caracol, entre otras), la calidad de audio en diferentes soportes es elevado, la telefonía celular y la comunicación inalámbrica permite que los gobiernos liberen frecuencias ocupadas por antiguas tecnologías, mieentras la radio satelital y por Internet compiten con la tradicional mediante propuestas interesantes.

Teniendo en cuenta los anteriores elementos que matizaron el surgimiento y adopción de la radio digital, vemos cómo puede llegar a cuestionarse la pertinencia de la implantación de la radio digital en las sociedades. Estos planteamientos enfrentan a grupos locales y bloques económicos. Cada país debe tener claro los beneficios y perjuicios que puede traer la implantación de alguno de los sistemas para el proyecto de nación que construye.

Está claro que detrás de la puesta en marcha de esta tecnología se mueven intereses políticos y socioeconómicos que no siempre coinciden con los de la mayoría. De ahí que las discusiones en torno a este tema se desarrollen sobre la base de cuestiones de índole técnica, ajenos a otras consideraciones.

 Bibliografía:

  • Castro Díaz-Balart, Fidel. Ciencia, innovación y futuro. Barcelona. Grijalbo, 2002.
  • Gómez Germano, Gustavo. La radio y la televisión en la era digital: oportunidades, desafíos y propuestas para garantizar la diversidad y el pluralismo en los medios. Centro de Competencias en Comunicación y Fundación Friedrich Ebert, 2007.
  • González Manet, Enrique. Impacto Social de las Tecnologías Audiovisuales. La Habana: Pablo de la Torriente, 1989.
  • _________________________. Desaparición de la onda corta y desarrollo de la radio digital. Artículo Disponible en URL: http://www.cubarte.cult.cu/paginas/actualidad/opinion.detalle.php?id=12455, Consultado el 29 de septiembre de 2010.
  • ________________________. Desaparición de la onda corta y desarrollo del audiovisual. Artículo Disponible en URL: http://www.cubarte.cult.cu/paginas/actualidad/opinion.detalle.php?id=12745, Consultado el 29 de septiembre de 2010.
  • Núñez Jover, Jorge. La ciencia y la tecnología como procesos sociales. La Habana: Félix Varela, 2007.

[1] Núñez Jover, 2007: 43.

[2] González, 1989: 9.

[3] González Manet, 2004: s/r.

[4] Gómez Germano, 2007: s/r.

[5] González Manet, 2004: s/r.

[6] González Manet, 1989: 12.

[7] Castro Díaz-Balart, 2002: 192.

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