19 de abril de 2024

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Editorial del Instituto Cubano de Radio y Televisión

Viaje al centro del Spot Motion cubano.

¿Qué tan difícil es crear un corto de animación empleando la técnica de stop motion?

¿Cuáles son los principales requerimientos de infraestructura para este tipo de creación? Animaciones multipremiadas recientemente, frutos del Departamento de Animación Corpórea del ICRT, demuestran que no es, como aseguran algunos, una técnica en desuso.

Dos cortos de animación cubanos han recibido, en menos de un año, múltiples premios, incluso a nivel internacional. Aunque relevante, el hecho pudiera escurrirse en la autopista de la cotidianeidad: el talento de nuestros realizadores cinematográficos es premiado usualmente en diversos certámenes.
Pero esta sería una certeza en parte errónea pues no fueron creadores del ICAIC (Instituto Cubano de Arte e Industria Cinematográficos) sino del Instituto Cubano de Radio y Televisión (ICRT) quienes obtuvieron los lauros. La sorpresa crece si adjudicamos la autoría a personas muy jóvenes y los ojos tal vez salten de las órbitas, incrédulos, al afirmar que la técnica empleada fue el stop motion o animación corpórea, algo así como un fósil viviente en la elaboración de dibujos animados.
Ello obligó una visita a los estudios de animación del ICRT. Pretendemos conocer  las interioridades de la producción, así como los procedimientos para la materialización de proyectos con técnicas, al parecer, no tan en desuso.
En los locales se vive un gran ajetreo. La producción de animados cobra auge por estos días y son varios las producciones que verán la luz próximamente. En medio de esta “colmena” localizamos a David Jaime, quien labora en el Departamento de Animación Corpórea.
De hablar fluido, franco, sencillo, David resume, brevemente, la historia del departamento y cómo se concibieron La última gota y La semilla, las animaciones multipremiadas.

Baste citar el primer y segundo premios obtenidos por La última gota en el festival Video Agua, de Montreal, Canadá, y en el V Foro Mundial del Agua, celebrado en Estambul, Turquía.
Por su parte, La semilla, se alzó con dos premios Rosa Elena Simeón, de la Academia de Ciencias de Cuba; el premio de Ópera Prima en el festival Por primera vez,, de Holguín; y el Premio Nacional de Animación, en el último Festival Nacional de la Televisión.
 
CASOS Y COSAS DEL TALLER

Nos encontramos en el único estudio del Departamento de Animación Corpórea. “Aquí se hacen las animaciones”, refiere David. Vemos infinidad de cables desparramados por el suelo. Un estante lleno de enseres inimaginables para animar los escenarios. Completan el reducido espacio una cámara VHS, sostenida en un trípode, y la mesa donde descansa una computadora.
Al frente, otra mesa sirve de base al escenario del corto en el cual trabajan actualmente: un profesor, vestido a la usanza de los años treinta, posee de ayudante a un travieso robot que, en ocasiones, “lo saca de sus casillas”. Ambos ofrecen lecciones sobre elementos curiosos: los cromosomas, la fabricación de billetes, la rana más grande del mundo…
Resulta asombroso constatar que en tal “localcito”, se conciba un mundo de fantasías y reflexiones. Indagamos con David sobre la técnica empleada en La última gota y La semilla:
“En ambos cortos empleamos la técnica de stop motion, conocida también como paso de manivela o cuadro a cuadro la cual se logra mediante la captura de fotografías. La concatenación de fotogramas es lo que permite asemejar movimientos de objetos estáticos. El material más utilizado es la plastilina, aunque puede emplearse, cualquier sustancia maleable y objetos más rígidos.
“La técnica de animación corpórea (TAC) estuvo muy difundida, en lo fundamental, en la zona este europea, en el antiguo campo socialista y dentro de ellos, principalmente en Hungría y Polonia. Nuestro gran vínculo con esas naciones nos influenció a la hora de realizar animados.
“Este tipo de animación la desarrollamos desde la década del setenta hasta principios de los años noventa. La TAC, en general, no es una técnica industrial como los dibujos animados o 2D, donde se agrupan grandes cantidades de personas realizando dibujos, intervalándolos, limpiándolos, intercalándolos. La TAC permite disponer de un equipo reducido: un animador, un asistente, un camarógrafo, un escenógrafo, quienes montan una escenografía y animan ahí mismo”.
Más adelante señala: “lo anterior significa mayor grado de inmediatez respecto al 2D. Concluir un minuto de dibujos animados puede demorar un mes; con la utilización de la TAC, el mismo proyecto puede hacerse en una semana”.
Entonces dicha técnica más que industria, es taller, es más artístico… nos atrevemos a decirle. Asiente con la cabeza mientras continúa: “En la TAC el animador interviene en todos los aspectos, diseña, confecciona los atrezos, la escenografía, sabe encuadrar la cámara.
“Tal desempeño integral lo favorece. Con el tiempo se convierte en un artista, pero requiere de años de trabajo. Te hablo de diez o doce años de EXPERIENCIA –recalca-; no es alguien que pueda formarse con un curso de seis meses”.
Terminar La última gota y La semilla fue un desafío, confiesa David. Con cuarenta y un años en el mundo de la animación corpórea, refiere lo difícil de apostar por una técnica considerada reliquia de tiempos pretéritos.
“Empleamos una técnica casi rupestre. En ello inciden limitaciones económicas. Te pongo un ejemplo: un estudio moderno con TAC posee cámaras con motores especiales. Se logra desplazamientos limpios pues el aparato se mueve automáticamente al tirar los cuadros. Desafortunadamente, no contamos con esos medios. Debemos hacer los desplazamientos con las manos y hacer marcaciones para no equivocarnos.
“Asimismo, existen aditamentos casi invisibles que sujetan los muñecos. En nuestro caso utilizamos hilos muy finos; no obstante, es necesario borrarlos en el proceso de postproducción, pues se notan en los fotogramas”.
A continuación, alude a la cámara de formato VHS empleada en las filmaciones, “cuando en el mundo las digitales de alta definición, con posibilidades extraordinarias, campean.
“Los materiales que empleamos actualmente son los mismos utilizados en los ochentas. Hoy en día existe silicona, gomas y polvos especiales. Al revolverlos con agua y verter en moldes, obtienes caretas, cuerpos, piernas… Esa tecnología aún no está a nuestro alcance”.

AL MAL TIEMPO… BUEN INGENIO

Pero atención, advierte: “esa precariedad ha desarrollado la imaginación y nos ha reportado obras formidables. Por ejemplo, en La última gota se utilizaron materiales de desecho, cartones, ruedas de carritos rotos, pomos plásticos, bombas de inodoros…”.
David salpica el diálogo con recuerdos un poco lejanos en el tiempo: demuestra estar entrenado en la contingencia. “Fui instructor de Artes Plásticas entre 1965 y 1966. Me mandaron a dar clases a Minas de Buey Arriba, muy cerca de la Sierra Maestra, en la actual provincia de Granma. Allí, por supuesto, no había nada semejante a la tienda habanera “La Moderna Poesía”, donde existen pinceles, pinturas. Inventar era la palabra de orden pues no había lienzo donde dibujar”.
“En una ocasión un campesino me dijo: ‘Maestro, ¿por qué no cogemos la yagua?’ ¿La yagua, si eso está retorcido? ‘Pero sirve’, me contestó. Cogió un pedazo, la metió en un río, con un par de piedras encima. La dejaron un día y al siguiente, estaba blanda. Luego la pusieron sobre una madera, la estiraron y fijaron con unos clavos y… a pintar”.
Los escollos, los “imposibles”, son un combustible para la creación genuina, asevera el experimentado realizador. “Los africanos no tuvieron las posibilidades de los europeos. Sin embargo, la escasez, la precariedad, los impulsó a emplear la madera, lo único disponible. Con ella hicieron grandes obras. Tuvieron un poder de síntesis extraordinario.
“Eso lo hace la necesidad. Hemos entrenado a los muchachos –como cariñosamente denomina a los jóvenes realizadores-, en tal sentido, a no detener la creatividad ante la carencia de productos. Ellos buscan papel, cartón, poliespuma. Después con periódicos y un poco de goma de pegar casera, crean las obras, verdaderas maravillas”.
David insiste en la labor de experimentación a fin de impulsar la creatividad, la originalidad en las propuestas, para mover el intelecto e invitar a la reflexión sobre temas álgidos de la realidad. “La técnica, más o menos sofisticada, no interesa. Ella es solo un vehículo. Lo importante es tener algo que decir, novedoso”.
A pesar de los sinsabores, matiza: “no puede obviarse las infinitas posibilidades que ofrece la computación. El stop motion fue una técnica muy inexpresiva. El propio desarrollo tecnológico ha permitido dotarla de mayor “calor”.
“Antes teníamos una cámara de cine. Tirabas los cuadros. Al final, durante el proceso de edición, si habías olvidado algún elemento ajeno en el escenario en el rodaje, había que empezar desde el principio. Ahora no. Si dejas algo por descuido, te percatas inmediatamente al ver los fotogramas en la PC. Borras el cuadro afectado y tiras rápidamente otro.
“Nuestros recursos siguen siendo precarios –añade-, pero reconocemos que emplear ciertos adelantos tecnológicos, dígase una computadora o cámaras digitales, permite extraerle más elementos al cuadro, logras más expresividad, amplitud de trabajo y de movimiento.
Como elemento significativo destaca, aunque parezca paradójico, la falta de tecnologías sofisticadas. “Como no interviene “providencialmente”, no puede opacar al realizador. El ochenta por ciento del resultado final se debe a la mano directa del hombre.
Cuando los extranjeros visitan el set, asegura David, “se asombran de que aún estemos empleando esta técnica cuando en el mundo la han abandonado. No obstante, en la actualidad algunos comienzan a echar mano de ella otra vez.
“Porque, además, han reparado en que, a pesar de moderno y con enormes posibilidades, el 3D (o animación digital) es una cosa fría
, hecho por una máquina. Cuando trabajas manualmente, el público, sea chino, africano o europeo, siente el producto más cercano, crea un vínculo muy estrecho, una comunicación especial”.

TÉCNICA VIVA PARA TODOS LOS TIEMPO

El stop motion permitió la animación de esta maqueta para la serie Claro, Clarita.

El entrevistado apenas respira. Por su boca se desborda un envidiable río de conocimientos sobre los intríngulis de una técnica asociada, por muchos, a los “muñequitos rusos”, los “de palo”, aunque la mayoría no vinieran de allá. Su discurrir da fe de que la TAC, en el caso cubano, no es solo cuestión del pasado ni quedó sepultada bajo los escombros del Muro de Berlín.
“En nuestros archivos existen más de mil títulos de animados hechos con animación corpórea. No han visto la luz más porque están en formato de cine. Por suerte, el ICRT ha destinado recursos para comprar una máquina que digitalice estos filmes. Luego serán preservados en discos mediante el sistema FICA”.
David no da tiempo a la pregunta obligada: “FICA es un sistema de preservación de películas que emplearemos cuando comience el proceso de digitalización en los archivos. Se utiliza desde hace varios años a nivel mundial, hasta, para discos compactos. Facilita la limpieza de los materiales, librarlos de polvo y humedad y sellarlos mediante un papel metálico, semejante a las sopas de antaño”.
Y añade: “Hoy día, existen casi dos generaciones de cubanos sin contacto alguno con esos muñequitos. Sería una lástima que se perdieran definitivamente El gatico Vinagrito, Marinero quiero ser, Chu chu a…, por solo citar tres ejemplos”.

David señala para la mesa que, débilmente iluminada, tenemos enfrente. Acciona un interruptor y las luces, cenitales, iluminan el rostro del profesor y su metálico compañero, de los cuales hablamos al principio. “Son los protagonistas de una serie de treinta capítulos. Con un minuto de duración cada uno, abordarán temas novedosos para la familia cubana”, manifiesta satisfecho David.
Emplearán la técnica de stop motion, la misma que antes diera vida a Piófilo y Cascarón y a diecinueve episodios de la teleserie Claro, Clarita. El casi fundador de los estudios de animación del ICRT, no quiere perder la oportunidad de demostrar el proceso de filmación en el set, la minuciosidad del montaje, la imperceptibilidad de cada movimiento. Maneja los muñecos con las manos.

David Jaime considera que independientemente de la técnica empleada, la originalidad es el factor primordial de toda creación auténtica.

“Tenemos problemas con el espacio. Este es el único set de realización disponible. Quisiéramos contar con otros locales y más cámaras. No obstante, seguiremos creando bajo el fervor de mantener esta técnica. No hemos dejado de sembrar el interés en los más jóvenes, mi relevo. Trabajamos y tenemos fe en ello. Podremos hacerlo”.

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