“Ayudar a pensar es más valioso que criticar”
El periodista Joaquín Borges-Triana, doctor en Ciencias sobre Arte y Premio Nacional de Periodismo Cultural José Antonio Fernández de Castro en el 2016, tiene una gran virtud, la fidelidad a sus amigos.
Ese valioso sentido de la amistad lo llevó a colaborar con su compañero de universidad Alexis Triana, cuando este cumplía el servicio social en Moa, Holguín, en 1988.
Alexis en Moa, Joaquín en la Habana y otros entusiastas idearon un programa de dos horas de duración para la Voz del Níquel, emisora holguinera, con la intención de conectar a los graduados de periodismo, que habían sido ubicados en distintas zonas del país y mediante enlaces, compartir con los oyentes, información y gustos musicales.
Borges-Triana desde la capital, se responsabilizó en reunir discos de rock LP (long play) con la música más novedosa del momento, la cual resultaba muy difícil de conseguir en Cuba, y también la interpretada por trovadores emergentes como Santiago Feliú, Carlos Varela, Frank Delgado y Gerardo Alfonso, quienes hasta entonces no eran promovidos por los medios de comunicación.
Joaquín transfería los discos a casette y sumaba sus comentarios, enviándolos a Moa. Ése fue el embrión de las Romerías de Mayo, evento organizado por Alexis Triana en la capital holguinera.
En los primeros años de la década del 90, crudo período especial, no se contaba con suficiente papel para las publicaciones, por lo que Juventud Rebelde deja de ser un diario y pasa a imprimirse semanalmente. Varios periodistas crean en Radio Rebelde un espacio dominical, nombrado Rebelde en Rebelde. A esta idea, Joaquín aportó música y comentarios, como continuidad de su columna en Juventud Rebelde: Los que soñamos por la oreja.
Sobre 1993, Borges-Triana integra el proyecto semanal gestado en Radio Ciudad de la Habana, Todo terreno S.A, dirigido por Carlo Figueroa, notable realizador radial, hoy director de la Casa de la Guayabera, en Sancti Spíritus. A él se unieron profesionales que en dos horas hacían comentarios y entrevistas realizadas por Mayra Beatriz Martínez, Mario Masvidal y Joaquín. Ellos invitaban a destacados artistas, investigadores de las ciencias sociales y funcionarios de la cultura.
¿Cómo recuerdas esa experiencia?
Fue muy gratificante y durante el tiempo que duró resultó una experiencia interesante, fue una manera inusual de hacer radio, pues al contar con una filóloga, un lingüista y un periodista, que era yo, confluían perspectivas plurales dentro de las ciencias sociales. Existía una información previa, pero las entrevistas se realizaban sin guión.
El espacio fue bastante escuchado. Al concluir parte del equipo pasó a Radio Metropolitana, allí me inicié como director de una revista dominical de 7:00 a.m. a 12 M. Fue complejo darle contenido a una propuesta de cinco horas al aire, continué realizando esa labor dos años, junto a figuras como Mario Masvidal, Gustavo Arcos y Cary Duránza.
Además de continuar con varios proyectos, entre ellos, las colaboraciones con El Caimán Barbudo, libros de su autoría, estudios de maestría y el doctorado ¿Mantuviste el vínculo con la radio?
Sí, retomé mis comentarios en Radio Metropolitana, en los espacios A propósito y Melodías en el tiempo. El último que mencioné era un programa diario de una hora, de lunes a sábado, especializado en crítica musical, conducido por Humberto Manduley, al que sustituí de manera intermitente y después de forma absoluta, hasta que discrepé con la dirección de la emisora y me fui con mi música a otra parte, en el 2012.
¿Actualmente continúas colaborando con el medio radial?
Desde hace algún tiempo participo en una propuesta de Habana Radio, promovida por el Centro Pablo de la Torriente Brau. Se trata del espacio En el Centro, donde llevo la sección Trova adentro, referida a este género.
Has asumido diversos programas en vivo ¿Qué retos supone este modo de hacer?
El reto siempre es el mismo, las dificultades técnicas que puedan surgir de repente. Ante cualquier imprevisto, hay que tener la capacidad de improvisar con la suficiente información y cultura para evitar el bache, por lo que es decisivo que el locutor, comunicador o hablante, que es lo que soy, pueda salir airoso, con un amplio dominio del tema. Es necesario tener cultura y mucha información, lo cual, en mi modesto criterio, son deficitarios en estos días.
¿Qué temas prefieres investigar?
Me motiva trabajar con esos artistas, que no están en la cresta de la ola y se encuentran ubicados en los márgenes, divulgar las estéticas emergentes, no favorecidas. Puedo mencionarte, por ejemplo, determinadas maneras del jazz como el jazz fusión o el free jazz, también el rock in oposition o el metal extremo. Géneros que después pasan a integrar las corrientes principales, porque esa es la dinámica de la cultura. Siempre este ha sido mi objeto de estudio, tanto en mi trabajo periodístico como en mi labor investigativa y académica.
Has realizado análisis sobre música desde finales de los años 80, ¿Sigue siendo necesaria la crítica cultural?
Creo que las personas son libres de consumir el producto cultural que les satisfaga. Para mí lo que tiene sentido en estos momentos es motivar a la gente a pensar en los fenómenos socioculturales que el arte expresa, trasmitir información y sentido selectivo de ese contenido. En mi opinión ayudar a pensar, es más valioso que criticar.