29 de marzo de 2024

envivo

Editorial del Instituto Cubano de Radio y Televisión

El regreso de las palabras

En lo referente a la salvaguarda de nuestras figuras culturales cimeras y sus obras, resulta muy grato incluir el libro Palabras que regresan, de la autoría de Roberto Rodríguez Méndez
Libro Palabras que regresan

Libro Palabras que regresan

En más de una ocasión, desde estas páginas, hemos insistido en la importancia de la preservación de la memoria. Saber quiénes nos anteceden, qué hicieron y cuáles fueron sus legados al presente, resulta una necesidad vital. Si no sabemos lo logrado, la historia y los cimientos con los que contamos, resulta difícil avanzar y alzar nuevas sendas. Por ello cada registro desde el cual miramos al ayer, resulta una enseñanza indispensable, valiosa, para marchar hacia el mañana.

Así que, en ese acápite de la salvaguarda de nuestras figuras culturales cimeras y sus obras, resulta muy grato incluir el libro Palabras que regresan.

El título, bajo la égida de la editorial En vivo, es de la autoría de Roberto Rodríguez Méndez. Entre otros lauros, Rodríguez Méndez ostenta los premios de poesía David, en 1971, y Regino Pedroso, en 1997, así como el Premio Caracol, en la especialidad de Guion Histórico, otorgado por la Unión de Escritores y Artistas de Cuba. Aparte de contar con más de una docena de libros publicados, el autor es poeta, escritor, periodista, director de programas radiales y profesor de dramaturgia aplicada a la radio. Ahora nos ofrece un texto donde lo vivido y lo hecho, desde la voz de sus protagonistas, llevan la batuta de la narración.

“El lector tiene en sus manos un libro de intimidades que recrea la necesaria historia que habrá que seguir develando para bien de la cultura cubana.” Tal explica la nota de contratapa, estas páginas propician un acercamiento, cercano, cordial, a un buen número de personalidades y momentos del devenir de la radio cubana. Las anécdotas, las entrevistas, la suma de esa memoria plural que deja asentado el recuerdo de ayer, conforman el menú de esta edición.

Los terrenos del volumen se parcelan bajo varias secciones. Comienza con Pasión que permanece, donde hay un muy personal acercamiento a la radio cubana, en específico desde los recuerdos del autor, asociado a varias emisoras. La presencia de Radio Reloj, la evocación a esa voz inolvidable de Violeta Casals, la radio en mayúsculas y venas adentro, recorren las páginas.

Luego llega Un día, otro día. Aquí alternan las viñetas, las remembranzas y las voces de diversas personas entrañables, tanto para el autor, como para la radio nacional. En apretado pase de lista, resaltan los recuerdos asociados a las figuras de Gina Cabrera, Félix Pita Rodríguez, Miguel Navarro, Sol Pinelli, Lino Betancourt, Armado Soler, Jesús Orta Ruíz (El Indio Naborí) o Celia Sánchez, entre otros. Aquí prevalece la anécdota, el retrato tranquilo o inquieto de cada persona, la memoria que vuelve, el dibujo del escritor desde sus propias vivencias.
La otra sección se titula De la radio y otras cosas. Este espacio resulta ser un escenario de preguntas y respuestas. La entrevista señorea estas páginas y destacan aquí varios nombres con destaque en su labor dentro de nuestro devenir cultural. Lo mismo por escrito, en conversación directa, que en un improvisado refugio de portal en aguacero, son las voces de los entrevistados las que trazan las sendas de este territorio.

Por solo hacer un incompleto paneo, aquí están las ideas de Ernesto Daranas, Ángel Pérez Herrero, Rolando Aniceto Ramos, Georgina Herrera, Argelio Santiesteban, entre varios más. La escritura, el periodismo, el cine y, casi huelga decirlo, la radio, son algunos de los parajes que recorren estos diálogos.
Como cierre, llega El misterio que permanece. Más entrevistas, pero ahora, quienes responden son figuras cuya impronta en diversas ramas de la cultura cubana reclama siempre combatirles las emboscadas del olvido.

Destacan, sin agotar todos los nombres, desde la escultura de Jilma Madera; la novelística de Gustavo Eguren; la trunca ejecutoria de un Rufo Caballero; la escritura de Pablo Armando Fernández; los escenarios de Héctor Quintero y hasta el repaso (contado en una suerte de fantasmagórica remembranza por su más cercano compañero el tenor Pedrito Fernández), de la obra del maestro Ernesto Lecuona. Por supuesto, detrás de todas las palabras, suena omnipresente la radio.
Hay un repositorio de válida memoria en las páginas de este volumen. La historia y los artistas que preserva, pueden todavía aportarnos mucho valor y saber. La invitación a la lectura de Palabras que regresan queda hecha.

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