19 de abril de 2024

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Editorial del Instituto Cubano de Radio y Televisión

Elena Burke: música y vida

Recordamos el fallecimiento de Elena Burke, este 9 de junio, una de las más valiosas cantantes cubanas

Elena Burke

Pareciera que Elena Burke suele asomarse cada vez que se le nombra. Su jovialidad contagiosa es el primer rasgo que hace amena cualquier conversación sobre su vida y obra. Se le recuerda así, alegre, desenfadada, libre, ajena a la muerte, tal vez porque creía que esta solo vencía a aquellos temerosos de su persistencia, advirtiéndole que de ella no quería saber absolutamente nada.

Vivió intensamente cada minuto, como mismo expresaba en las canciones. Todo parece indicar que para Burke vida y canción tenían el mismo sentido: una era el complemento perfecto para la otra. Su “gózalo que la vida es esa” fue más que una expresión, se convirtió en su himno y en su bandera para disfrutar del amor, mudarse de una casa a otra o marcharse para no volver jamás, cuando el cariño esperado había cruzado la senda contraria.

Lo cierto es que el 9 de junio de 2002 no se le vio más. Queda solamente los tantos videos registrados en distintos programas de televisión y de su presencia —siempre necesaria—en la radio de casa.

Era difícil seguirla por su rapidez de pensamiento. Así la describe su eterna amiga, la promotora cultural Nisia Agüero, quien estuvo presente en los momentos felices de Elena y también en los tremendamente complicados. La Agüero sigue agradeciendo aquella sonrisa pícara de Burke para evadir cualquier respuesta o situación comprometedora.

Cuando llegaba la hora de interpretar, a Elena le interesaba la perfección, aunque es justo reconocer su amor por la cocina, que seguía a la música en materia de preferencias. Tal vez por eso, entre sazones y probaditos, repetía y repetía la frase hasta que la melodía respondiera exactamente a su manera de interpretarla.

Su voz única e inconfundible ha devenido en símbolo de la música popular cubana. La señora sentimiento cantó cuanto quiso y cómo quiso. La confianza en aquellos aún nombres desconocidos como Pablo Milanés y Silvio Rodríguez y Juan Formell denotaba uno de sus rasgos esenciales: la capacidad de reconocer lo bueno en donde quiera que creciera.

Verla en un espacio estelar del entonces Canal 6 como Juntos a las nueve o escucharla en el programa nocturno A solas contigo en Radio Progreso como conductora e intérprete, además de disfrutarla como parte de la banda sonora del popular Una novia para David, son verdaderos ejemplos de lo que significó Elena Burke para la cultura cubana.

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