Era de los músicos para quien no existían limites en la interpretación”
Armando Zurbarán Mendoza estudió derecho por complacer a sus padres, quienes soñaban con tener un hombre de leyes en la familia, pero su gran pasión fue la música, de manera tal que, luego de graduado, colgó el título en la sala de su casa y sin perder tiempo volvió a la trompeta.
Con 86 años de edad recién cumplidos el 30 de septiembre, Zurbarán trabajó con la orquesta Riverside, el Conjunto Sandy y con la Banda de Benny Moré. Siempre ejerció como trompetista, ya para entonces había ganado mucha más experiencia y conocimientos. Fueron años de continuo, con presentaciones en cabarets y actividades bailables.
De esa época recuerda su tránsito por el Hotel Internacional de Varadero, El Capri, Habana Libre, Hotel Nacional y el cabaret Tropicana, así como las múltiples giras en el extranjero. Precisamente, fue en Tropicana donde estuvo con la orquesta de Armando Romeu, bajo la batuta del eminente director.
En su andar ininterrumpido acompañó a notables artistas, cuyas voces llenaron las noches bohemias de una Habana, que no dormía bajo la buena música y los estilos de sus mejores exponentes.
Armando comenzó a trabajar con la orquesta de la emisora CMQ en colaboraciones televisivas y tiempo después con la orquesta del ICRT, encargada de acompañar a nuestros artistas en concursos musicales, entre ellos, las múltiples ediciones del certamen Adolfo Guzmán y otros eventos donde se necesitaba apoyo orquestal.
En la orquesta de ICRT confraternizó con compañeros inolvidables como el director de esta agrupación, Miguel Patterson y el guitarrista Rey Montesinos.
¿Cómo recuerda su paso por la orquesta del ICRT?
En la televisión me sentí muy bien y nunca me interesó ser radialista ni trabajar en otro puesto que no fuera músico, estar entre violines, guitarras y otros instrumentos.
Tuve la posibilidad de ligarme a otros formatos musicales mucho más pequeños, recorrer la Isla y salir al extranjero. Fui un trompetista reconocido y respetado por mis compañeros, por los artistas a los que acompañé durante más de medio siglo y por la población.
En la misma medida también fui muy bien cotizado por mis conocimientos. Era de los músicos para quien no existían limites en la interpretación. A veces me llamaban y aun sin estar familiarizado con las partituras me enganchaba rápido, me montaba en ella y pa’ lante. Lo que se llama músico a primera vista o de grandes habilidades, por supuesto, eso me lo dieron los años y la experiencia.
¿Qué ritmos prefiere interpretar?
De la arena internacional siempre sentí gran atracción por el jazz norteamericano, con frecuencia lo escuchaba y a través del estilo elevé mi acervo cultural. En cuanto a mis preferencias musicales cubanas, admiro mucho el trabajo de los trompetistas Luis Escalante, Nilo Argudín y Jorge Varona, entre otros de igual calidad.
¿Cuántos recuerdos guarda de su paso por el ICRT?
Quizás más del 90 por ciento de mis recuerdos se relacionan con el Instituto y su orquesta, allí permanecí la mayor parte de mi vida. Los pasillos y estudios del ICRT fueron mi casa, los miembros de la orquesta mis hermanos y los más jóvenes mis hijos. Todos nos queríamos y respetábamos como una gran familia.
¿Qué reconocimientos atesora de su paso por esa agrupación?
Varios pues, en un lugar donde se te considera y reconoce, siempre recibes valoraciones que exaltan tu trabajo.
El 24 mayo de 2009 recibí el diploma que me acredita como Artista de Mérito de la televisión cubana. Fue algo que me llenó de orgullo y sentí que a mi familia también. Cuando llegué a la casa, enseguida mi hija, que me acompañó a la ceremonia de entrega, buscó un marco y colgó el diploma junto a otros, en el lado más visible de la sala.
¿Esperaba el reconocimiento?
No porque nunca trabajé por reconocimientos, cuanto hice y aún hago es por amor, pero sí me gustó recibirlo, pues es expresión de que mi trabajo y mis esfuerzos no fueron ajenos a los demás.
¿Cuánto ha representado su familia en el éxito de su trabajo?
En lo relacionado con mi trabajo, puedo asegurarte que sin mi familia no hubiese alcanzado los éxitos acumulados, ni hubiese sido un hombre feliz y bien realizado.
¿Qué hace en estos tiempos de pandemia?
Lo que hace un hombre que acaba de cumplir 86 años de edad, cuidarme para sobrevivir a este virus que ha causado tanto dolor a cientos de familias cubanas y seguir amando la vida, porque es lo más preciado del ser humano tenga la edad que tenga.