28 de marzo de 2024

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Editorial del Instituto Cubano de Radio y Televisión

“Hay que aprender a escuchar”

Vivencias y pensamientos de Rogelio Martínez Furé, Premio Nacional de Literatura 2015
Rogelio Martínez Furé

Rogelio Martínez Furé

Fuente inagotable de sabiduría, este griot acriollado disfruta compartir todo lo que sabe. Narra las más hermosas historias de la humanidad, canta, escribe, traduce, investiga, conserva en su memoria privilegiada cientos de relatos orales de varias civilizaciones y los obsequia con la modestia propia de un hombre humilde interesado por lo humano y lo desconocido.

“Soy río y puente, pero jamás frontera”, dice Rogelio Martínez Furé (Matanzas, 1937), a quien se dedica la vigésimo quinta edición de la Feria Internacional del Libro junto a la poeta Lina de Feria.

Erudito dotado de talento contribuye al redescubrimiento de valores éticos, estéticos, caminos transitados y por conocer.

En proyectos, libros, artículos, conferencias, talleres, clases magistrales, registra datos históricos, mitológicos, religiosos, etnológicos, sociológicos, revitalizadores de su obra.

Ha merecido varios reconocimientos, entre ellos, el Premio Nacional de Danza 2002, el Premio Nacional de Investigación Cultural 2001, las Órdenes Félix Varela y Carlos J. Finlay, el Premio Maestro de Juventudes, el José White, de Música, y Rafael Alberti, de Poesía.

Eterno aprendiz de la vida, apasionado de la oralidad, reconoce ser un fiel oyente de CMBF, Radio Musical Nacional.

“Esta emisora es de gran calidad, actualiza sobre la música contemporánea y la ópera, uno de mis géneros preferidos. Colecciono música del mundo de todas las épocas. Muchos programas radiales propician el conocimiento de compositores, intérpretes y tendencias. Hay que aprender a escuchar lo más valioso de las culturas. Soy un producto de identidades, que me conforman durante siglos, por ello tengo gustos universales”.

Recuerda la experiencia con el grupo Oru, fundado junto a Sergio Vitier y otros músicos relevantes.
“Con el fonograma Oru: ritual y fiesta de lo cubano, obtuvimos un Premio Cubadisco en 2008. Se escuchó hace algún tiempo, tuvo una venta extraordinaria en Cuba y varios países”.

Furé distingue el aché de la palabra, sus atmósferas, sonidos parlantes.

“Hace varios años compuse música para la radionovela cubana Mi tío el empleado. Profundicé en la escritura del autor y en el período histórico de la obra”, advierte.

Según considera, “los actos creativos convergen en un fin: el trabajo. Tanto la Radio como la Televisión exigen una intensa labor creativa. Ideas, conceptos, saberes, no se improvisan, demandan investigaciones, esfuerzo, disciplina, como todo en la existencia.

“Las tradiciones requieren investigaciones sistemáticas, para desarrollarlas se necesitan conocimientos. El artista que no haya estudiado en el conservatorio música renacentista, barroca o clásica, de ningún modo puede lanzarse a experimentar. Lo mismo ocurre con la danza, quienes desconocen las tradiciones, inventan, lo único que logran es un disparate”.

Desde niño estuvo en medio de componentes de la idiosincrasia cubana. “Convivíamos en la misma zona, gallegos, mexicanos, chinos, jamaicanos, dominicanos, norteamericanos y, por supuesto, nosotros, los descendientes de lucumíes, congos, carabalíes, ararás, iyesás.

“Me crié en la cuadra donde vivió Miguel Faílde, el creador musical del danzón, por allí pasaban comparsas, pregoneros, cantantes de punto guajiro, vendedores de frutas del Valle de Yumurí; unos y otros sonaban en el espacio familiar, al cual pertenecían mis abuelos, quienes eran miembros del bando azul de una sociedad de rumba, fundada en Matanzas en 1911”.

Con oídos atentos aprehende un acervo cultural y artístico, “lo traslado a textos escritos como oratura, en ellos integro cantos, recitativos y la participación popular, condición indispensable para la verdadera fiesta.
“Suelo entonar canciones y melodías junto a mi hermana, Gilda Nilorta, una médica aficionada al arte”.
Lector voraz desde edades tempranas, mantiene este hábito “esencial en la formación desde edades tempranas”.

Múltiples experiencias lo nutren. Destaca la formación como folclorista junto a María Teresa Linares, Issac Barrial, Agustín Pí, Manuel Moreno Fraginals. “Del maestro Argeliers León recibí presupuestos musicológicos, posiciones ideo-estéticas y teórico-metodológicas. Este legado favoreció la labor profesoral, iniciada en 1961, en el Primer Seminario para Instructores de Arte, en el hotel Habana Libre”.

Para Furé son imprescindibles la sedimentación de técnicas y saberes sobre Dramaturgia recibidos en el Teatro Nacional, la fundación del Conjunto Folclórico Nacional y del sábado de la rumba.

Disfruta contribuir al mayor conocimiento del África verdadera. “Existía ignorancia casi absoluta existente sobre ese continente múltiple, es uno y cuna de civilizaciones. Le dedico varios libros, entre ellos, Poesía anónima africana, Diálogos imaginarios, Diwán, Poetas de lenguas africanas, y el más reciente, Pequeño Tarikh, un diccionario de poetas africanos, el cual tiene más de treinta mil entradas de voces en 90 idiomas.

No existe otro país de lengua española que haya publicado tanta literatura de esa región del mundo como Cuba”.

Celebra la inclusión del Seminario Internacional 130 Aniversario de la abolición de la esclavitud en Cuba como parte esencial del programa de la Feria del Libro.

“Aún queda mucho por investigar, sobre todo en el aspecto histórico respecto a la participación de africanos y descendientes en las luchas libertarias del siglo 16, en movimiento de rebeldía de indocubanos, de africanos que se unen y fundan los palenques dando origen a siglos y siglos de cimarronaje.

“Espero mayor avance en estos estudios, y que se relacione nuestra historia con la del gran Caribe incluidas sus tierras y sus islas. Debemos seguir indagando para conocernos mejor sin chovinismo ni xenofobia.

“Soy un eterno cimarrón, en el sentido de mi inconformidad con injusticias sociales. No podemos quedarnos pasivos ante las discriminaciones que asolan al mundo.

“Mi literatura es hereje, cimarrona en forma y contenido. Iconoclasta de normas y preceptos, los cuales legitiman y congelan, a veces, lo que se escribe.

“Las personas deben tener una cultura que les permita sentirse herederas y responsables de las tradiciones del universo. Defiendo este pensamiento en libros, presentaciones, encuentros, conferencias. Mi mayor satisfacción es compartir vivencias y hallazgos con todos los humanos”.

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