28 de abril de 2024

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Editorial del Instituto Cubano de Radio y Televisión

Janet Feliciano, fiel enamorada de la musicalización

La vocación de la radialista y profesora Janet Feliciano García le ha permitido llevar a la par ambas pasiones, aunque ha sido la musicalización la especialidad que le enamoró.
Janet Feliciano

Janet Feliciano

La vocación de la radialista y profesora Janet Feliciano García, desde muy jovencita se centró en los Medios Audiovisuales. Con esa mirada en el futuro, ingresó en el Instituto Politécnico “Osvaldo Herrera” en la especialidad de Sistema de Audio, en Radio y Televisión.

Las buenas calificaciones la colocaron en el taller de la entonces Dirección de Radio de la capital para hacer las prácticas docente y allí tuvo el apoyo de especialistas del ramo.

“Aprendí muchísimo, y conocí cómo garantizar la calidad de los programas, desde lo técnico. Con la tutoría de Mayito Hernández, hice mi tesis sobre una adaptación a una consola PKP,  con ella obtuve la máxima puntuación”, acotó Feliciano García.

¿En qué emisora  iniciaste tu vida profesional?

En el año 1991 entramos tres jóvenes a Radio Cadena Habana: Idania Martínez Grandales, como locutora, y su hermano Omar y yo como técnicos, pero el Jefe de taller no creyó en mis posibilidades para ocupar una plaza de ese tipo por ser mujer.

El rechazo fue frustrante; pero lejos de derrotarme me dediqué a estudiar al detalle el trabajo de los realizadores de sonido Alfredito Martínez, Juan Alberto Díaz Basabe, Cira María Ugarte y Ana Gloria Noriega, quienes determinaron enseñarme.

De este modo aprendí pormenores inherentes a las tareas de la  cabina, edición y grabaciones; la primera actividad que asumí en este medio fue realizadora de sonido.

¿Cómo describes tus primeras experiencias como realizadora de sonido?

Como las de todos los principiantes, llena de nervios e inseguridades, y con el criterio de no poder continuar. Recuerdo que sustituí a una editora de primer nivel, en un espacio dirigido por Jesús Ángel Madruga. Me tardé, más de diez horas en la edición de aquellos programas,  ¡una barbaridad! Tuve la suerte de tropezar con profesionales de marca mayor; ellos nunca me desalentaron…creyeron en mí.

Y en labores de transmisión ¿cómo te fue?

Cuando dominé la edición cubrí unas vacaciones en cabina de trasmisión, sin tutores al lado. Te confieso que en más de una ocasión sentí deseo de hacer como dice una canción de Silvio Rodríguez, “Soltar todo y largarse”, pero tenía un compromiso moral con todas aquellas personas de prestigio que me dedicaron tiempo. Un día me dije: “haré de mi nombre un crédito que suene como un elogio al sonido”.

Sin darme cuenta poco a poco salieron al aire puestas cada vez más perfectas mientras descubría  en la realización un proceso en el cual debes conocer la banda sonora de cada espacio, responder a la dinámica de los programas y  crear un clima de familiaridad entre los integrantes del equipo.

El realizador debe descubrir los presupuestos estéticos y emocionales del director y de los locutores. Ello ayuda a su formación y facilita  el control cuando algo no sale bien. Esto permite dominar las ansiedades y asumir con mejor entendimiento las órdenes de mando.

¿Qué otros elementos deben caracterizar a un realizador de sonido?

Saber poner en contexto su cultura general integral  para aportar, sugerir e enriquecer esa puesta radial, desde el sonido. Este es el último aspecto a desarrollar y está en dependencia de los conocimientos personales y del medio.

Así de a poco maduré en esta actividad con el auxilio  de Leyanis Rodríguez, José Pendás, periodista y director de programas informativos, de Eduardo Rizo, Rafael Espino Blanco, Milvia Zapata Patterson, Albertico Hernández, Justino Díaz, y Fidel González Castro entre otros. Agradezco también a los locutores Roberto Hernández, Mayda González,  Odalys Pimentel,  Farray Pis, René González Dussac,  Niro de la Rúa, y Yamileth González.

¿Dentro de tus desempeños en la radio a cuál accediste con mayor facilidad?

La grabación de programas dramatizados, a pesar de ser una de las actividades más complejas y al mismo tiempo de mayor  concentración. En esta especialidad conté una vez más con el auxilio de Juan Alberto Díaz Basabe, quien también me enseñó, los secretos de la grabación musical, a través del “Guateque”, dedicado a la música campesina, con el Conjunto Palmas y Cañas.

Con él aprendí a colocar los micrófonos para cada instrumento, hasta establecer de manera eficaz el balance del nivel y la grabación en sí misma.

En este apartado (grabación) trabajé todos los géneros. Los humorísticos: Saladitos y Cosas que pasan, Relatos (con corte de cuento radial) el Teatro, y el unitario de terror “Pasos en la oscuridad”.

Me enamoré de la musicalización y bebí de la sapiencia de Eduardo Martínez, Salvador Virgilí, y Leonardo Basabe, hermano de Juan Alberto.

Iván Pérez y Néstor Camino fueron, baluartes en mi formación como musicalizadora. Devinieron en amigos y consultantes profesionales y al mismo tiempo, en colaboradores. Iván fue mi tutor de arte, en la tesis presentada en la Facultad de Comunicación de los Medios Audiovisuales donde alcancé el título de Licenciada en la especialidad de Sonido, y Néstor el oponente.

Con la tesis demostré que en la Radio se podía hacer animación, al transpolar  la técnica de cine a la realización radial.

Lo expuse con el  Radio Teatro, “Seré extranjero” dirigido por mí: en una versión de Los Mangos de Caín de Abelardo Estornino, la adaptación fue de Joel Bello con la asesoría de Carmen Puga.

Por todo lo antes dicho considero al medio radial como la catapulta de mis proyecciones profesionales, y a la vez el perímetro para crear  un extenso banco de música, atmósferas y efectos.

Otros desempeños radiales.

Antes de terminar la universidad me formé como directora de programa, me especialicé en la dirección de infantiles y dirigí espacios dramatizados. Con ellos obtuve lauros, provinciales, nacionales, menciones y Premio Caracol.

Emisoras en las que trabajaste.

En varias del circuito capitalino dentro del Sistema de la Radio Cubana. No por inestabilidad, sino porque en su momento hicieron proyectos de mi interés. En Cadena Habana trabajé por casi 25 años ininterrumpidos, en Radio Metropolitana, asumí la codirección de la Revista Informativa y de facilitación social “Novedades”. Luego el noticiero infantil “Para un príncipe enano” que era un proyecto naciente para el cual creé el nombre, la banda sonora y dirigí la locución de los pequeños hasta la desaparición del espacio.

En Radio Ciudad de la Habana estuve a la cabeza de la revista informativa y en Radio Progreso de su similar RP 105. En la actualidad me mantengo en Radio Metropolitana en la codirección de la Revista Informativa Novedades y de la dirección del Noticiero “De Buena Tinta” mientras en Taíno, codirijo la Revista Informativa “Temprano”, y escribo, dirijo y musicalizo los espacios Efemérides y Arte y Folclor.

¿Cuánto aportó a tu crecimiento profesional el tránsito por diferentes emisoras de la capital?

Me permitió conocer a fondo el universo expresivo del medio y relacionarme de forma directa con otros radialistas. Con ese cúmulo de experiencia y las herramientas de la universidad matriculé en un curso de habilitación para escritores y guionistas, como otra de las maneras  de aportar al medio. Disfruto mucho contrastar fuentes, investigar para cada proyecto de guión. Desde hace años colaboro con la Emisora COCO, el periódico del aire, en la elaboración de los guiones de la Revista Cultural variada De tarde en Tarde.

¿Cuándo te incorporaste al mundo de la enseñanza?

Recuerdo que no había quien asumiera el rol, pero como todos sabían de mi disposición para cualquier cometido llegaron a mí con la propuesta. En principio dudé, pero fue tanta la insistencia que acepté.

El día de la verdad llegó; me paré en medio de aquel teatro lleno de jóvenes y no tan jóvenes y me dije: “voy a mí”. Fue una sensación increíble. Descubrí cuanto placer despertaba en mí transmitir conocimientos, mantener la atención e intercambiar con aquellas personas.

En la segunda o tercera clase me sucedió algo inesperado. Mi vista tropezó con la mirada atenta de dos alumnos. Quedé muda; ante mi actitud, uno de ellos impulsó unos aplausos y reaccioné. Me disculpé con los estudiantes y les comuniqué la presencia de dos prestigios docentes, y de pronto yo allí de atrevida dándoles una clase. 

Resultó ser un matrimonio de educadores, ambos me dieron clase en el Preuniversitario. Cuando el encuentro terminó, ella se acercó a mí y me dijo: “mi niña impartes clases con pedagogía, te felicito” y me dio el truco de hacer cuarta pared, mirar a una sola persona, como mecanismo pedagógico de la comunicación en público para impedir impresiones.

De entonces a la fecha llovió tanto que no recuerdo las graduaciones protagonizadas como profesora instructora de sonido, aunque no olvido  las satisfacciones recibidas.

¿Qué materias enseñas en el Centro de Estudio?

Estoy categorizada como Profesora Instructora Principal, en la especialidad de sonido no solo para habilitar sonidistas, sino también para formar a directores, urgidos de una formación integral. A estos últimos también les imparto nociones de musicalización.

¿Qué representa para ti enseñar?

Es una actividad de aprendizaje siempre creciente, en ambos sentidos. Los más avanzados escudriñan en la literatura y preguntan detalles que  te obligan a profundizar Otros al hacer una interpretación errónea te exigen buscar vías más entendibles para el manejo de los contenidos.

De manera general para mis estudiantes se abrieron múltiples horizontes y sin dejar la realización de sonido, devinieron en escritores y directores de programa, lo cual resulta orgullo perenne para cualquier maestro.

Proyectos inmediatos.

El estudio y la investigación son una constante en mi trayectoria profesional e intelectual. Lo más inmediato es culminar la Tesis de maestría que cursé en la Facultad de Comunicación de la Universidad de la Habana como maestrante en Ciencias de la Comunicación.

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