27 de julio de 2024

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Editorial del Instituto Cubano de Radio y Televisión

Keinter Lafargue: desde la CMKS a la COCO

Entrevista con el radialista y locutor Keinter Lafargue, de la emisora radio COCO

Desde la región oriental de la Isla arriba esta voz que hoy distingue a la emisora Radio COCO: Keinter Lafargue, profesional que alterna su labor de comunicar con la asesoría y la dirección. Lafargue, como todos le conocemos, es un profesional de pocas pero precisas palabras a la hora de defender sus criterios y, sobre todo, aquellos sueños con los que crece cada vez como profesional y hombre de bien.

Cuando habla de la radio antepone a su experiencia la de muchos referentes de trabajo que le han convertido en quién es hoy. No obstante hacerlo saltar por encima de su reconocida sencillez nos regaló la oportunidad de conocer detalles de su trabajo por más de diez años.

A propósito de sus inicios rememora: “Llegué a la radio como el simple jovencito que le gustaba mucho el medio. Mi primera experiencia fue un espacio juvenil que se grababa y salía al aire los domingos en la CMKS de Guantánamo, Radio Trinchera Antiimperialista”.

“Debo decir verdaderamente que nunca fui de los alumnos más aventajados en el curso de locución, lo cierto es que me gradué de Licenciatura en Derecho y paralelamente con ello egresé del curso de locución, me mantuve en esta emisora en la cual lo aprendí todo lo que sé del medio”, reconoce.

“Indudablemente fue la oportunidad de un intercambio diario y completo. En ese tiempo veía trabajar y me nutrí de todo, especialmente para mi desarrollo como locutor fue un referente indispensable el quehacer de Odalys de la Rosa, una gran maestra. Igualmente había periodistas, de los cuales me interesaba la manera de enfocar las noticias u otras informaciones en general, directores, realizadores de sonido de los que aprendía con solo verlos desenvolverse” añade Lafargue.

“En la propia emisora CMKS me hice director de programas y aunque no tengo documentación de sonidista, es una especialidad que aprendí in situ y agradezco mucho a Edito Rosabal y Alberto Varó González. Cada vez que yo grababa un programa allí estaban ellos como grabadores o editores, y yo me los comía a preguntas, a veces los volvía locos, pero gracias a ellos aprendí la complejidad del sonido”.

¿La tenacidad convirtió a Lafargue en director de programas?

El primer espacio que dirigí fue un noticiero resumen de diez minutos, se llamaba Punto final, ya no existe. Y recuerdo que no me gustaba asumir espacios informativos ni como locutor ni director, pero al llegar a La Habana parece que la vida dijo: “el que no quiere caldo le dan tres tazas, y en lo primero que me desempeñé en la capital, hasta el día de hoy, son los espacios informativos. Son mi vida: adoro esa inmediatez.

También en la emisora guantanamera dirigí el programa En vivo, de mucho rating, con una sonoridad totalmente diferente que, incluso, la encargué. Salía los domingos a las 12 del mediodía, no sé si se mantiene al aire. Era una mezcla de información de farándula, música actualizada. Recuerdo que trabajaba toda la semana para ese espacio y allí compartí con colegas estupendos como Dianelys Brito y Guillermo García. Fue, por entonces, mi gran reto al ser un espacio que ideé, formé y ganó rápidamente la aceptación de la gente.

¿Cómo sucedió el tránsito desde Guantánamo a La Habana y luego a Radio COCO?

Radio COCO para mí es muy importante, de hecho, pasé por otras emisoras antes de trabajar en ella, y puedo decir con satisfacción que he intervenido en gran parte de su programación como director precisamente. Ha tenido mucho que ver con mi formación, porque gracias a Radioarte cursé la especialidad de asesoría y actualmente me desempeño como tal en la COCO.

Es una emisora referente a nivel nacional, aun cuando pertenece a la red de emisoras capitalinas, pero al nombrarla la gente dice la emisora de los Industriales, pero a la par es escuela y referente de la narración deportiva en nuestro país; es una emisora plena de historia, así que desempeñarme en ella es una genuina mezcla de responsabilidad y orgullo.

Locutor, asesor, director, ¿cómo complementar cada uno de esos roles?

A veces parece ser muy difícil, pero no lo creo porque cada rol justamente complementa al otro. Me organizo y de lunes a sábado dirijo programas, los sábados hago locución en horario nocturno y asesoro un programa que se transmite los domingos a las 9:00 a.m. que se titula Antena musical, además de ser el asesor del espacio De joven a joven, como su nombre lo indica un programa de corte juvenil que sale al aire el sábado a las 6:30 p.m. Todas estas acciones las organizo y defino un tiempo para cada una.

La revista informativa y de facilitación social Primera plana es la que inicia todo este conjunto de programación, desde muy tempranito y asumo la asesoría de los espacios semanales. Dirijo el espacio Guitarra en mano, que se graba los martes y así cierro una cierta dinámica que al concluir la semana veo que fluye.

A cada programa en que intervengo le dedico su tiempo de preparación y coordinación, porque una vez que salgo de la emisora comienza la otra parte de la vida, que es la más personal y todo se puede. En la casa puedo asesorar y de hecho idear proyectos, pero procuro más el ocio en ella. Sucede que cuando sabes adónde vas y lo que quieres, todo es más fácil para recolocar y sobre todo priorizar.

De los espacios que asumes ¿cuál le resulta más complicado?

Creo que el espacio todos, o sea, todos lo son, Primera plana sale diario con temas de facilitación social, trae consigo la participación de especialistas y por supuesto exige la inmediatez de la noticia. Guitarra en mano, dedicado a la trova, puedes haber coordinado la participación de un invitado, que de pronto no puede asistir. Y se creó un gran problema.

La asesoría de Antena musical me exige estudiar acerca de los más diversos temas, pues una vez guion en mano hay que revisar y contrastar información, porque una vez que plasmas la firma de aprobación de un guion lo estás comprando, o lo que es lo mismo, corres con la responsabilidad de lo que dice, no se trata solo si está bien escrito

No es falta de confianza en quien escribe, sino de buscar la mejor manera de que esté lo más completo posible y si no, ver la manera de que sea enriquecido en favor del radioyente.

De joven a joven es un programa de dos horas y media, que además de su duración tiene el reto, de informar con la valía y el interés volcados en este segmento poblacional que es de hecho muy complejo por toda la avidez informativa que tiene.

Lo que sí puedo asegurar es que el espacio que más me marca es la revista Primera plana.

A partir de lo vivido desde una cabina, ¿cuál es tu mayor compromiso con la radio?

Sencillamente seguir adelante, estudiando cada día más porque nunca se termina de aprender. En la radio se aprende cada vez y golpe a golpe. Aspiro a no defraudar nunca a mi gente porque para ellos trabajamos. Ellos son nuestra razón de ser.

No obstante, si tuviera que idear un nuevo proyecto radial sería un programa musical, donde haya farándula, pero tuviera un tiempo de participación con micrófono abierto, y donde el oyente se ría al unísono de lo que sucede en cabina, donde la música sea protagonista y el intérprete igual, sin que medien tantos prejuicios en cuanto a la selección musical. Ese sería mi programa ideal.

El consejo más genuino de Lafargue, antes de ofrecer sus palabras finales es un este diálogo fue: No dejen de escuchar la radio, ella es maravillosa porque tiene la gran capacidad de cambiar contantemente. Tuve algunas experiencias en televisión y llegado el momento me confié a la radio, porque ella es la gran escuela para quien desea dedicarse a los medios, independientemente de la especialidad elegida”.

“Con la radio se establece una dinámica que no tiene comparación, aún si falta un invitado, o no entra el trabajo periodístico esperado y hay que pedirle al locutor que alargue mientras se encuentra en segundos una solución. En cualquier caso, se respira una adrenalina que es única, amén del auge de las nuevas tecnologías”.

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