16 de abril de 2024

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Editorial del Instituto Cubano de Radio y Televisión

Las pequeñas gavetas de Luisa María Jiménez

Entrevista a la reconocida actriz Luis María Jiménez
Luisa María Jiménez

Luisa María Jiménez

Luisa María Jiménez supo a los nueve años que quería ser actriz. El éxito alcanzado en el teatro de aficionados definió su entrada en la Escuela Nacional de Arte, pero fue en la escena profesional donde se descubrió a sí misma, llegando a obtener diversos premios, la condición de Artista de Mérito de la TVC y la admiración del público.

¿De qué manera comenzó su carrera como actriz recién graduada en el Teatro Político Bertold Bretch?

Mi debut fue con Rampa Arriba, Rampa Abajo, obra referida a los primeros fenómenos de prostitución que se produjeron en los años 80 del siglo XX. Su directora, Lillian Llerena, me incluyó en el elenco y realmente me descubrió, sacó mi esencia, me enseñó a mirar hacia dentro y me dió confianza para sacar la fuerza que decían que tenía dentro y que ni yo misma conocía.

Lillian, poco a poco, me fue obligando a dar más, hasta que reconocí que yo tenía un potencial que debía desarrollar. Además de ser una actriz prestigiosa, Lillian Llerena fue una directora con una vista aguda, profunda, de fuerte personalidad que se te quedaba mirando cigarro en boca, con sus impresionantes ojos azules. Esa mirada la vi después en Roberto Garriga. Son directores que marcan y te obligan a dar pasos grandes.

Dirigida por Miriam Lezcano, actuaste en Mar Nuestro, obra del importante dramaturgo Alberto Pedro ¿cuánto le aportó participar en ese montaje teatral?

Ese texto mostraba la historia de cuatro mujeres muy diferentes que se lanzan al mar en busca de un nuevo destino. Mi personaje se transforma en casi una asesina y me reveló emociones nuevas.

La actuación te ayuda a descubrir un volumen de cosas, pequeñas gavetas que componen tu cuerpo y que debes encontrar en ti. Gracias a esas experiencias he logrado no temer a ningún personaje, aunque sé que todavía queda mucho por explorar en mi interior.

¿Puedes mencionar otras experiencias teatrales que recuerdas especialmente?

Con Luis Alberto García presentamos Ritual de una noche de San Juan, en España y obtuve Premio Caricato con el unipersonal Estoy divinamente así, con la dirección de Raúl Lima, el cual fue muy bien acogido por el público. Nunca cierro las puertas a volver al teatro, por supuesto, con una propuesta atractiva.

Sus inicios fueron en las tablas y después transitaste hacia la televisión y el cine, ¿tuvo que modificar su gestualidad en los medios audiovisuales?

Eso no me resultó un problema, las circunstancias dadas y el contexto condicionan la gestualidad. La expresividad teatral ha encontrado un punto medio, pues ya no es tan dimensionada como en el pasado. A partir de las enseñanzas de los profesores soviéticos en Cuba, la gestualidad excesiva se fue podando, aunque también sucede que hay actores de los medios audiovisuales que no saben moverse en el espacio escénico.

Si en el teatro descubrió la fuerza, el personaje de la Tojosa mostró su dulzura, ¿cuánto incidió en ello Roberto Garriga y su telenovela Sol de Batey?

Tojosa fue otro rol importante para descubrir quien era yo y cuánto tenía dentro, posibilitó que me encontrara. Eso lo da la actuación y trabajar con directores como Garriga, que te ayudan en la búsqueda interior.

¿Qué otras obras y directores resultan inolvidables en su trayectoria televisiva?

Participé en producciones que lograron gran reconocimiento, entre ellas, La Botija, por la que fui distinguida con un premio de actuación y las telenovelas El año que viene y La cara oculta de la luna por la que también fui premiada.

Recuerdo a varias directoras a las que respeto mucho Mirta González, una mujer muy culta, de la cual aprendí, Xiomara Blanco, realizadora de El Naranjo del Patio y Tierra Brava,quien me aportó mucha seguridad y adoro a Magda González, porque es una de las más sólidas conocedoras del medio audiovisual; es minuciosa, hace trabajos de mesa muy completos y te exige escribir la biografía del personaje de manera detallada, lo que resulta muy útil para conformar la esencia de la personalidad que vas a asumir. Bajo su dirección intervine en el teleplay Añejo cinco siglos, actuación por la que recibí Premio Caricato y el largometraje ¿Por qué lloran mis amigas? Me parece justo valorar a escritores como Gerardo Fernández que además del Naranjo, me honró al escribir Madrigal del Inocente, pensando en mí.

Ha participado en varios filmes, entre los que se encuentran Rosa la China y Viva Cuba, ¿en qué forma le impactó trabajar con Humberto Solás en el largometraje Barrio Cuba?

Humberto constituyó una etapa crucial dentro de mi vida profesional, fue un director muy exigente e insatisfecho que pedía cada vez más. Podíamos filmar una sola escena en un día de diferentes maneras y él después elegía la que más le gustaba, independientemente de lo que dijera el guion. Te obligaba a hacer la misma escena de diez formas distintas, por lo que me fue necesario seguridad, dominio y una gran confianza.

Al provenir del teatro, yo aceptaba como normal improvisar, repetir, buscar. Considero que aquellas fueron clases de actuación, constituyeron un reto continúo por el que jamás protesté, nunca me quejé del cansancio. Lo que me pedía lo hacía. Por el resultado de ese filme recibí tres premios de actuación: el Premio Coral (ex aqueo), el Premio del Festival Ceará en Fortaleza, Brasil y el India Catalina en el Festival de Cine Internacional de Cine de Cartagena.

Es conocida por ser una artista exigente, ¿cuáles son sus expectativas respecto a sus compañeros de escena?

El compañero en cuestión debe ser tu par, sin desniveles técnicos ni grandes diferencias artísticas. Espero de mi pareja en escena que nos insertemos el uno con el otro. He tenido mucha suerte porque en El Naranjo del Patio, donde encarné a Mariela, que fue un personaje entrañable, trabajé con Miguel Navarro, un actor con una carrera extraordinaria, disciplinado y organizado, que no cometía errores. Aunque teníamos estilos diferentes, pues yo utilizaba más la espontaneidad, intercambiamos formas de hacer. En esa novela también fui pareja de Noel García, quien era muy cerrado, no le gustaban las bromas y yo lo mortificaba, tal y como hacía mi personaje en la ficción. Siento una gran identificación con Luis Alberto García, pues solo nos basta mirarnos para comunicarnos, y así ha sido con Patricio Wood, Felito Laera y otros actores de mi generación.

¿Equivocarse al actuar ha constituído una preocupación?

La equivocación me da libertad. Las torpezas forman parte de la vida, siempre he combatido que el actor corte una escena por haber cometido un error.

¿Consideras que el actor debe ser disciplinado?

Sin disciplina no hay calidad. Puedes divertirte con tu profesión, pero no puedes ser inestable en la calidad de la interpretación. La disciplina es un estilo de vida que te permite repetir con el mismo nivel y descubrir cosas nuevas en el rol.

¿Cuál es su opinión sobre el reclamo del público acerca de la dicción de los actores cubanos?

La mala dicción es un desacato a la actuación. Ser natural no es opuesto a que se entienda lo que dices. El director no puede ignorar la necesidad de que la trama sea comprendida mediante los diálogos y debe lograr que el actor, en el tono que la obra exija, se exprese de una manera comprensible.

Su crecimiento como actriz ha ido acompañado del entrenamiento físico, la danza, la música, modelo de pasarela, la fotografía, la literatura, el doblaje y la conducción de espectáculos ¿cuánto debe su labor actoral a esas disciplinas?

En la telenovela Salir de Noche pude utilizar mis conocimientos del modelaje, pero la presencia escénica es necesaria en todas las manifestaciones de las artes escénicas. La música me inspira y me levanta el ánimo de una manera tremenda, me acompaña hasta cuando cocino y con música la comida me queda más sabrosa.

La música también me sugiere ideas para los personajes o el ritmo interno de determinada situación escénica. Esas ideas las escribo y las tomo en cuenta en la construcción del rol, proponiendo algunos textos que pueden enriquecer los diálogos.

¿Qué importancia le otorga al entrenamiento físico?

Frecuentemente he interpretado personajes más jóvenes que yo. Me sucedió en Sol de Batey, Tierra Brava, El Naranjo y otras producciones; eso lo debo a que nunca he dejado de entrenar con rutinas que he ido adaptando a mis necesidades.

Hacer ejercicio todas las mañanas y tomar tres vasos de agua para mí es salud, si no lo hago me enfermo. El actor tiene que estar ejercitado, debe saber mover su cuerpo porque es su instrumento. Mientras mejor estás físicamente mejor actúas, te cansas menos, respiras mejor y trabajar la respiración es esencial para el actor.

¿Se mantienen vivos en ti los deseos de actuar?

Las ganas a una nunca se le quitan, pero prefiero actuar trasmitiendo conceptos de peso y mostrar mensajes importantes para la gente, aunque soslayo las producciones largas. Valoro los personajes más pequeños que tengan algo que decir y además, necesito dedicarle tiempo a mi familia. He tenido la suerte de interpretar buenos roles cargados de significado que han quedado en la memoria del público y considero que los pequeños personajes también pueden ser trascendentes.

Cuando eras joven imaginaba su madurez dando clases de actuación y hasta dirigiendo un grupo de teatro juvenil, ¿cumplió esos anhelos?

Soy graduada del ISA e impartí clases en esa institución a finales de los 90. No quedé conforme con la experiencia, pues la modificación de los planes de estudio restó prioridad a la asignatura de actuación y las relacionadas con el entrenamiento integral, las cuales pienso que deben ser prioridad en la formación académica del actor.

Te reafirmas como feminista, ¿cuál es su opinión sobre el surgimiento del Comité de Género creado en el ICAIC?

Estoy a favor de la total emancipación de la mujer. Pienso que todo lo que contribuya a respaldar legal y socialmente los derechos de la profesional del arte resulta útil y necesario. Hay que luchar porque esa iniciativa se extienda a la televisión y otros medios y tenga un crecimiento y una proyección hacia la sociedad y al sector artístico para detener cualquier tipo de abuso, y resolver las valoraciones subjetivas, en cuanto a formas de pago y el respeto que merecemos en todos los sentidos.

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1 comentario en «Las pequeñas gavetas de Luisa María Jiménez»

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