Loly Morerira, fanática de los programas dramatizados
Loly Moreira, Premio Nacional de Radio 2020, ha dedicado gran parte de su creatividad profesional a este medio de comunicación. Comenzó a trabajar profesionalmente en Radio Liberación, en el año 1976, en las programaciones infantil y musical, luego de graduarse en Historia del Arte en la Universidad de La Habana. En los musicales tuvo como paradigmas a los directores de referencia Ramón Espígul Menéndez y Luis Ríos Vega, de quienes aprendió exigencias técnicas y el rigor que debe caracterizar a un artista.
Según comenta Loly, “después pasé a la programación dramatizada a sugerencia de la jefa del departamento, ella me propuso la asesoría de los espacios dramatizados juveniles. Accedí y en el nuevo desempeño tuve la fortuna de trabajar igualmente con especialistas de la altura de Oscar Luis López, Odilia Romero, Isabel Aida Rodríguez Fernández y Julio Lot. Con ellos consolidé la técnica del ejercicio y lo relacionado con la disciplina del encargo social, aunque siempre hicieron mucho énfasis en la necesidad de ampliar el universo cultural, lo primero para lograr una labor prestigiosa. Fue una época de crecimiento didáctico y humano.
“Me guiaron por el camino de la inconformidad, en el mejor sentido de la palabra, de la constante búsqueda hacia la perfección de aspectos gramaticales y sobre todo dramatúrgicos, pues en su adecuado tratamiento está la clave para que los programas resulten entendibles y atractivos a los públicos”.
Con los años, Loly devino en una fanática de la programación dramatizada, e incluso dentro de ella amplió su diapasón artístico convirtiéndose en guionista. “Lo primero que escribí se lo debo a Odilia Romero, que me estimuló a hacer una aventura, fue una adaptación de Los hijos del Capitán Grant, de Julio Verne. Cada libreto pasó por la supervisión de Odilia y de Oscar Luis López. Odilia no dudaba en señalarme los errores, pues sabía el valor de la crítica constructiva para una novel como yo, mientras Oscar, verdadero maestro en temas de aventuras, me enseñó a modelar los personajes, a lograr que los capítulos tuvieran un gancho para mantener siempre arriba el interés del oyente, entre otros elementos válidos en ese tipo de dramatizado como son el ritmo, el tempo y el tiempo”.
Luego de la desaparición de Radio Liberación en 1984, Loly pasó al Centro Productor de Dramatizados, tiempo después convertido en Radio Arte. “Allí, en el año 1986, comencé a dirigir, apoyada nuevamente por Odilia e Isabel Aida. Por ellas supe que un director debe conocer muy bien la obra y al elenco artístico que trabajará con él. Ello le permite escoger acertadamente las voces y las posibilidades actorales, solo así el libreto cobrará vida y estará en correspondencia con el objetivo propuesto. En todo este proceso de selección hay que tener en cuenta al narrador, pues de él depende en igual medida el resultado de la labor”.
En cuanto a la narración, Loly recuerda a los paradigmáticos Agustín Roquefuentes, Mario Blanco y Roberto Canela, más recientes señala a Marlon Alarcón Santana y a Jorge Luis Matos Alvarado, narrador lleno de extraordinarias posibilidades que van desde la buena dicción y el tono de la voz hasta la entrega sin límites al oficio.
Durante sus años de guionista nuestra entrevistada defendió la tesis de trabajar con un buen equipo de realización, que respondiera a sus intereses y se enamorara del trabajo; por eso siempre ha dicho que los premios obtenidos no son solo suyos, corresponden a todos los que colectivamente han puesto su granito de arena para lograr el éxito.
Dirigió obras magníficas, de las cuales recuerda: Nuevamente se hablará de Troya, Para Carmen un son y Barranco de ciegos, de Joaquín Cuartas, por solo mencionar algunas. Asegura que la dedicación al trabajo le ha traído grandes satisfacciones: “Fui premiada en algunas ediciones del certamen Caracol, así como en Festivales de la Radio. Con orgullo atesoro el galardón de Maestro de Radialistas, el Lauro al Mérito Artístico, la Distinción por la Cultura Nacional, el Micrófono de la Radio Cubana, y recientemente el Premio Nacional de Radio. Este representa todo un honor por ser un reconocimiento a la obra de toda mi vida y porque ha hecho reencontrarme con viejos amigos con quienes pasé gratos momentos y a los cuales no veía desde mi época de estudiante universitaria”.
Loly se jubiló en 2012, luego de 36 años de labor ininterrumpida en la Radio Cubana, pero ha seguido vinculada al universo de los micrófonos y los libretos a través de algunos cursos de técnica radial y diplomados impartidos a jóvenes.
Por conmemorarse este 23 de agosto el aniversario 60 de la fundación de la Federación de Mujeres Cubanas (FMC), Loly no quiso terminar nuestra conversación sin hablar de la organización a la cual pertenece desde los 14 años de edad. Al respecto afirmó: “En Cuba, la FMC ha ofrecido a la mujer la oportunidad de desarrollarse en todos los campos. El hecho de que muchas féminas en este país lograran reafirmar su condición de mujer y llegarán a altos niveles científicos, intelectuales, políticos y artísticos se debe a la Federación de Mujeres Cubanas, estructura que reconoce las potencialidades de nosotras, las cubanas, y nos coloca en el sitial que nos corresponde porque lo hemos ganado con tesón y entereza.
Con estas palabras dedicadas a la FMC nos despedimos de Loly Moreira en su casita de Cojímar, donde el aire que se respira es una mezcla de mar y arte perfumado con el rico olor a café que esta interlocutora gusta de ofrecer a sus a