Los mejores programas de la televisión cubana en 2020
A fuerza de honesta debo decir que la selección de los mejores programas televisivos del 2020 es un dolor de cabeza. Siete meses sin poder salir a grabar los espacios dramatizados, un grupo importante de integrantes del sistema informativo, infectados con el bicharraco (digo el SARS-CoV-2), y nunca dejó de salir un noticiero o una revista. El edificio central del Instituto Cubano de Radio y Televisión (ICRT) fue atomizado en distintas dependencias para evitar contagios, y en esas condiciones todos los canales se mantuvieron al aire.
Es cierto que como en otras oportunidades la televisión demoró en mostrar hechos que circulaban (y circulan) en las redes, pero ese fue un defecto de toda la prensa. Todos nos tenemos que acostumbrar a jugar al duro porque cada día habrá más internet y la batalla no puede ser solo en la web.
Con respecto a la pandemia, la información ha sido (es) vasta y eficaz, tanto en las Mesas Redondas y noticieros, como en despachos desde Maisí hasta el cabo de San Antonio. Por eso reconozco el trabajo noticioso de manera global. Estamos celebrando desde el 28 de octubre pasado hasta el próximo los 70 años de la Televisión Cubana. Espero que para entonces el bicharraco (o coronavirus) sea historia pasada, no los efectos de la crisis económica en la que ya navegamos, pero que sortearemos.
Y después de esa introducción aquí va mi selección. Estaré pendiente de sus comentarios, lector. Que conste: los leo todos y no espero unanimidad, lo que sería muy aburrido:
- LCB: La otra guerra y unitarios de ficción.
- Conferencias del Dr. Francisco Durán.
- Vivir del cuento.
- Trasmisiones en streaming con Lía Videos.
- Serie Nacional de Béisbol y Bola Viva.
- La programación cinematográfica: Séptima puerta, De cierta manera e Historia del cine.
- Emisiones de Hola Habana, De tarde en casa y Al mediodía.
- Cápsulas con orientación psicológica.
- La pupila asombrada y La neurona intranquila.
- Programación de clases y dirigida a los niños.
Mis argumentos
Levantada la historia sobre un sólido guion, LCB: La otra guerra es una de esas piezas sin fisura y que, a pesar de tratar un asunto de guerra, sentó a una buena parte de la población a seguir las peripecias de la lucha contra bandidos en Matanzas. Si tuvo algunas actuaciones singulares, se trató en general de un protagonista colectivo, con asuntos peliagudos tratados con la transparencia necesaria: se puede ser revolucionario y racista o un soldado. Dice –desde el fondo de él y cada uno de nosotros–: “yo no fui un héroe”, pero estaba allí en la batalla.
Esa serie es una muestra de que no hay asunto que no puede ser entretenido en la pequeña pantalla, lo que se debe hacer bien. En dramatizados hay que destacar los unitarios filmados, que se transmitieron en el verano, con un conjunto de temas crudos, especialmente Pasos firmes, una propuesta-muestra de que cómo se puede hacer buena televisión.
Si en Cuba se escogiera el comunicador del año, seguro que la mayoría de los votos se lo llevaría el Dr. Francisco Durán, que logró reunir a la familia cada día para hablar del bicharraco, digo el SARS-CoV-2, y lo hizo como si fuera un comunicador avezado, y no un reconocido especialista y jefe de epidemiología en Cuba. Y no solo se trataba de lo que transmitía, sino cómo lo hacía, por su dicción, entonación y seguridad ante el micrófono y las cámaras. Ese don no lo tiene todo el mundo por muchos conocimientos que posea.
La manera en la que se realizó Vivir del cuento, filmado desde las casas de los actores utilizando celulares, con el concurso de las familias, para luego recoger las memorias flash, editar sus contenidos y darle forma para que no desapareciera ese espacio estelar, es una proeza laboral. Si el guion siempre es importante, en ese caso fue crucial, porque el debate era por WhatsApp y no en vivo como acostumbra a hacer ese colectivo laboral.
Lia videos, la productora audiovisual creada en 1997 en Santiago de Cuba por Aramís Fonseca Reyes, ha devenido protagónica en la transmisión de programas que primero fueron dirigidos a la web, pero hoy se hacen para la televisión. En coordinación con el Ministerio de Cultura han transmitido conciertos para el Canal Clave en los momentos de una cuarentena nacional que no permitía la filmación desde los lugares habituales en los que se realizan los conciertos. Además, teniendo como conductor al carismático Dayron Chang, transmiten una revista de variedades a mucho más de 100 páginas web y en ocasiones a canales nacionales.
La Serie Nacional de Béisbol es siempre un plato fuerte en la programación. Este año no fue una excepción porque, incluso en tiempos sin competencia, se pasaron juegos que viven en la memoria popular. Lástima que la narración a veces deja que desear. En las transmisiones deportivas destaca el programa Bola viva con un nivel de polémica respetable y con los asuntos más álgidos en cada emisión.
En Cuba se difunden desde películas del oeste, de terror, las más solicitadas por encuesta popular, hecho que es bueno porque existen públicos, no un público. Y hay espacios para televidentes más exigentes como La séptima puerta, Historia del cine y De cierta manera. Son programas de un entretenimiento inteligente y tienen muchos más seguidores de los que la gente imagina. Por demás, resultan necesarios por las jerarquías culturales.
Hola Habana, De tarde en casa y Al mediodía se mantuvieron contra viento y marea para satisfacer el interés de sus seguidores. Vital ha resultado el uso de videos realizados por celulares para mantener el vínculo de los artistas y científicos con sus públicos, bien usados en esos y otros programas para reducir el número de personas que asisten a una grabación. Es una práctica que, utilizada por la urgencia, no se puede desdeñar en el futuro.
A partir de la epidemia y su efecto en las familias, la televisión emitió numerosas cápsulas con mensajes dirigidos a tranquilizar y crear conciencia del peligro que encarna el bicharraco (o coronavirus). Una vez más el Dr. Manuel Calviño devino el mejor en este trabajo, no porque sepa más, sino porque sabe comunicar. Ese es don que se tiene o no.
La pupila asombrada es un programa muy bien hecho, con intenciones didácticas, que se transmite sobre un tema único, generalmente de alta política, en varias secciones. Didáctico también es La neurona intranquila, bien realizado, pero con una vis cómica que hace de su transmisión una fiesta de competencia en cada casa que se sintoniza.
La programación de clases que cubrió todos los niveles de enseñanza, con destacados maestros, producidas por el Canal Educativo y Cinesoft (transmitidas algunas por Tele Rebelde) demostró lo útil que puede ser una televisión pública para lograr que niños, adolescentes y jóvenes mantengan sus ciclos docentes. Empujada por la pandemia, se fortaleció la programación infantil con varios espacios de estreno que deberán consolidarse como conjunto en las próximas semanas.
Artículo publicado originalmente en http://www.cubadebate.cu/especiales/2020/12/24/los-mejores-programas-de-la-television-cubana-en-2020/