Luisa María Jiménez: ¿Tojosa o Niña Lala?
A Luisa María Jiménez, además del talento como actriz, la distinguen sus habilidades de comunicadora. Digo esto porque si bien pretendía entrevistarla, ella me sorprendió con una conversación fluida, amena, colmada de detalles valiosos de su historia en la actuación.
Preparada para el encuentro acordado, recibió a nuestro equipo en su casa y sin demasiados preámbulos comenzó su recuento. Comentó que desde los ocho años quería ser artista, allá en su natal ciudad Trinidad (Sancti Spiritus), una verdadera joya arquitectónica en el centro de Cuba.
Encaminó su primera etapa en el arte de la actuación con el instructor Pablo Dalmau, uno de los primeros formados por la Revolución, quien la alentó a crecerse como profesional.
Ella viaja a La Habana e ingresa en la Escuela Nacional de Arte con solo 17 años. Más tarde, pasa al Instituto Superior de Arte. Una vez graduada, integra el grupo de teatro Bertolt Brecht, que radicaba en el Teatro Mella. Así aprende junto a Mario Balmaseda, René de la Cruz y otros reconocidos actores.
Durante ese periodo interpretó varias obras: “Rampa arriba, Rampa abajo”, “La boda de los pequeños burgueses”, “Mar nuestro”, “La barbacoa” y “Humbolt y Bolívar”, entre otras, con la guía de las excelentes directoras Lilian Llerena y Miriam Lezcano.
También fue modelo de Nueva Línea y La Maison, de la mano de la inigualable Norka Méndez, quien supo pasear de forma revolucionaria la moda cubana por Europa. En la Casa Chanel exhibió, ante el asombro de los presentes, un traje de miliciana.
Tostada por el Sol de batey
Recuerda que un día supo que estaban buscando un personaje femenino para la novela Sol de Batey y se presentó ante el director Roberto Garriga, pero él dijo que ella era demasiado blanca para el personaje y necesitaba una joven de tez más oscura.
Luisa María respondió que podía tostarse para dar la imagen de lo que él buscaba, pero, por favor, la dejara hacer la prueba. Garriga le entregó un guion y pidió que se lo aprendiera lo más rápido posible.
Cuando ella regresó con el parlamento aprendido, él le dijo: “párate frente a cámara y hazte la idea de que estás delante de Liberato”. Luego de ver la interpretación de la joven, el director se le acercó y le dijo: “Tú eres La tojosa”.
Otras experiencias gratificantes
Está muy orgullosa de los directores que ha tenido en teatro, cine y televisión. En particular menciona a Miriam Lezcano, a quien considera “un puntal determinante” en su vida de actriz.
También destaca el trabajo para la televisión con Xiomara Blanco, que la dirigió en la telenovela Tierra Brava. De esa puesta en pantalla igualmente agradece compartir escenas con la inolvidable Alina Rodríguez.
Reconoce la “buena química” entre ellas, algo determinante en la convincente candidez del personaje de Lala, tanto de la niña que lo protagonizó, su hija, como la Lala joven. Asegura que esta novela “movió corazones en todo el país”. Ha hecho otros personajes inolvidables en los dramatizados: El año que viene, La Botija y La cara oculta de la Luna.
De su incursión en el cine, resalta el filme Barrio Cuba, con la dirección de Danilo Lejardi y la fotografía de Jorge Alderete.
Ha recibido premios nacionales e internacionales, tanto en la televisión como en el cine, entre los que se encuentran: el Catalina de Indias como mejor actriz, el SEARA de Fortaleza (Brasil), y el Coral del Festival del Nuevo Cine Latinoamericano por su actuación en Barrio Cuba.
Posee premios Caricatos, otorgados por la Unión de Escritores y Artistas de Cuba en 2007 y 2012, así como lauros por las actuaciones en las telenovelas La cara oculta de la Luna y El naranjo del patio.
Su siempre convincente interpretación de roles diversos, complejos y humanamente enriquecedores, avala la notoriedad alcanzada por Luisa María Jiménez como una de las más completas actrices de Cuba.