“Me entregué por completo a mi pueblo cubano”
Carismática, elegante, presta a la sonrisa, al riesgo de asumir personajes disímiles en la piel y el alma. Hizo gala de valores propios de las grandes artistas. El rigor, la entrega, el estudio consciente, distinguieron la labor artística de Rosalía Palet Bonavia (Nueva York, 11 de febrero de 1923- Miami, 10 de junio de 2020), la indispensable Rosita Fornés, actriz y cantante, figura legendaria de las artes escénicas en Cuba y otros países.
La noticia de su partida física consternó a creadores y públicos de diferentes edades, ella logró un estilo inconfundible por su gracia y la manera de proyectarse en operetas, obras dramáticas, musicales, espectáculos diversos. Sí, era una estrella. Reconocida en la Mayor de las Antillas con los Premios Nacional de Teatro, Música y Televisión, cautivó al asumir las complejidades de puestas emblemáticas, entre ellas, Las Leandras, Luisa Fernanda, La casta Susana, piezas clásicas y contemporáneas.
Según comentó a nuestra publicación en una oportunidad: “Tuve maestros extraordinarios y muchas oportunidades. Actué en diferentes medios y escenarios. Cada uno tiene su misterio, solo hay que interpretar las intenciones de guionistas y realizadores.
“Por ejemplo, en Radio Progreso, La emisora de la familia cubana, hice varios personajes. Especialmente me conmovió el teatro Confesión en el barrio chino, de Nicolás Dorr. Lo dirigió Héctor Pérez Ramírez, un maestro en el medio. La radio es una escuela para los actores y las actrices y todos los que trabajan en cada programa”
Hablaba pausado con fluidez y seguridad. “Convencer con la voz, la intencionalidad, la proyección en la escena radial requiere de disciplina y preparación consciente, no se improvisa, ni se aprende en un día”, reconoció Rosita.
Disfrutaba estar cerca de los jóvenes. “Siempre les dije: ser artista exige dedicarse por entero a lo que uno ama. El éxito fácil no es duradero. Me satisface trabajar, soy audaz, nunca rechazo lo difícil o lo que requiere esfuerzos intensos, más concentración”.
Mereció varios reconocimientos, sobre todo “quedarme en el corazón de las personas. Aunque nací en otro país, me entregué por completo a mi pueblo cubano. Debemos querernos en cualquier circunstancia. Me gusta soñar sin despegar los pies de la tierra”, destacó la popular vedette.
Fue pródiga al ofrecer talento y magisterio. Es imposible despedirla. Siempre volverá al escenario, a la memoria, en puestas memorables en las que dejó un legado valioso la inolvidable Rosita Fornés.