7 de mayo de 2024

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Editorial del Instituto Cubano de Radio y Televisión

Miras al séptimo arte

Reflexiones sobre un patrimonio que enriquece la pantalla de TV
Omar González

Omar González

La conciencia nacional se forja mediante un proceso de asimilación teórica y práctica, este comienza en la escuela, se ramifica por toda la sociedad mediante un conjunto de experiencias compartidas.

Sin duda, la etapa de formación de cada humano está signada por diversos factores: los genéticos, la formación cultural, los códigos familiares y generacionales, entre otros.

Para muchos países, el cine es un arma política, mediante él se idealiza la realidad y justifican crímenes monstruosos, hay que desarrollar las facultades valorativas de los públicos y la descolonización de la mirada con la conciencia plena.

A una velocidad impensada se multiplican por doquier cámaras y micrófonos, los medios de comunicación audiovisuales constituyen fenómenos culturales de  trascendencia social. El entretenimiento y la información son entregados a domicilio.

No perdamos de vista que en el panorama mediático lidera el poderío de grupos económicos privados, ellos conquistan mercados, difunden mensajes de todo tipo por diversos canales, e instauran la globalización de los medios y su ideología.

Las tecnologías construyen un nuevo sujeto digital, en consecuencia cambia el consumo asumido como una práctica cultural en la apropiación y los usos de todo tipo de mercancías.

La sociedad cubana es consciente del escenario en el que descuellan negocios de las industrias de la comunicación (informática, internet, videojuegos, redes sociales) y se fortalecen monopolios generadores de un pensamiento hegemónico.

En contraposición a este orden desbocado, en nuestro país lideran los programas institucionales de difusión masiva de la cultura que privilegian proyectos para motivar la apreciación de códigos novedosos, el establecimiento de jerarquías artísticas y valores universales, la participación en acciones protagonizadas por creadores consagrados y jóvenes.

Filmes, documentales y testimonios fotográficos nutren varios espacios televisivos, entre ellos, La otra mirada, La danza eterna, Pantalla documental y Un palco en la ópera.

Como he reconocido el intelectual Omar González: “El cine es mucho más que el placer de los ingenuos, la agudeza de los elegidos, o la evocación inteligente de la memoria, el cine es un asunto de importancia estratégica ante la avalancha hegemónica del imperialismo en la cultura. Y esta, con perdón de quienes escribimos, no es la era de la palabra escrita, sino de la imagen sonora en movimiento, del audiovisual omnipresente y de la pantalla en la retina, no perdamos de vista lo esencial”.

En el siglo XXI se generan gramáticas y experimentaciones, los públicos deben desarrollar su mirada y perspectiva analítica, en tanto activos contribuyentes a la interpretación de los mundos simbólicos. Contradicciones, dudas, interrogantes, son indispensables en el proceso de producción cognoscitiva que aporta a la formación cultural y al desarrollo de la sociabilidad.

Todas las especialidades influyen decisivamente en el conjunto de las propuestas audiovisuales. De acuerdo con el maestro Leo Brouwer: “el valor de la música en el cine puede y debe ser alto en calidades sonoras”.

No perdamos de vista que la conjunción de pantallas, ordenadores, video juegos, familiarizan a los públicos con disímiles modos digitales de acercarse al mundo, a lo cual se añade la conciencia de pertenecer a una región más amplia que al país propio.

Pululan por diferentes vías el peor reality show, la impúdica invasión del espacio privado, la vulgarización.

Para contrarrestarlos se requiere actualizar la mirada acerca de la praxis del arte, estudiar los procesos culturales de manera holística, sin estancos ni olvidos. Los televidentes son más activos al momento de establecer los vasos comunicantes entre imagen, sonido y vida cotidiana, lo cual sitúa la producción televisual en una situación movilizadora, menos vertical, en búsqueda de simetrías en las relaciones de diálogo para mover ideas, pensamientos, en la escena social.

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