¿Visibilizar la memoria?
Junto a la literatura, el cine, la televisión, otras formas de narración audiovisual construyen historias inspiradas en “lo real”.
En un mundo cada vez más interconectado, se borran las fronteras entre los géneros dramáticos, realizadores y públicos –sujetos participativos-, interpretan textos lingüísticos e icónicos presentados en cortos, telenovelas, filmes, series.
En los relatos lo transcendente no es la anécdota per se, ésta varía, sino cómo guionistas, directores, y el equipo de realización, transmiten la vida de personajes o tipos, secretos, expectativas, mediante sentimientos y actos físicos dados en circunstancias específicas.
Los medios audiovisuales contribuyen a una evolución acelerada en la manera de contar y adiestran al espectador para que comprenda tanto lo vivido como las experiencias inmediatas.
“Todo lo que pertenece solo al pasado muere junto con él”, asegura Mijaíl Bajtín. Resulta indispensable conocer el ayer para pensar el presente, es preciso visibilizar la memoria, revelar sus esencias, incorporar los aprendizajes que la nutren.
Así lo constatan los programas Lo bueno no pasa (Martes, 11:00 p.m.), Contra el olvido (miércoles, 2:00 p.m.), ambos de Cubavisión, y Entre cuentos y leyendas (CE/2, sábad0, 5:00 p.m.)
De acuerdo con el maestro Rogelio Martínez Furé: “el conocimiento fortalece el río caudaloso de la existencia, hay que preservarlo porque es una gran fortuna”.
Para la primera actriz Aurora Basnuevo: “el saber es un bien muy preciado. Todos los personajes me enseñan algo nuevo, una no cesa de redescubrir gestos, heroicidades, actitudes impensadas”.
La apertura de accesos e intercambios con otros países propicia difundir disímiles producciones, pues el imperio de Hollywood ha sido desplazado, sus productores acuden a los mejores realizadores latinoamericanos en un intento de rescatar la hegemonía perdida.
Tampoco es posible desarrollar la cultura sin los públicos masivos, ni la noción de pueblo puede imaginarse como autónoma.
Según la doctora Graziella Pogolotti: “la memoria enriquece lo percibido a través del ojo y de la oreja. La lectura literaria se ha convertido en experiencia de vida, tan importante como los acontecimientos de nuestra existencia cotidiana. La letra se carga de resonancias, de asociaciones. En ese proceso, el lector cómplice construye su propio texto”.
El mundo de la lectura y de la escritura son modos de creatividad social, resulta indispensable mantener una activa interlocución con las ficciones audiovisuales para percibir e interpretar cuándo nos dan gato por liebre, o sea, banalidad y tontería, en lugar de puestas valiosas. El lenguaje debe ser descifrado para desentrañar voces propias en el gran barullo de imágenes y palabras que dicen lo mismo, no incentivan la creatividad de realizadores y los públicos interesados en ver lo mejor en las pantallas.
Debemos atender a los nuevos sentidos que se da al arte, este es considerado por los creadores como espacio de entrenamiento, investigación-acción y análisis de problemas diarios, los cuales median y determinan la proyección del universo circundante.
Nunca olvidemos la polisemia del arte, su polisemia, la multiplicidad de lecturas posibles. Lo precisó Umberto Eco: “la obra no se completa hasta tanto no es recepcionada, por ello hay tantas obras como espectadores posibles”.
Estemos atentos, las artes visuales han devenido la forma de arte dominante, por lo tanto protagonizan el segmento esencial de la cultura y de propuestas artísticas, las cuales deben ser más abiertas e innovadoras.