Mover los pies y las ideas
¿Quién no ha observado a personas con afición al baile popular, que mantienen sentido de la rítmica musical, pero al cantar distan mucho de la afinación? Incentivar la musicalidad apreciativa, informarla, orientarla, es importante para todos los públicos, destinatarios principales de la música.
En la radio y la televisión se privilegian variados espacios que promocionan a compositores e intérpretes de Cuba y otros países. Quizá falta una mirada más abarcadora de sonidos y ritmos de lugares distantes geográficamente: Japón, Rusia, entre otras naciones.
Las jerarquías culturales en las estrategias de comunicación deben enfocarse en lo diverso y lo auténtico, no basta llenar un espacio en la pantalla, hay que buscar la calidad artística, pues lo genuino nunca pasa de moda.
Lo había dicho el legendario Mario Bauzá (La Habana, 1911- Nueva York 1993), artífice principal de la fusión de ritmos cubanos con melodías del género oriundo de Nueva Orleans: “El resultado es como un árbol, que tiene la misma raíz, el mismo tronco, el cual viene de África, y dos ramas distintas: el son y el jazz”.
Se patentiza durante un proceso de asimilación, intercambio, entendimiento, por parte de los creadores, ellos incorporan ideas, mezclas, células matrices e intuiciones que asimilan referentes para crear lo propio.
La vibración del swing seguirá impactando al evocar las figuras notables que demuestran su magisterio en conciertos, festivales, entre otros eventos de amplia repercusión en los medios radiales y televisivos.
Por ejemplo, urge incentivar que “el jazz no es de minorías, ni de élites, sino de pueblo”, como ha reconocido Bobby Carcassés, Premio Nacional de Música.
De igual modo, obras de Bach, Mozart, Beethoven y Prokofiev, que datan de hace siglos, se ejecutan en presentaciones y recitales, e influyen en el devenir de la música contemporánea con innovaciones constantes.
Lo demuestra la emisora CMBF, Radio Musical Nacional, hace 70 años. De ningún modo significa anteponer lo nuevo a lo viejo, sino comprender un proceso de continuidad, en el cual confluyen tradiciones, evolución y presente, tríada que conduce al desarrollo, a colocar cada componente en un espacio real.
Sin lugar a dudas, el nuestro es un pueblo bailador. Para los oriundos de esta isla, sonoridades y ritmos tienen amplias connotaciones.
Como reconoce el maestro José Loyola, director de la orquesta Charanga de Oro: “Ningún género musical en particular es chabacano. Aunque en la actualidad algunos absorben un mayor componente de mal gusto, y hasta sedimentos seudolingüísticos que llegan hasta las fronteras de lo obsceno, lo cual agrede la convivencia social de nuestro entorno, la educación, las costumbres y el comportamiento”.
Todos debemos adoptar acciones eficaces para que reine un orden civilizado, con el aporte de todas las instituciones.
En opinión de la destacada cantante Argelia Fragoso: “La academia es muy importante en el desarrollo de alguien que se dedique a la música. Cuando el cantante tiene estudios todo le resulta más fácil: sabe encontrar la mejor tonalidad, incluso cuando no esté en su mejor forma vocal, puede intercambiar criterios con el arreglista sobre alguna pieza, sabe cómo quiere ser respaldado musicalmente, conoce los ejercicios que debe realizar, cómo debe cuidarse para el mejor rendimiento de la voz”.
Ella va por el mundo recreando las canciones cubanas e hispanoamericanas. Siempre recibe cariños de los públicos sensibles, conocedores de raigambres y renovaciones.
Los valores no son un contenido sino una práctica vital que se convierten en historias, estas deben perdurar en el flujo mediático.
Realizadores y directivos son conscientes que lo educativo no es un asunto curricular de contenidos o escolaridad sino de construcción de sentido social desde los nuevos lenguajes y saberes.
Hace falta escuchar, difundir, aprehender las músicas para mover los pies y las ideas, lo cual reconforta, nutre la espiritualidad.