Nuestra radio, la cubana

Este 13 de febrero, Día Mundial de la Radio, hablemos de la nuestra, la cubana, la que inició sus transmisiones hace casi una centuria gracias a la sensibilidad y la voluntad de Luis Casas Romero, músico y patriota… y también viceversa.

Esa radiodifusión ha marcado indelebles hitos en la vida, el sentimiento y la conciencia nacionales, al reconocerse desde sus inicios un medio de comunicación al servicio de las más nobles causas y los más justos anhelos de sus oyentes o, lo que es lo mismo, del pueblo cubano.

Sobre esas premisas irrumpieron en el éter, cual trincheras de ideas, El Periódico del Aire, gestado por Guido García Inclán, periodista, humanista, martiano; la emisora Mil Diez, difusora de la doctrina marxista abrazada por el Partido Socialista Popular; la planta rebelde y guerrillera fundada por el Che en el fragor de la lucha por la definitiva independencia de Cuba; la estación internacional Radio Habana Cuba, destinada a divulgar en diversos idiomas la realidad de nuestro país a través de sus frecuencias de onda corta.

No podía ser de otra manera, nuestra radiodifusión nació asistida por el patriotismo y por la cultura. Esa radio nuestra que reveló a los cubanos –y después también a los públicos de otras latitudes– la grandeza de tantos y tan valiosos artistas que por vez primera demostraron su talento en La corte suprema del arte.

Esa radio nuestra que inauguró en el mundo los dramatizados de continuidad –ese trascendente aporte de Félix Benjamín Caignet– y revolucionó los conceptos de la programación informativa cuando el eminente intelectual y radialista Alejo Carpentier arropó las noticias con el lenguaje de la música.

Y sigue siendo la Radio Cubana –con un centenar de emisoras que abarcan casi la totalidad de nuestra geografía– un indispensable vehículo de información, esparcimiento y engrandecimiento cultural para los millones de compatriotas que cada día y a cualquier hora recurren a ella, con la certeza de que van al encuentro de una gran y fiel amiga.