Orlando Manrufo y las aventuras de Mariconchi
Al fin, en medio de sus múltiples actividades, logramos entrevistarlo. Nos citó para la Agencia ACTUAR. Íbamos con un poco de temor, pues no sabíamos cómo sería tratarlo de manera directa, lo conocíamos por sus personajes, que él asume con tanta responsabilidad y mesura. Llegó puntualmente y comenzamos a hablar, algo que disfrutamos al máximo.
Un poco de historia
Orlando Manrufo cuenta que es ingeniero en transporte marítimo, especialidad que nunca ha ejercido. Desde pequeño imitaba voces y siempre reservaba un dinero para ir a ver los filmes argentinos de la época, protagonizados por Mirta Legrand y Libertad Lamarque. Muy pronto comenzó a hacer personajes con el deje argentino.
Tuvo una profesora que impartía Literatura que lo llevó a ver la puesta en escena de una obra del escritor argentino Florencio Sánchez, él hizo el personaje con el deje argentino luego de eso. De buenas a primeras lo llevaban a todas las aulas para que hiciera la obra.
Confiesa que aprendió mucho de un programa televisivo llamado Cine del Ayer. Hacia 1988 conoció a través de un tabloide cultural llamado Cartelera, sobre la convocatoria para integrar el grupo de teatro para aficionados “Olga Alonso”.
Manrufo se presentó a los exámenes y fue escogido, debuta poco después con la obra Santa Camila de la Habana Vieja. Como parte de tan reconocido grupo teatral, conoció a fondo este arte y tuvo compañeros que hoy representan “glorias del teatro cubano”, destaca, como Corina Mestre, Bárbaro Marín y Laura de la Uz, entre otros.
Al fin y al cabo, el humor
Si bien apreció muchísimo su incursión en obras dramáticas, dentro de Manrufo latía la vena del humor. Por eso decidió presentarse, con su personaje de Mariconchi, ante ese otro grande de la actuación que es Osvaldo Doimeadiós.
Este último le aconseja hacer sus propios monólogos, pues el personaje era muy bueno. Así surge Mariconchi, la mujer desinhibida y con discurso siempre avispado, que hace olvidar las penas y reflexionar sobre cuestiones esenciales de la vida como proyectarse hacia el futuro.
No obstante el personaje ha logrado una presencia importante en varios espacios de comicidad, realmente no se encuentra entre los privilegiados del humorismo en la televisión; pero el teatro América se desborda cada jueves con cuando tiene lugar el show La esquina de Mariconchi.
Precisamente, el 3 de febrero cumplió 17 años este espacio del popular personaje. Igual de exitosa fue la puesta en la Sala Atril, de La Habana, del unipersonal Aventuras y desventuras de Mariconchi.
En 1997, junto a Ariel Mancebo, Manrufo recibe el premio Aquelarre, que distingue a los humoristas cubanos. Fiel al encanto y el refinamiento del verbo y la expresión corporal, propios de Mariconchi, su intérprete valora que “el humor no tiene que ser agresivo ni ofensivo, pues siempre debemos recordar a humoristas como Eloísa Álvarez Guedes, María de los Ángeles Santana y Natalia Herrera”, rememora.
Puesto que Mariconchi le impone ser una figura multicultural, Manrufo se aventura con el inglés, el francés y hasta el ruso. A propósito de ser plurilingüe, bromea con una historia. Durante un diálogo jocoso con una rusa, él comenzó a decirle cosas, supuestamente en ruso, pero ella advirtió a todos que el cubano estaba hablando en yugoeslavo, los presentes allí estallaron en carcajadas.
Por supuesto, entre chistes y risas, terminamos una entrevista inolvidable, no sabemos si con Mariconchi, Virgen Santa, Masingona o Sobeida, varios de los roles que encarna Manrufo. Gracias a este actor por su versatilidad e ingenio artísticos.