Rey Gómez: En cualquier momento regresaré a la televisión y a la radio cubanas
Quienes lo conocieron como profesor de español-literatura en el entonces Instituto Preuniversitario en el Campo (IPUEC) “Honorato del Castillo Cancio” (hoy convertido en un Instituto Preuniversitario Urbano -IPU-), no olvidan su pasión y entrega al magisterio.
Tampoco olvidan su vastísima cultura y aquella forma tan entretenida de enseñar la concordancia entre sujeto, verbo y predicado; mientras narraba el célebre canto 22 de la Ilíada de Homero. Era como espiar, a través del tiempo, al mismísimo Aquiles en fiero combate contra Héctor.
Luego apostó por la comunicación social, la locución, el periodismo y el aprendizaje de lenguas extranjeras, aunque confieso, no sé si es ese el orden correcto. Tal vez no importa, porque él es ya un hombre universal cuya sencillez y profesionalidad nos maravilla.
Para Sancti Spíritus es un hijo ilustre, para el Instituto Cubano de Radio y Televisión (ICRT), un orgullo y para teleSUR, uno de los conductores estelares. Y es que Reinaldo Gómez (Rey) no necesita más presentación que su carisma y pose de caballero refinado, culto, tal vez hasta sabio.
En este propio mes de mayo se cumplirán 10 años de su llegada al popular canal de televisión latinoamericano de noticias y Cubadebate indaga sobre la experiencia: “Como profesional pienso que he crecido muchísimo y ello, al mismo tiempo, me ha permitido moldear mi personalidad. Llegué a Caracas con una pulida técnica de oratoria. No es una perogrullada afirmar que la Escuela Cubana de la Locución, la cual tuve el honor de presidir hasta 2011, es de las mejores en el mundo”, explica.
Según Rey, traía aprendidos algunos conocimientos lingüísticos y nociones del periodismo. Pero fue en Venezuela donde, a fuerza de estudio y responsabilidad frente a las cámaras, ha perfeccionado su técnica e incorporado otras herramientas de gran utilidad.
“Hoy me atrevo a polemizar y someter a reflexión temas geopolíticos, conflictos del mundo contemporáneo, conducir debates sobre la lucha por la equidad, la inclusión social, la igualdad de género, el antirracismo, los derechos de los migrantes, entre otras causas justas que conforman la agenda noticiosa de teleSUR; el día a día de esta multinacional que siempre te da la opción de crecer, desde su cotidianidad”, cuenta.
Su inicio en los medios de comunicación se remonta al 2000 cuando matriculó en un curso de locución gestionado por la emisora Radio Sancti Spíritus. Mucho ha llovido ya y hoy incursiona en otras especialidades artísticas dentro de la televisión: “En Cuba cursé Producción de Televisión, pero el pensum solo me sirvió en mi país para ampliar la visión que hasta entonces tenía de los medios. Aquí soy Presentador-Productor en plantilla, bajo la categoría genérica de Periodista. Ergo, en mi labor de rutina tengo que (no es opcional) involucrarme en la «fabricación» de cada espacio que presento, desde su génesis”, aclara.
Confiesa que prefiere —dentro del amplio abanico de la especialidad—, editorializar contenidos: “Ningún material que se presenta en la Jugada Crítica se monta si no es previamente revisado por mí, lo cual me obliga a contrastar fuentes, hurgar en la Historia, localizar puntos geográficos de interés para el análisis, pulir la redacción, recomendar imágenes y, una vez al aire, interactuar con expertos, haciéndolos sentir parte de nuestro equipo sin faltarles al respeto. Me exige mucho estudio y desdoblamiento, pero en ese empeño el tiempo invertido es ganancia”, concluye.
—¿Cómo te imaginas a la gran audiencia latinoamericana que te sigue? ¿Te retroalimentas de sus opiniones?
“Como lo que es: amplia, ávida de saber, temperamental a veces con ideas que pongo de relieve. De hecho, he recibido opiniones desde disímiles latitudes y en muy diversos tonos; pero su principal valor es el ser enormemente agradecida”.
Rey Gómez y … ¿la fama para la cabeza?
No hay nada más admirable en un profesional de la palabra que su modestia. Nunca olvido a José Martí cuando expresó que la fama es un mito inútil, quizás por eso el espirituano me habla de… ¿“popularidad”?
Dice que lo que conocemos como fama arriba sin tocar a la puerta: “Al menos, yo nunca la he tenido entre mis prioridades, pero la popularidad llega en la misma medida que tu trabajo comienza a tener cierta incidencia en el pueblo, que aumenta tu responsabilidad social, porque tu palabra y acción calan en la conciencia colectiva. Entonces, de ti depende que te vean como “una celebridad”, o te conviertan en alguien tristemente célebre”.
Inevitablemente la gente de todo un continente y allende los mares lo ve, lo sigue, se identifica con él; por eso aclara que lo más importante es estar vacunado contra la vanidad, que, si algún día te identifican en un café, en la tienda de la esquina, en la parada de Coppelia, en tu propio vecindario, en un aeropuerto, en el Metro de Moscú o saliendo del canal, siempre estés dispuesto a dialogar, a compartir con tus semejantes.
Como cualquier otro mortal, Rey se levanta casi de madrugada para estar antes de las 7 de la mañana en los estudios de teleSUR.
No dispone de lujos ni asistentes domésticos, así que se prepara su propio desayuno mientras revisa las redes sociales “para no estar despistado”, explica.
Más tarde toma el Metro de Caracas y, apenas llega a la oficina comienza la magia de la preproducción: “Paso por maquillaje y vestuario y… ¡al aire! Regreso al apartamento donde pernocto, no sin antes dejar planificada la labor de la jornada siguiente. Estiro las piernas por la ciudad, siempre que las circunstancias me lo permitan. Estudio un rato, cocino, ceno mientras veo la tele, me aseo y… ¡a dormir, que mañana será otro día!”, confiesa.
—¿Aunque siempre se te ve muy seguro ante cámara, te has equivocado “en grande”?
“¡Claro que sí; más de una vez! Uno siempre evita equivocarse; pero en vivo, por donde menos te imaginas salta la liebre… Siendo así, creo que lo más importante es saber seguir adelante con dignidad, sin perder el Norte y sacar aprendizajes tan grandes como las equivocaciones.
Se trata de no tropezar dos veces con la misma piedra, sino aprender a divisarla de lejos para esquivarla en el momento justo. La clave está en la autopreparación, en estudiar sin prisa, pero sin pausa; en tener el valor para regresar al canal al día siguiente y asumir tu tarea con honradez”.
Desde que era un adolescente estudia idiomas por mero placer y entre sus grandes pasatiempos se encuentra ver televisión (consume todo tipo de programas), escuchar la radio (tanto noticias como música) y también se auxilia de las redes sociales para «desconectarme», salvo en Twitter, plataforma que utiliza como extensión de su labor en pantalla.
De vacaciones en Cuba, disfruta mucho ir a casa de amigos en su Sancti Spíritus natal o en La Habana, para ponerse al día: “Eso, cuando mi mamá no me secuestra por horas para darle play al recital de cuentos que ha recopilado durante todo un año”, bromea.
Se le ve frecuentar las librerías habaneras usando bluejeans, franela y tenis. Bajar al muro del malecón, hablar consigo mismo -aunque está muy cuerdo, acoto-, mientras zapatea las calles: “Amo contemplar las nubes al caer la tarde e interpretar el silencio de las madrugadas”.
—Hoy, cuando exhibes con orgullo una carrera consolidada, ¿a qué le temes?
“Honestamente, no tengo razones para temer. Soy parte de un momento histórico y obro en consecuencia, poniendo en práctica los valores humanos que mis padres -un barbero y una costurera- me inculcaron desde que nací. En paralelo, soy fruto de un proceso que nos dio a los negros de mi país el derecho a crecer sanos, emancipados y cultos. Cuando tienes todo eso claro, cuando recuerdas de dónde vienes y qué causa debes defender, no le temes a lo que está por llegar; avanzas con paso firme”.
En una entrevista concedida al periódico Escambray en 2012 dijo que el locutor debe sentir nervios, o levantarse e irse. En estos momentos acumula una gran experiencia, pero la emoción ante cámara, el respeto por la profesión siempre implicará algún cosquilleo en las entrañas del alma:
“Con los años, los nervios se convierten en sentido de la responsabilidad. No creo que sean propiamente nervios, porque ves el estudio de televisión como una habitación más de tu propia casa y, si hiciste bien tu tarea, no tienes nada que temer.
Pero siempre experimentas algo; no sabría definir exactamente qué es… Como la relación de pareja: cuando dejas de sentir ese cosquilleo en el estómago, es mejor bajarse del carro y seguir a pie”.
—¿Profesor, locutor o periodista?
“Todo y nada”.
—¿Nuevos proyectos de trabajo que nos puedas adelantar?
“Para serte honesto, tengo en mente varios. La vida dirá cuáles y cuándo se concretarán. Otros podrían llegar sin avisar, pero si valen la pena, serán igualmente bienvenidos”.
—¿Regresarías en algún momento a la televisión o a la radio cubanas?
“¡Que no te quepa la menor duda! En cualquier momento”.
—¿Recomendaciones para los locutores y periodistas que te siguen?
“Aunque muchas veces no nos percatemos y la audiencia ve en nosotros inevitables modelos de expresión (lingüística, corporal, social…); pero, sobre todo, la expresión de una verdad, de una ideología, por compleja esta que sea. ¿Quieres perdurar? No defraudes al pueblo. «No te destiñas», diría mi mamá”.
Pero Rey Gómez no se “destiñe”, más bien resplandece por sus valores como persona digna. Su constancia, espíritu de superación y sencillez lo elevan desde “la señal informativa de América Latina”, al mundo.
Baste escribir que quienes fueron sus alumnos en el IPUEC “Honorato del Castillo Cancio”, hace más de dos décadas atrás, aún miran la pantalla del televisor y exclaman con orgullo: “Ese es mi profe, carajo…”