12 de octubre de 2024

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Editorial del Instituto Cubano de Radio y Televisión

Roberto Pacheco Martínez, artífice de la narración deportiva

El narrador deportivo comenta acerca de su trayectoria profesional en los medios cubanos
Roberto Pacheco Martínez

Roberto Pacheco Martínez

Permanecer 52 años en tan difícil y emocionante especialidad: la narración deportiva, es un récord y un magnífico average, términos que bien conoce nuestro entrevistado. Es una persona que casi no requiere ser interpelado. Conversador incansable, trasmite vida y optimismo admirables a sus 78 años.

“Nunca pensé ser narrador deportivo, pero cuando era pequeño, con cinco o seis años, ya narraba pelota a mi manera en un solar yermo, cerca de mi casa”, rememora sonriente. Culminó sus estudios primarios, pero no pudo seguir estudiando por dos razones: vivía en un pueblo fuera de la capital y su familia era muy pobre.

Muy joven comenzó a trabajar en bares y cantinas; vendió hortalizas en su pueblo natal, Caimito del Guayabal, perteneciente a la actual provincia Artemisa. En 1959, con el triunfo de la Revolución, tras la fuga del dictador, Roberto participa en la toma de la estación de policía del pueblo y del cuartel de la guardia rural. Enseguida se alista en la Asociación de Jóvenes Rebeldes y las Milicias Nacionales Revolucionarias. También combate en la lucha contra bandidos del Escambray, como miembro del batallón 132 de Bauta.

Es seleccionado para integrar el primer grupo que va estudiar a la ex Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS). Aprende sobre Mecanización Agrícola durante un año. A su regreso, trabaja en la PR2 de Artemisa atendiendo la mecanización cañera en ese territorio por tres años.

Posteriormente lo llaman del PURSC y lo nombran director de Cultura en Ceiba, Vereda y Guayabal. Por ese tiempo, su hermano, que pertenecía al INDER, le comentó sobre la convocatoria para formar a narradores deportivos. Pacheco hizo la prueba y lo aceptaron para el curso era de año y medio.

Nos cuenta sonriente que aunque aprobó el curso, estuvo si percibir salario durante dos años pues ni el INDER ni el ICRT asumía esa responsabilidad y ya él tenía tres hijas. Por fin, en 1967, lo sitúan en Pinar del Río, pero esta provincia no tenía estadio y había que jugar el béisbol en Bauta. Luego de tres años, se construye en Pinar del Río el estadio Capitán San Luis.

Pacheco viene para La Habana y comienza a trabajar en Radio Rebelde, la COCO y Radio Progreso los temas del deporte, sobre todo el boxeo y la pelota, aunque cuando hacía falta incursionaba en otras disciplinas.

Trabajó por 16 años con esos gigantes de la narración deportiva que fueron: Bobby Salamanca, Eddy Martin, Héctor Rodríguez y Rubén Rodríguez. Nos dice emocionado: “sin que me quede nada por dentro, mi gran mentor fue Bobby, quien me enseñó las trampas del oficio para que el oyente o televidente sienta de verdad un evento deportivo”.

Pacheco ha participado en eventos tan importantes como los Juegos Centroamericanos, Panamericanos, Olimpiadas y Copas del Mundo, así como encuentros deportivos en Estados Unidos.

Le parece muy bueno el acuerdo firmado por la Federación Cubana de Béisbol y los empresarios norteamericanos de Grandes Ligas. Este era un sueño de Fidel y lamenta que él no haya podido verlo, pues siempre habló sobre el tema. Lo recuerda como un apasionado de los deportes y sobre todo del béisbol.

Se siente orgulloso de haber escogido el trabajo que le ha dado tantas alegrías y sonriente siempre acota que si volviera a nacer sería de nuevo comentarista deportivo.

Deportivamente aparte
Conversamos de su programa más importante: Deportivamente, que siguen y persiguen los fanáticos de todo el país por las frecuencias de Radio Rebelde. Nos dice que hace poco, cuando estuvo enfermo y alejado del espacio, le contaron los jefes de programación que las llamadas a cabina disminuyeron de manera increíble y Roberto no sabe cómo se enteró la población de su teléfono personal, que no paraba de sonar pues todos se interesaban por su salud. “Así es mi pueblo”, dice emocionado.

Cuando le preguntamos por sus premios y condecoraciones, nos llevó a una especie de galería que tiene en casa, y comprobamos que son numerosos y muy importantes, por ejemplo: las medallas Mártires de Barbados, Félix Elmuza, Combatiente de lucha contra bandidos; el Premio Nacional de Periodismo; La llave de la ciudad de Camagüey y, otorgado hace solo unos meses, el Premio Nacional de Radio 2018.

Conserva además, fotos inolvidables con los dirigentes de la Revolución, sobre todo con Fidel.

Nos despedimos de Pacheco y su amable esposa, deseándole mucha salud y que siga deleitando a los oyentes con su verbo claro, preciso y emblemático.

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