Rutas críticas en el audiovisual
Cada vez más resulta difícil lograr que espectadores de menos edad, adolescentes y jóvenes, no accedan a productos, los cuales pasan de mano en mano en dispositivos tecnológicos, de ahí el aporte del medio televisual en la formación de un tipo de lector capaz de interesarse por lo mejor de la cultura propia y universal.
De hecho, en la sociedad contemporánea prevalece la variación de sentido en las relaciones sociales, teniendo en cuenta los avances científicos, el desarrollo de infraestructuras y el incremento de soportes no impresos. Desde tiempos inmemoriales, alimentan el discurso artístico, preocupaciones éticas, sociales y políticas, dilemas del ser humano en los laberintos de la existencia.
En el panorama mediático, las ficciones generan impactos en la construcción de imaginarios y la opinión pública. Relatos concebidos para las representaciones en las pantallas se multiplican en la sociedad interconectada, forman parte de la cultura compartida por comunidades.
De ello son conscientes directivos y realizadores, por esto, y a pesar de las actuales difíciles circunstancias, la TV ha logrado restablecer en este verano el programa Teleteatro (Canal Educativo, lunes, 10:30 p.m.). Quizá el horario no lo favorece, debería pensarse en una retransmisión en horarios vespertino o matutino el fin de semana.
Como expresara en cierta oportunidad la primera actriz Herminia Sánchez: “La dramaturgia teatral tiene que ser conocida por las amplias mayorías, cuando esto sucede crece el interés hacia puestas e intérpretes de notable valía. Muchos de ellos solo conocieron las tablas, en ellas demostraron talento y magisterio de manera espectacular. Textos incisivos, puestas fabulosas, han propiciado conocernos mejor”.
No es menos cierto, en las narraciones audiovisuales personajes disímiles fustigan esquemas, prejuicios, censuras, tabúes arraigados, sinfín de intolerancias e inercias. El principal propósito de un argumento es comunicar emociones significativas. Por supuesto, la emoción no es una fuerza estática, sino un movimiento in crescendo, que impulsa la fuerza del deseo y las acciones de los intérpretes.
Por su parte, la primera actriz Ofelia Núñez ha reconocido las diferencias entre los medios de comunicación. “En particular me fascina el lenguaje de la televisión, a la que podemos llevar obras de la literatura, del teatro, es una manera de motivar a las personas para que conozcan lo más valioso del patrimonio nacional”. Es necesario nutrir las puestas audiovisuales con subjetividades atractivas, encuadres, ritmos que propicien mecanismos de interacciones emocionales y participativas.
Aunque en ocasiones se olvida, la tv media entre la elaboración del conocimiento de la realidad y la valoración de los sujetos de esa realidad, reafirma la dimensión antropológica de la cultura, que es un ente híbrido, heterogéneo, donde confluyen repertorios populares, cultos y masivos.
Las puestas en escena no son solo producciones de sentido, sino de sensaciones que alcanzan su clímax en narraciones estructuradas con el propósito de seducir a cada persona, de lo contrario se pierde la conexión participativa de las mayorías.
En diferentes espacios y canales, la tv privilegia en el período estival contenidos, formas novedosas, que no deben escapar a la percepción de los públicos, pues advierten sobre conflictos existenciales de amplia repercusión social. Urge la ampliación del conocimiento, para seguir cultivando la capacidad de selección de lo perdurables y valedero ante los ojos de la familia cubana.