18 de abril de 2024

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Editorial del Instituto Cubano de Radio y Televisión

Seguimos en sintonía

Relevantes figuras de la radio cubana, como Eduardo Rosillo, han dejado sólidas huellas en este medio de comunicación y en oyentes de varias generaciones que sintonizan su emisora preferida por internet o la vía tradicional
Eduardo Rosillo

Eduardo Rosillo

La era de los internatuas se sustenta en un nuevo proceso de comunicación en el que el receptor es también productor de ideas, aporta gustos, intereses, perfecciones, urgencias. Quizá como ningún otro medio la radio siempre está disponible. Brinda informaciones, educa, entretiene, estimula la imaginación desde edades tempranas, continúa en permanente desarrollo.

En diferentes especialidades renombradas figuras han dejado sólidas huellas en la emisora donde compartieron vivencias y disfrutes “junto” a sus oyentes. Son muchos las que ya no están, dejaron una marca imperecedera en programas humorísticos, musicales, cuentos, teatros, noticieros, grabaciones, transmisiones directas sin reparar en el frío, el calor excesivo o las condiciones difíciles en llanos y montañas.

Cada emisión deviene un hervidero de acciones comunicativas y proyectos. En la historia de Radio Progreso, La emisora de la familia cubana, descuella el nombre de Eduardo Rosillo. Locutor, director de programas, promotor cultural, desplegó un estilo ante el micrófono, disfrutaba aderezar con anécdotas y relatos sus comentarios. Imposible olvidar su imagen, la manera de decir que lo distinguió. Prefería conversar con la audiencia de manera natural, afable, entusiasta.

En cierta ocasión me comentó: “Para las personas tiene gran significación lo que decimos. Me mantengo informado, busco datos, investigo, nunca me canso de preguntarle sobre la génesis de su trabajo a músicos, compositores, intérpretes… Poco a poco fui conociendo el vasto mundo de la música popular cubana, el cual es rico, diverso, amplio”.

Sonreía gustoso al hablar del trabajo que lo cautivó hasta los días finales de su vida. “La conducción de un programa musical requiere disciplina, entrega, desempolvar los archivos. Uno descubre algo nuevo, a veces sin pensarlo. Soy perseverante, pregunto y pregunto sin cansarme. Cuanto escribo el guion ya conozco lo suficiente y mucho más del tema o de la pieza que abordaré”.

Alegrías de sobremesa, La Discoteca Popular, Un domingo con Rosillo forman parte del curso de la existencia de un creador auténtico, acucioso. “Me interesa promover la cultura de mi país. Lograrlo requiere mantenerme actualizado”, decía. La cabina de Radio Progreso lleva el nombre de Eduardo Rosillo. Jóvenes y consagrados del sistema de la radio lo llaman maestro. “Cuando me piden un consejo siempre repito lo mismo: estudiar, estudiar, estudiar. Los saberes no se improvisan. ¿Mi mayor satisfacción? Cuando alguien llama y dice: “seguimos en sintonía con usted y la emisora de la familia cubana”.

Testimonios de reconocidas personalidades dan fe de la valía del auténtico creador. En opinión del maestro José Loyola, compositor, flautista, director de la Charanga de Oro: “Rosillo fue un patriarca de la música popular cubana en la radio. Es interesante cómo selecciona la música, busca aquí y allá, reflexiona, analiza, amplía la visión de los oyentes, influye en el gusto de manera positiva”.

Rescatar la memoria, volver sobre los pasos de artistas notables nutre el acervo cultural de los cubanos sin distinciones de edades o sexos. Sin duda, el maestro Eduardo Rosillo merece ser considerado uno de los imprescindibles del arte radiofónico en nuestra nación.

Eduardo Rosillo, voz e imagen de la radio cubana, es un nombre imprescindible de la cultura nacional.
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