29 de abril de 2024

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Editorial del Instituto Cubano de Radio y Televisión

Televisión vs Homofobia (2)

Al avanzar el siglo XXI aumenta el tratamiento de la homosexualidad en nuestros audiovisuales incluso en los disímiles telecentros del país, y en particular, en las telenovelas. Aquí repasamos sin pretender citar, ni valorarlas todas.
Televisión vs Homofobia

Entre los programas de la Televisión Cubana que tocaron el tema de la homosexualidad recuerdo la telenovela El año que viene (Héctor Quintero, 1995) la cual explicitaba un hombre (Bolito, interpretado por Manolo Melián y asesinado con sordidez homofóbica) y una pareja de mujeres homosexuales en el mundo de la prostitución y del cabaret.

Los tres personajes fueron construidos con todos sus clichés, salvo el amante de Bolito, un chulo que lo utiliza, y alguna que otra leve insinuación homo-erótica.

Otro de los dramatizados que abordaron la temática fue una de las cuatro historias de la teleserie La otra cara (Rudy Mora, 2000). Aquí, Jacqueline Arenal interpretaba una artista de la plástica cuyo brusco novio (Albertico Pujol) es superado ampliamente por el amor de una modelo que apenas se descubre finalizando un capítulo, muere al comenzar el siguiente, frustrando lo que hubiera sido tan revolucionario entonces, presentadas ambas sin clichés, femeninas y bellas.

Pero las palmas en estos tratamientos se las llevan las telenovelas brasileñas, a partir de Vale Todo (1988, trasmitida en Cuba iniciando los años 90). La trama sigue su curso con la muerte de Cecilia en un accidente, mientras María de Fátima (interpretada por Gloria Pires) pretende despojar de sus derechos de pareja a Laïs porque no se les consideraba esposas. Tan bien se trató esta relación, en época tan inicial para este tema en Cuba, que todo el pueblo cubano apoyaba a Laïs.

Desde entonces, toda la máxima diversidad sexual y de manifestaciones homofóbicas ha sido mostrada casi sin excepción por estas telenovelas brasileñas: transexualidad, travestismo, entre adultos mayores, interracial, hijos, etcétera y casi siempre muy valiente y acertadamente.

En general, a mi juicio, en estas producciones están las primeras y mejores lecciones de educación sexual y respeto a la diversidad en nuestra televisión, si bien es cierto que nos hemos mal acostumbrado a aceptar en el extranjero lo que no aceptamos en los cubanos, pero eso no disminuye los aciertos brasileños al saber tratar el tema.

Algo similar podemos señalar en películas y series como Anatomía de Grey, El Coro (Glee), Seis pies bajo tierra, incluso de Bostwana (África) Agencia No. 1 de mujeres detectives y muchos más audiovisuales de los más diversos países en casi todos los espacios de cine en nuestra televisión.

También hay películas cubanas como ¿Por qué lloran mis amigas? de Magda González Grau (2018), o documentales como los de la activista Lizette Vila y su proyecto “Palomas”, o aquel donde científicos alemanes “descubrían” que había “pingüinos gay”, lamentable noticia tan tardía y limitada, lo que la hacía homofóbica cuando ya era harto reconocido mucho antes en muchísimas especies.

Destaco, además, el acompañamiento de la televisión a la Jornada contra la homofobia en mayo de 2008 con otro brillante espacio del Dr. Calviño y la no menos rutilante presentación y estreno en Cuba de Brokeback Mountain por Rolando Pérez Betancourt en La séptima puerta.

Está cinta marcó un antes y un después en esta temática en nuestra pequeña pantalla, al sistematizarla educando muy atinadamente en el respeto a la diversidad sexual con muchas obras de las más diferentes latitudes, contextos y culturas.

De la música anti-homofóbica, muy pocas veces se mostró en televisión Pecado original (Pablo Milanés, 1994) y menos aún, Delirio de amar varones (Pedro Luis Ferrer, 1994), ni aún mucho más recientes, Julieta quiere a Julieta (Adrián Berazaín, 2014) ni el video clip Ser de sol (2012) de Buena Fe, pues todas las artes han cerrado filas contra la homofobia, aunque no han faltado claras expresiones homofóbicas también en no pocas de ellas, infelizmente televisadas.

Recuerdo el sábado primero, de febrero de 2014, tres días después del crimen contra el eminente teatrista homosexual Tony Díaz, en un programa tan gustado y popular como 23 y M, “La Charanga Habanera” (entre mis preferidas) cantaba

“Por la calle andan muchas margaritas

Que confunden las mariquitas con los tostones,

Por eso, yo sigo bateando jonrones

P´a que sufran esos macarrones”

Ello propició un artículo mío en el sitio web de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba; pero luego volvió a repetirse algunas veces por los medios, promoviéndola como no habían promovido las joyas poéticas citadas de Ferrer y de Milanés.

También vale citar lo sucedido con la cantautora Sara González y “su compañera” (durante 30 años) la pintora y grabadora Diana Balboa, quien tras la muerte de la trovadora comentaría en televisión la discriminación que sufrieron como pareja homosexual.

Tanto daño hacen los sexismos como la censura, por ejemplo, de besos sexuados entre personas del mismo sexo tal cual sucedió en el programa de cine de las tardes de sábado en Cubavisión, que por las justas protestas ocasionadas, repetió la película completa al sábado siguiente.

Al avanzar el siglo XXI aumenta el tratamiento de la homosexualidad en nuestros audiovisuales incluso en los disímiles telecentros del país, y en particular, en las telenovelas, sin pretender citar ni valorarlas todas.

Entre ellas destacan Polvo en el viento contra el vih/sida, Bajo el mismo sol, Con palabras propias y otros bastantes ejemplos más muy positivos, imposible de listar aquí.

Sin dudas entre los mejores tratamientos resalta la reciente propuesta en Los hijos de Pandora (2022) con otro gran galán: Alejandro Cuervo quién interpretó a un Saúl consecuente consigo mismo y con las mujeres que con toda lógica se sienten atraídas por él, pero de lo que no se aprovecha ni siquiera para disfrazarse de bisexual aunque llega a ser padre.

Un Saúl consecuente con su amor masculino; que no tiene que ser “perfecto” como algún crítico mal interpretó como anodino, para que “le perdonen” su homosexualidad. Nada más lejos del Saúl sencillo y franco que vimos y que sí… también existe, aunque otros prefieran universalizar los retorcimientos, y vale la pena promover.

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