19 de abril de 2024

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Editorial del Instituto Cubano de Radio y Televisión

Un artista que recorre décadas en el arte de la comunicación

Luis Rodríguez García-Casariego obtuvo el Premio Espacio de Comunicación Social por la Obra de Toda la Vida
Luis Rodríguez García-Casariego

Luis Rodríguez García-Casariego

A Luis Rodríguez García-Casariego no le convence la idea de encasillarse en una de sus habilidades profesionales. No se siente únicamente diseñador, pintor, escultor. Le gusta que lo definan como la persona que siempre ha sentido que es: un artista, en toda la extensión de la palabra.

Porque en el arte, según su propio criterio, es imposible delimitar fronteras o imponer rupturas: todo converge en el propósito más sublime de llegar a la creación más completa, y dar vida a ideas que solamente pueden desarrollarse a través de un imaginario sensible, pulido, experimentado.

Por la obra de toda la vida, la Asociación Cubana de Comunicadores Sociales optó por otorgarle este año un lugar destacado al artista. El jurado de esta institución entendió que cualquier manifestación del arte, en función de una óptima comunicación, constituye para este talentoso caballero, una imbricación sustancial capaz de ofrecer excelentes resultados, si existen nobles propósitos y los recursos acertados.

Graduado en 1969 en la especialidad de Pintura, en la Academia Nacional de Bellas Artes San Alejandro, en La Habana, García-Casariego supo alternar sus estudios académicos de Pintura y Escultura con su trabajo en el Instituto Nacional de Deportes y Recreación, en el área de Diseño, disciplina que iría perfeccionando con los años, hasta lograr excelentes resultados.

Luego de varias décadas como diseñador gráfico de afiches, carteles, y otros productos comunicativos, siente que esta disciplina ha dado un gran salto cualitativo en Cuba, en tanto existe actualmente el Instituto Superior de Diseño, que permite a los jóvenes egresados enfrentarse al mundo laboral con más y mejores herramientas.

Pero a pesar de los avances tecnológicos y académicos que imponen nuevas maneras de hacer, este artista entiende que hay actitudes y comportamientos, tanto personales como profesionales, que son permanentes e inherentes a un buen profesional de la comunicación, a un diseñador de calidad, con ética y responsabilidad.

“Para ser un buen diseñador no puede fallar la comunicación con el cliente o usuario al que va destinado el diseño. Eso no cambia con el tiempo ni con los nuevos avances. Si esa comunicación no fluye adecuadamente, el diseño no será funcional.

“Aun así, entiendo que las nuevas tecnologías son herramientas magníficas en la actualidad. El desarrollo no se puede negar. No es lo mismo trabajar un producto a mano totalmente, que hacerlo a través de una computadora”, sostiene García-Casariego.

Para el experto de las artes visuales, las tendencias en el diseño gráfico actual están muy diluidas, y la variedad se impone en cada material acabado. No obstante, entiende que el pop art, estilo que definió sus principales trabajos en los años setenta, puede seguir marcando un camino eficaz para lograr productos muy sugerentes.

“La gran mayoría de mis afiches están influenciados por ese arte, y estuve muy persuadido por toda la información que nos llegaba de países como Polonia o Alemania. Creo que visualmente esa tendencia puede seguir cautivando”, subraya.

Sin embargo, para lograr que los jóvenes sigan explorando estas tendencias, con mayor creatividad e innovación, los jóvenes deben conocer el camino trazado hasta ahora.

“No se puede lograr un proceso artístico sin conocer las formas en que se trabajaba décadas atrás. Porque lo que es, está en lo que fue. Evidentemente, los jóvenes diseñadores y yo somos de generaciones distintas.

“He intercambiado con algunos durante el espacio Portafolio, de Jorge Martell, en la sede de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba. En esos encuentros me ha llamado mucho la atención el ímpetu de los jóvenes, sus ideas novedosas, sus inquietudes artísticas, su diversidad de criterios, colores y formas.

“Es bueno que suceda eso, pero les aconsejaría que nutrirse de todos los que podemos aportar todavía, de manera que logren un bagaje general y obtengan un mayor conocimiento cultural y herramientas en historia del arte”, destaca.

Luego de medio siglo de vida artística, García-Casariego siente que aún le falta mucho por hacer. Quisiera, por ejemplo, tener más tiempo libre para pintar, o montar una exposición personal, como solía hacer hace años atrás.

“Ojalá llegue ese momento y me pueda quedar en casa pintando tranquilamente. Porque hay una realidad en todo esto: a pesar del tiempo, hay que plantearse nuevas cosas todavía”, concluye el artista.

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