11 de noviembre de 2024

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Instituto de Información y Comunicación Social

Ana María Domínguez: “en la radio soy más yo”

Entrevista con la joven periodista y locutora

Ana María Domínguez

Esta joven voz ya se va haciendo familiar en las frecuencias radiales. Se trata de la periodista Ana María Domínguez,  quien trabaja en el diario Juventud Rebelde y también se desempeña exitosamente como locutora. En los últimos años se ha ganado un lugar en el gusto de los oyentes, pues brinda con placer su frescura  a programas como A buena hora, de Radio Taíno, Escala Máster y Metrópolis en Radio Metropolitana, y en Radio Cadena Habana el programa En movimiento. Es locutora de Estaciones en Radio Rebelde y sustituta en el espacio matutino Haciendo Radio.

Aunque ahora está a miles de kilómetros de Cuba, en una pasantía de superación profesional, desde la India accede a esta entrevista para En Vivo, envía saludos a los radioescuchas y encuentra tiempo para disfrutar de los programas que sembraron por siempre en su corazón el “bichito de la radio”.

Como joven comunicadora usa las redes sociales para mantener el contacto con su Isla, y el chat se convierte en puente para transmitir y compartir sus emociones.

¿Desde cuándo la radio?  
¿Quieres que te diga la verdad? En mi casa siempre se ha escuchado radio y yo de niña leía en voz alta frente al ventilador para que mi voz vibrara tal cual sucede con el micrófono, pensaba yo.

Desde que estudias periodismo te das cuenta de que la radio sigue siendo el medio más cercano a la gente, el más barato y tal vez el más difícil porque debes transmitirlo todo a través del sonido. No pienso solamente en programas de entrevistas o musicales, también en dramatizados, por ejemplo. Mi familia tiene cultura radial, no era nuevo para mí escuchar la radio en casa. Y aunque no tengo mucho tiempo para escucharla, vivo de trabajar en ella. La radio para mí es el lugar donde más feliz me siento.

¿Qué camino te condujo al programa A buena hora?
Llegué a A buena hora (al aire de lunes a lunes de 2:00 p.m. a 4 p.m.) en agosto de 2014. Alina Núñez, la asistente de dirección del programa en aquel momento, sugirió invitarme por un artículo que leyó en el periódico Juventud Rebelde que se llama “La salud en los tiempos de la moda”.

El programa tiene la emisión de los viernes dedicada a la sección Cultura de Vida, donde se habla sobre temas relacionados con la comida sana, hábitos saludables, yoga, terapéuticas naturales…

y en una emisión la locutora Yadira Otero me entrevistó y tuve que hablar de las investigaciones sobre el tema, cómo algunas prácticas de moda afectan la salud, por ejemplo los tatuajes, los piercings, las uñas postizas, las extensiones, etc.

Yadira me conocía como locutora de la emisora Radio Cadena Habana, donde empecé a trabajar como guionista en el 2011 y luego de egresar del curso de diplomado de Locución en el 2012, también como locutora.

Luego el director del programa, Manolo Luis, me llamó para decirme que necesitaba una sustituta para Yadira, y como ella le dijo que me conocía como locutora él escuchó algunos de los programas que yo conducía en Cadena Habana y le pareció que yo podía hacerlo.

Me emocioné muchísimo porque A buena hora es un programa que se escucha en mi casa desde hace mucho tiempo, y de oyente pasé a ser su locutora, y créeme, es una de las mejores experiencias que he tenido como profesional y como persona.

Ahora que estoy en la India lo extraño mucho, porque A buena hora no es un programa de radio tradicional. Quizás lo fue hace 23 años cuando Manolo Luis lo fundó y lo inauguró con la voz de Miosotis Parapar, pero él siempre tuvo muchas ideas y por eso el programa ha trascendido y hoy es un proyecto cultural.

¿Cuáles retos enfrentaste y enfrentas?
Hacer un programa en vivo, sin guión, entrevistando personas y presentando música, no era nada nuevo para mí porque ya había aprendido en Cadena Habana con los programas Diga lo que diga y En movimiento, bajo la dirección de Maylin Camilleri. Ambos duraban menos tiempo y no tenía tantos invitados como cada emisión de A buena hora. Pero en esencia ya sabía las técnicas para enfrentar un espacio en vivo con esas características.

Sin embargo, A buena hora tenía muchos otros ingredientes. Recuerdo que mi primera emisión como sustituta fue un lunes, y ese día de la semana la emisión se transforma en un puente musical. Los invitados presentan temas musicales de diferentes países, sonoridades y épocas. Aunque en ese momento yo soy solo una facilitadora porque ellos asumen el protagonismo, la emisión debe llegar a los oyentes en un tono coloquial, muy cercano y familiar, y de eso también debía encargarme yo.

Luego, de martes a viernes, recibo en la cabina de Radio Taíno, como si estuviera en mi casa, a los invitados con los que previamente se fija la cita. Te juro que en esas dos horas de programa yo no siento que estoy trabajando y me olvido de cualquier preocupación relacionada con mi trabajo como periodista de Juventud Rebelde y de la revista Cubahora, e incluso de cuestiones personales. Mientras estoy ahí, disfruto cada minuto porque me encanta conversar, y asumo las entrevistas así, incluso aunque no conozca al invitado.

Para mí es una conversación, y lo paso bien, y ojalá así se transmita. Los sábados A buena hora presenta en su horario habitual una transmisión en vivo llamada Descarga. Desde septiembre del 2016 se hace desde el Café Miramar, pero durante más de seis años se hizo en el club La zorra y el cuervo. Es una gran oportunidad para el público que no solo puede intercambiar con el colectivo y conocer a quienes hacemos el programa, sino también compartir con los músicos talentosos que protagonizan el espacio.

La entrada es libre y la propuesta musical siempre es diferente. Ese fue mi primer gran reto. Hice tres descargas mientras fui sustituta de Yadira, y ya a finales de noviembre de 2014 asumí el programa de manera habitual. Mi primera descarga fue con el cantautor Raúl Torres. Ya había visto algunas como simple público, pero estaba muy nerviosa porque tienes que asumir doble código. Le hablas al oyente que no está presente y se pierde algunos detalles, y le hablas también al público que lo comparte todo en vivo.

Debes mantener tu profesionalidad en el micrófono y al mismo tiempo una proyección escénica que para mí era desconocida. Raúl Torres fue un excelente entrevistado porque es natural y es de los que ante una pregunta da respuestas extensas y puedes coquetear con lo que habla para hilvanar la próxima pregunta. No siempre sucede así…a veces los músicos no hablan mucho y es difícil mantener la atención del público y guiar todo el programa de esa manera…

Al final, ¿sabes qué? Disfruto muchísimo la descarga…aunque reconozco que vestir con tacones y maquillarme no es de lo que hago de manera habitual, y eso también fue una demanda del espacio, pero lo amerita. Hoy la descarga es otra manera de divertirme, aunque la chispa siempre debe estar encendida. No puede haber baches al aire cuando un músico cambia de instrumento, o cuando se rompe la cuerda de una guitarra, o cuando pasa cualquier cosa en escena. El oyente está ajeno y como locutora debes siempre salvar la situación.

Ha sido muy gratificante para mí ser “descubierta” en la calle por alguien que me pregunta quién será el invitado del próximo sábado, por ejemplo. Yo trabajo en la prensa escrita y en la radio…ambos son medios que no permiten que la gente te conozca físicamente, y por eso no estoy acostumbrada a esos comentarios…la descarga es mi cara a ese público que sigue la radio.

Los domingos el programa se convierte en una Aventura A buena hora…es un programa grabado pero como si fuera en vivo. Vamos a diferentes lugares buscando anécdotas, curiosidades, lo que un domingo por la tarde pueda agradar a un oyente…hemos ido a fábricas, escuelas, teatros, hoteles, restaurantes, estudios de artistas, y músicos, galerías de arte, casas discográficas, y siempre es una experiencia nueva. Tengo que describir todo, manejar los sonidos, los ambientes y lograr que quien escucha del otro lado de la radio se sienta parte de esa aventura también.

¿Críticas…?
No sé. En la emisora se hacen estudios de audiencia, tal vez tengan resultados al respecto. A buena hora, que ojalá vuelva a ser mío cuando regrese je je…, mantiene la transmisión paralela a través de la red social Facebook, y por esa vía recibimos mucha retroalimentación de personas que nos siguen, incluso fuera del país. Por audio real en Internet también tenemos la posibilidad de ser escuchados. Tal vez las mejores y mayores críticas las hace el propio director que siempre quiere superar lo logrado con nuevas ideas.
Prensa escrita y radio, ¿cómo se imbrican en ti?

Disfruto mucho el periodismo y hacerlo para prensa escrita, que lo hace perdurable y más profundo. Pero en la radio soy más yo…hablando, riendo, sintiéndome cerca de quien escucha…disfruto cada minuto frente al micrófono. Me siento cómoda, no tengo que maquillarme, me trenzo el pelo o no, da igual…ahí soy yo y mis ganas de compartir el tiempo con quien quiere sentirse cerca. Es un mundo maravilloso.

Aprendes a ser muy creativo, y cuando suena el teléfono de la cabina y algún oyente elogia lo que hacemos, sientes que te llena el pecho una satisfacción incomparable. Desde la India no he dejado de escribir para publicar artículos en mi espacio semanal en la revista Cubahora y además en Juventud Rebelde, cuyo horario abierto me da espacio para desarrollar otras facetas. Pero extraño la radio muchísimo.

Estando aquí me he dado cuenta que pertenezco a ese medio pero en esa condición de conductora-locutora, más que como periodista. No obstante, el periodismo me ha ayudado muchísimo para asumir ese rol.

Mantengo mi vínculo con Cadena Habana como guionista y locutora en el espacio dominical En movimiento. Además, soy la locutora de Metrópolis, un programa que se transmite de lunes a viernes a las 12 de la noche en Radio Metropolitana, y soy sustituta de Escala Máster, también en esa emisora.

Desde hace poco soy locutora del programa Estaciones, en Radio Rebelde, de 10 y media a 12 y media de la noche, y soy sustituta en Haciendo radio. Todos son programas con perfiles distintos y eso me gusta de mi trabajo.

Lo importante es que nunca sería locutora o conductora de un programa que como oyente no disfrute primero. Eso es vital para mí. No se trata del salario, porque el pago en la radio, en cualquiera de los diferentes roles, no es alto. Es el bienestar enorme que se siente al trabajar en ella. Reconozco que todos los que trabajamos en la radio nos sacrificamos mucho y eso debe cambiar, pero mientras sigamos disfrutando lo que hacemos, eso nos llenará.

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