27 de julio de 2024

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Editorial del Instituto Cubano de Radio y Televisión

Danielito: una baja desgarradora

Daniel Diez dejó tras sí una huella imborrable.
Daniel Diez Castrillo

Daniel Diez Castrillo

Gustavo Adolfo Bécquer exclamaba, despavorido: “Dios mío, ¡qué solos se quedan los muertos!”.

   Pero uno se siente tentado a rectificarle la plana al poeta sevillano para, estremecidos, decir: “Dios mío, ¡qué solos nos quedamos los vivos ¡”.

   Día tras día, van raleando las filas de la gente valiosa y queridísima. Así, quien suscribe, cotidianamente, añora la presencia de Héctor Zumbado, Oscar Cuesta, Helio Orovio, Pury Paget, Miguel Ángel Tamayo, Orlando Castellanos… Y también, se extraña como un siniestro bombazo la pérdida de Danielito.

         El personaje

   Daniel Diez Castrillo (1946-2023) fue un ser de muchas y diversas virtudes.

    Quinceañero, está en la Sierra Maestra, instruyendo a sus compatriotas huérfanos de la letra. Y se enamora del macizo montañoso donde, en el decir de Núñez Jiménez, “hasta el aire es verde”. Con el pasar del tiempo, su apego hacia aquella comarca se concretará en un bastión de la cultura de nuestro país: la Televisión Serrana.

   Se formó Danielito –musicalizador, sonidista, guionista, director– dentro de una tropa de excepción: los que semanalmente nos entregaban el Noticiero Latinoamericano del ICAC.

   En el ICRT realizará casi un centenar de documentales.

   Iba a recibir incontables galardones, incluido un merecidísimo Premio Nacional de Televisión.

   Y este ser de excepción iba a contar, en su abultado aval, con una categoría inapreciable: su tremendísimo sentido del humor. En pocas palabras: fue lo que el sermo vulgaris cubensis denomina como un chivador cubiche.

   Sí, le echaremos de menos. Pero esa saudade estará acompañada por una sonrisa.

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