Hasta la vista, Juan Padrón

Este 24 de marzo de 2020, Pepito, el joven corneta de Elpidio Valdés, ha tocado silencio más allá de la manigua: se ha marchado Juan Padrón y un profundo duelo abate al fascinante mundo creado por el gran historietista y cineasta, y también a la cultura nacional y a todas las generaciones deudoras de su extraordinario talento.

Dicen que con la misma entereza de sus patrióticos y entrañables personajes luchó durante muchos días por su vida este ingenioso, afable, sencillo y consagrado creador, hasta que hace poco no perdió la batalla contra la muerte, sino que alcanzó la posteridad que ya tenía más que merecida; porque inevitablemente estaba destinado a la inmortalidad quien tanto nos deleitara, divirtiera e hiciera pensar con sus agudas historietas en el semanario Mella y en otros medios impresos como El Sable, La Chicharra, El Dedeté. Esas lejanas publicaciones, hoy desconocidas por los más jóvenes, pero atesoradas para siempre en la memoria de sus padres y abuelos.

Sin embargo, no existe un cubano de cualquier edad que no conozca y sienta muy de cerca el legado de Juan Padrón, en esa mambisada valerosa e ingeniosa que un buen día trascendió desde el papel y la tinta al celuloide, para que, a partir de estas, el amor por nuestra patria y el afán por defenderla se nos metiera por los poros desde las pantallas.

Se ha marchado Juan Padrón, pero ni siquiera el luto que hoy se multiplica en millones de cubanos podrá ensombrecer el colorido ni desvirtuar la gracia criolla que caracterizaron su obra, su vida entera. Este 24 de marzo se ha marchado Juan Padrón, y en el alma agradecida de su pueblo una frase se expande como una clarinada que nos anima a nuevas cargas, con el coraje a flor de piel y una sonrisa entre los labios: ¡Hasta la vista, compay!