Lázaro García al sur de mis recuerdos
Lázaro García, ahora que el destino dispuso tu partida en el centro de este abril, quién pudiera decirte —como Jesús a tu místico tocayo—levántate y anda, por favor.
Vuelve a pulsar esa guitarra y esa musa paridoras de tantísimas canciones donde tejiste tu propio rostro y tu perenne sentir de trovador apasionado, con el lirismo sencillo y cautivante que distingue a los poetas verdaderos.
Vuelve a colmar tu mochila guerrera y solidaria con ese amor que una vez te puso a salvo de la bruma y de la muerte en otras tierras, porque no fue en vano que inclinaras tu cetro comprometido con tu tiempo hacia la flor donde la vida puede sostenerse en cada pétalo.
Sin embargo, Lázaro García, como no tengo los poderes de Jesús ahora solo me queda imaginarte al sur de mis recuerdos en una trovada interminable junto a Sara y Noel, Vicente y Santiaguito, allí donde la eternidad se llena de luz para el regreso de quienes, como tú, jamás podrán marcharse definitivamente.