27 de julio de 2024

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Editorial del Instituto Cubano de Radio y Televisión

Mario Limonta: un actor que regaló gallardía a sus personajes

Breves líneas no sintetizan la pasión y la gallardía de Mario Limonta: “Hecho a mano y con dobladillo de ojo”, pero pueden resultar útil recordatorio acerca del talento de este actor
Mario Limonta

Mario Limonta

Mario Limonta cumple 86 años, pero permanece en la memoria de muchos como el bravo héroe Nacho Verdecia, inolvidable por la sinceridad y la fuerza que imprimió a su personaje de las aventuras Los Mambises.

El León de Damasco, El Pampino, Puerto Rico Libre, Aventuras del mar, La retaguardia del enemigo, el Sargento Arencibia en San Nicolás del Peladero, Sandalio el bolao en Alegrías de Sobremesa, Entrega o Promesas, propiciaron la creación de caracterizaciones que dieron vida a tantos roles en la televisión, el cine, la radio y el teatro, las cuales lo convirtieron en una figura significativa, de voz inconfundible, ganador de los Premios Nacionales de Televisión y Humorismo.

Mario ha reconocido las exigencias de un medio como la radio, en el que además de actuar tuvo la oportunidad de dirigir. Su paso por el cine no fue inadvertido y directores importantes de nuestra filmografía confiaron en él, ofreciéndole motivos para reinventarse. Películas como El joven rebelde, La decisión y De cierta Manera, lo situaron en un lugar privilegiado del cine cubano, al que muchos años después volvió gracias a Tomás Gutiérrez Alea para integrar el elenco de Guantanamera.

Humberto Solás también contó con su talento en Miel para Ochun y Barrio Cuba, en las cuales Limonta aleccionó a los desmemoriados, al resultar ganador de premios internacionales de actuación que le abrieron las puertas a producciones foráneas.

Es conocido su largo matrimonio con la también actriz Aurora Basnuevo, en el que el amor y el dolor se conjugaron para proteger a su único hijo. Este hombre imperfecto tuvo el valor de reconocer, ante la sociedad, su combate contra el alcoholismo y en este momento acompaña a su pareja en los difíciles momentos del envejecimiento.

Breves líneas no sintetizan la pasión y la gallardía de Mario Limonta: “Hecho a mano y con dobladillo de ojo”, pero pueden resultar útil recordatorio acerca del talento de este actor, que sembró un nombre en la historia de nuestra cultura audiovisual y radiofónica.

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