Preludio y guajira para un Cubadisco
La nueva edición de la Feria del fonograma insular, Cubadisco 2024, tuvo su gala de apertura con el habitual concierto de la Orquesta Sinfónica Nacional dedicado a la música campesina.
No hay que aportar demasiadas razones para argumentar la pertinencia de esa decisión: baste conocer la importancia de este género en tanto esencia y raíz de nuestro patrimonio, y demostrar una vez más lo legítimo de hibridar tendencias y sonidos, concretamente el sinfonismo con la música popular , como quedó explícito en el concierto de marras desde la perspectiva de algunos autores que han trabajado en tales fusiones a lo largo de su obra, o incorporando páginas del cancionero cubano y latinoamericano al formato mayor de la orquesta.
La gala , que también se dedicó a Colombia – país reverenciado este año por el evento- abrió con uno de esos compositores que incorporaron con frecuencia lo guajiro a sus creaciones: el imprescindible, inolvidable Carlos Fariña, estuvo presente con su » Punto y Tonada».
El ensemble, bajo la experta batuta del maestro Igor E.Corcuera, logró una de las características de la pieza: que las improvisaciones del laúd, ese instrumento típico de la música de nuestros campos, fuera remedada por los violines primos, además de conferir mediante todas sus secciones la riqueza y sabor de tan emblemática obra del gran músico nuestro.
Beatriz Corona es otra de las especialistas en sumar el sonido y la estructura del campo cubano a variados formatos de cámara y solistas.
En tal sentido, la también destacada autora de composiciones para coros, que le han valido más de un lauro, regaló al programa el estreno mundial de su pieza» Preludio y guajira XVII», que culmina el ciclo de esas fusiones que ha realizado desde 1980, además de encargarse de buena parte de los arreglos para el concierto .
Merecen relieve en ese aspecto la hermosa canción » De donde viene el.amor» ( José Ordaz Aguilera) a la que la orquesta extrajo y trasmitió todo su lirismo y poesía, o verdaderos clásicos de la guajira como » El.amor de mi bohío» (Julio Brito) o » La sitiera» (Rafael López González), que contaron en la parte vocal con el bello timbre de Eduardo Sosa – tan solo un poco adelantado en el tempo en la primera- y las cohesionadas voces de la Schola Canturum Coralina dirigida por Lisandra Rodriguez.
Otro aporte desde el canto fue el de María Victoria, ese emblema del género, quien desplegó su gracejo y poderosa voz en homenajes a su mentora, la decana Celina González.
No podía prescindir el concierto del llamado » tresero mayor», Pancho Amat, quien como se sabe ha hecho de lo campesino un verdadero sacerdocio.
La gracia y virtuosismo trasmitidos con su » El gallo pinto», o generando otra creativa mezcla ( al invitar a su colega italiano Davide Lo Surdo) quien con su energética guitarra eléctrica coprotagonizó una verdadera controversia guajira- rock que devino toda una fiesta.
Fiesta toda que constituyó la Gala apertura de esta nueva edición de Cubadisco, prólogo ideal para la gran fiesta de nuestra música.