Rafael Serrano: Premio por la excelencia artística de toda la vida
Primer amanecer del mes de diciembre, y se celebra en Cuba el Día del Locutor. En esta oportunidad, como ya viene sucediendo desde ediciones anteriores, algunos premios congratulan el esfuerzo y talento de quienes detrás del micrófono se encargan de entrar en las casas de los ciudadanos para informarles de la realidad cultural o social, compartir una escena de teatro o un capítulo de una obra literaria, o reflexionar sobre el devenir de los días.
En ese sentido, el locutor es el ser privilegiado que, aun sin un rostro identificable para muchos, puede llegar a ser cómplice en las venturas y hasta en los sinsabores de los públicos.
Este 1ro de diciembre de 2015, el espacio Hurón Azul, de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba en La Habana, fue testigo, entre importantes reconocimientos, del otorgamiento del Premio Violeta Casals por la excelencia artística y la obra de toda la vida, al locutor del Sistema Informativo Rafael Serrano. Al recibir tan importante lauro, el popular locutor confesó:
“Nunca me imaginé con excepcionales condiciones para la locución, solo puedo asegurar que ha significado uno de los grandes premios que me ha concedido la vida.
Puedo estar en medio de una situación difícil, de esas encrucijadas que aparecen y desparecen a igual velocidad, pero en el momento de comunicarme, de estar frente al micrófono, todo pasa a un segundo plano. Lo importante en ese momento es el público, ya sea radial o televisivo, y yo, humildemente, me puedo comunicar con ellos”.
Respecto a su trabajo en el Sistema Informativo aseguró que es una escuela donde priman la disciplina y la entrega: “Es una escuela de principios en la cual a veces tienes que ofrecer informaciones muy difíciles y otras veces es el jolgorio lo que reina; pero en ambos casos, tienes que encontrar dentro de ti la justa medida para no dejar de ser creíble. Las emociones cuentan siempre, pero es imprescindible manejarlas de la manera más objetiva”.
Y en medio de estos consejos de vida, y recién cumplidos los sesenta años, no puede Serrano dejar de aconsejar a los jóvenes que llegan ante el micrófono:
“La única clave de éxito es trabajar; superarse siempre uno a sí mismo, pero trabajar, estudiando y aprendiendo de quienes nos precedieron y para los que nos secundarán. Es la cadena de la vida, que no puede ser deshecha.
“En lo particular, poseo un recuerdo perenne de Cepero Brito, Germán Pinelli, Eduardo Rosillo, y más recientemente, de Alexis Narbona, un amigo personal que cuya desaparición me hizo recordar a Alberto Cortés cuando aseguraba: cuando un amigo se va queda un espacio vacío que no lo puede llenar ni la llegada de otro amigo.
“Son estos recuerdos los que vuelan por encima del micrófono, y que solo en día como el del locutor uno se atreve a sacarlos a flote, tal vez para que nadie vea esa fragilidad expresa, algo necesario para conversar detrás del micrófono”, concluyó.