27 de julio de 2024

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Editorial del Instituto Cubano de Radio y Televisión

Uno siempre tiene proyectos deambulando por la cabeza

Diálogo con la destacada directora de televisión María de los Ángeles Núñez Jauma
directora de televisión María de los Ángeles Núñez Jauma

directora de televisión María de los Ángeles Núñez Jauma

Su existencia ha estado marcada por el arte escénico. La joven que se inició como actriz de teatro aficionado un buen día encaminó sus pasos hacia el Instituto la Cubano de Radio y Televisión (ICRT).

Desde su llegada a este medio de comunicación, María de los Ángeles Núñez Jauma, ha alternado su labor en la realización de dramatizados, con la dirigida al público infantil y juvenil de programas como Los pasos azules, Buena suerte, Daniel, así como la serie Para la vida y, más recientemente, el teletreatro En privado con la reina y Retablo de Sueños, este último un acercamiento, dentro del audiovisual, al teatro de figuras para niños, donde se les rinde homenaje a los artistas titiriteros.

“Comencé a los 16 años en el grupo profesional Arte Popular como actriz aficionada en la obra Tema para Verónica, dirigida por Eugenio Hernández Espinosa. Tenía muchas inquietudes artísticas y por suerte descubrí muy temprano que mi camino era la dirección. Recuerdo que atrevidamente estaba pendiente de la puesta en escena, qué funcionaba o no. Mis ademanes, posturas y entregas no eran los de una actriz, a estas alturas hubiera sido muy mediocre”, cuenta Núñez Jauma.

Sucede que María de los Ángeles suspende las pruebas de Teatrología en el ISA (hoy Universidad de las Artes). Confiesa que esa era la única carrera que le interesaba. Por eso decidió no estudiar ninguna otra. “Fue un largo batallar —confiesa— hasta que mi madre, a quien le debo todo lo que soy no solamente como artista sino como ser humano, se entera de un curso de asistente de dirección que abría el Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográficos (Icaic), impartido por el cineasta Fernando Pérez, e inmediatamente averigua el teléfono de capacitación del Instituto y a tanta insistencia me permiten hacer las pruebas y es entonces que paso el curso”.

“Al final solo se quedaban como asistentes en el Icaic los trabajadores que pertenecían a él. Mi sueño nuevamente se truncaba. Insistí varias veces en el ICRT, pero nunca me dejaron subir al edificio y busqué trabajo en la Fílmica de las FAR”.

Mientras espera la respuesta afirmativa de esa productora de audiovisuales incursiona en la docencia: “Dadas las condiciones económicas de mi casa me voy a impartir clases de Historia en la Escuela Secundaria Básica Urbana “Comandancia de la Plata”, hasta que me llaman de la fílmica de la FAR y ahí comienzo ya a ejercer como asistente de dirección. De nuevo venía una racionalización de plazas y me quedé sin trabajo por ser uno de los últimos contratos que habían entrado”.

“Una vez estaba en los Estudios de Animación del Icaic y allí conocí al destacado director de dibujos animados Tulio Raggi, quien me mandó a ver a Omar González, en aquel entonces director del Canal 6, y es así como logré entrar al Icrt. Siempre le agradeceré a Tulio la confianza depositada en mí”, reconoce María de los Ángeles.

 Sus primeros trabajos estaban destinados al público infantil.

 Ciertamente. Trabajé con muchos directores como Iraida Malberti, Xiomara Blanco, Elio Doncel, Juan Arce, entre otros que, de alguna manera, me aportaron mucho a mi carrera después como directora.

¿Qué otros profesionales la han marcado en su quehacer?

Existen tres personas muy importantes en mi carrera en el mundo infantil: la asesora Elsa Hernández, del espacio habitual Había una vez, del cual fui la asistente de dirección. Elsa me aportaba todo un amplio conocimiento del género de disímiles maneras, desde el estudio de los clásicos hasta las diferentes técnicas.

Siempre he estado ligada al teatro y fue muy importante para mí asistir a la directora Maritza Rodríguez en la obra teatral El capitán Plin, un musical que hiciera gran temporada en el Karl Marx. Era muy impresionante ver ese inmenso teatro repleto de niños y sus reacciones. Maritza tenía esa dualidad de dirigir teatro y televisión. Después la asistí en la serie Hola mar y con ella aprendí que era vital la dirección de actores. No existe obra si no hay buenas actuaciones: ellos transmiten todas las esencias para la comunicación de la obra.

Otra persona transcendental para mí es la dramaturga, literata y guionista Iliana Prieto con la cual consultaba mis inquietudes y le daba mis escrituras para contar con su conocimiento. Con esa especialista trabajé más tarde.

¿Cómo y cuándo se vincula a redacción de dramatizados?

 En el año 1988 me vinculé a la redacción dramática, pues fui invitada por la directora María Elena Espinosa para ser su asistente de dirección en un teleteatro que codirigió con Paco Anca. De ahí, por la invitación de Iliana Diéguez, en aquel entonces directora del espacio teleteatro y cuento, fui a trabajar en la redacción. No tardé en aceptar. Iliana es teatróloga, crítica e investigadora teatral. Aportó mucho a mi trabajo y al de todos: cambiaba estructuras esquemáticas y abría las puertas a jóvenes dramaturgos y directores talentosos. Respeté mucho siempre el talento y la cultura de Iliana.

Considero que fue un momento de brillantez para la TVC pues confluimos muchos jóvenes, entre ellos Camilo Hernández, José Luis Yanes, Jorge Dalton y otros. Tuve muchos maestros quienes me dieron grandes enseñanzas como los directores Silvano Suárez, Antonio Vázquez Gallo, Eduardo Moya, entre otros. Y aunque no fui asistente de Loly Bujan, Mirta González ni de Carlos Piñero, me permitieron asistir a sus estudios de grabación y verlos dirigir e incluso respondían mis inquietudes.

Vitales resultaron también las asesoras: Tenchy Domínguez, Carmen Ferrer y Fidelina González. En esos años recibí un curso de dirección impartido por Silvano Suárez. Pasé talleres y conferencias de destacadas guionistas y dramaturgas de teatro y de la TV O’Globo. Fue una etapa de mucho estudio e investigación y así se me dio la posibilidad de comenzar a dirigir.

¿Cuáles trabajos de los realizados para TV recuerda con más cariño?

Mira, todos los trabajos marcan, pero soy pasional y eso no va desligado de mi carrera. Como guionista no puedo dejarte de mencionar la serie infantil Papá de Noche, dirigida por Charlie Medina. Me emocionaba mucho ver corriendo a los niños por las calles porque iba a comenzar la serie y luego sentirlos cantar las canciones de la misma.

El otro fue el telefilme Reencuentro. Lo hicimos como una gran fiesta y fuimos muy felices. Por supuesto no puedo dejar de mencionar Andoba y Edith. Esta última requería de mí un estudio profundo sobre la vida de la cantante, incluso de los pintores de la época para acercarme a ella y su entorno.

Desde CMQ se llevaba a la pantalla el teatro universal. ¿Piensa que esa manifestación artística es bien recibida por los televidentes o son espacios para una audiencia reducida?

Con esta pregunta que me haces se produce un fenómeno muy desafortunado. El público cubano siempre ha consumido clásicos, en mis inicios en el ICRT era lo que más se producía y el espectador lo esperaba, pero estábamos ante un público mucho más culto.

Desgraciadamente, se produce un fenómeno socio-cultural y, por ende, una involución en la cultura, donde, de alguna manera, influyen los problemas económicos. Ese público se puede rescatar, pero se debe hacer un estudio profundo de las condicionantes sociales, para lo cual desempeña un papel importante el Centro de Investigaciones Sociales del ICRT.

¿Qué debe caracterizar a una puesta en escena para TV?

 Un buen guion. Sin un buen guion no existe obra alguna. Además, talento, profesionalidad y entrega de sus realizadores y el compromiso de siempre decir algo importante humano para la sociedad.

¿Cómo surge la idea de llevar a la pantalla la obra En privado con la reina, inspirada en la vida de Celeste Mendoza?

 Como te dije no estoy libre de mis pasiones. Cuando mi alma vibra, sé que hay arte. Fui a ver la puesta teatral En privado con la Reina y no pude contener la emoción ante la interpretación de Mayra Mazorra, ni tenía palabras para felicitarla. Sencillamente me dio un ataque de llanto. Al salir del teatro me fui con Celeste en mi cabeza y la brillantez de Mayra en su interpretación.

Meses más tarde me proponen filmar teatro para la televisión, ante lo cual no estuve de acuerdo. Soy del criterio de que las obras no se deben filmar tal cual, hay que tener un acercamiento entre los dos medios. No es lo mismo el público del teatro que el de la televisión.

Es entonces cuando propongo llevar a la pantalla En privado con la Reina y trabajo sobre la puesta de Jorge Mederos y la escritura de Jorge A. Fernández Mallea para adaptarla a la TV. Fue muy bueno pues escribí la adaptación con Mayra y ellos a mi lado. Tuve que estudiar mucho la vida de Celeste. De hecho, la única música que oí durante un tiempo fue la de sus interpretaciones. Me empecé a fascinar por su vida.

Doy gracias por contar con el apoyo de Mallea y Mederos y con su aporte a la adaptación televisiva. Eso nos llevó a la linda relación que tenemos hoy en día. Les agradezco por devolverle a Cuba la reina del Guaguancó, una excelente artista casi en el olvido.

¿Desea adelantar algún nuevo proyecto en el cual está inmersa ahora mismo?

 Siempre uno tiene proyectos aunque sea deambulando por la cabeza. Mi próximo proyecto para televisión es la obra El último bolero, de Cristina Rebull Pradas e Iliana Prieto Jiménez. Es como una deuda, algo que me viene del alma.

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