Miriam Ramos, “como sin querer”

Si su voz y rigor profesional están comprometidos hace más de 50 años con la música, una parte considerable de su carrera también está ligada a los medios de comunicación en Cuba. Tenemos el orgullo de disfrutarla por partida doble, hasta triple, o más: como intérprete, productora, conductora, actriz… Miriam Ramos es de las escasas artistas cubanas con una trayectoria coherente: el estudio es ley y no hay concesiones al populismo ni al facilismo.

Ella ha sido selectiva con el repertorio y, como es de suponer, con aquellos programas que llenó de telegenia y talento. Contó Miriam al realizador Carlos E. León¹ que fue Guillermo Barreto (verdadero mentor) quien la llevó a hacer televisión, en un programa que se llamaba Noche cubana: “La televisión es algo tremendo y así comenzó todo, como sin querer”, dijo la autora de “Ámame como si fuera nueva”.

En la entrevista citada, Miriam afirma que a la televisión cubana le debe todo “porque es la que te coloca”. En tiempos donde casi toda la programación se transmitía en vivo, nuestra artista aprendió a trabajar con grandes directores, a dominar la cámara. Bajo las órdenes de la realizadora Lizette Vila condujo el programa musical Pensamiento, dedicado a determinados artistas de la cultura y por el cual obtuvo el Premio Caracol, que otorga la Unión de Escritores y Artistas de Cuba.

En algún momento tendremos que dedicarnos a valorar todos aquellos temas musicales que gracias a la radio, fundamentalmente, se convirtieron en grandes éxitos en Cuba, uno de ellos fue “Mariposa”, de Pedro Luis Ferrer, grabado por Miriam y que hasta hoy la acompaña. Su paso radial la llevó a emisoras nacionales como Radio Progreso, Radio Musical Nacional y Habana Radio. En cada una de ellas ha trabajado con renombrados directores, guionistas… y esos espacios, sin miedo a la exageración, se ganaron el respeto del público. Nombro, excepcionalmente, La esquina del Jazz, derroche de buen gusto.

Estos breves acercamientos demuestran el amplio trayecto de “la otra Miriam Ramos”, divulgados en menor categoría. Como a ella, nos preocupa mucho el olvido, la historia hay que escribirla y tenemos el reto de llevar a cualquier formato (pienso en un libro, por ser todavía algo trascendental) sus vivencias en nuestros medios en los que no ha incursionado, como algunos creen, sino que tiene una carrera tan meritoria como la musical.

Seríamos infieles con la verdad si no expresamos aquí la inconformidad hacia esa televisión que un día nos entregó a Miriam para nunca apartarla de las pupilas. Rara vez se le ve por la pequeña pantalla, ¿quizás porque somos, como diría Fina García Marruz, “olvidadizos por naturaleza”?

La compositora Marta Valdés, hace siete años, pedía: “Hagamos votos por una vida de conciertos interminable para esta singular intérprete y repletemos las salas donde puedan hacerse realidad estos encuentros con su arte; reclamemos en la programación musical de las emisoras radiales la frecuencia de difusión que merece su obra discográfica, lo cual enaltecería a quienes tienen la responsabilidad y el deber de garantizar a los oídos inteligentes y a las almas sensibles una cuota de buena música capaz de poner su granito de arena en el saneamiento del ambiente sonoro tantas veces invasivo para el buen gusto”².

Desearíamos que Miriam Ramos, con toda esa elegancia mezclada con sabiduría, volviera a los estudios de televisión. Sería un regalo, más bien una suerte tremenda, verla conversar, aprender al máximo de todo lo que sabe… ¿Peca de iluso quien escribe? ¿Acaso es imposible? Gracias, Miriam Ramos, por obligarte a construir un modelo de artista incorregiblemente diferente.

Referencias

¹ Carlos E. León (2018). Miriam Ramos: La canción cubana. La Gaceta de Cuba, noviembre/diciembre, pp. 26-30.

² Marta Valdés (2013). Miriam Ramos: medio siglo de entrega a la música. Palabras. Disponible en http://www.cubadebate.cu/temas/cultura-temas/2013/06/02/miriam-ramos-medio-siglo-de-entrega-a-la-musica-final/#