Pasión por la expresión simpática
Si algo caracteriza al cubano es su simpatía y sentido del humor. No es entonces, nada raro que utilicemos expresiones simpáticas en nuestras conversaciones.
Por ejemplo, cuando queremos expresar que vamos a hablar con sinceridad absoluta y sin rodeos, ni tener cuidado por el dolor que nuestras palabras le ocasionen al interlocutor, decimos: hablar sin pelos en la lengua.
Esta expresión tiene además un equivalente: a calzón quitado y su historia resulta muy interesante. Hace ya mucho tiempo, cuando los castigos corporales eran habituales, la víctima era desnudada para que su sufrimiento fuera mayor, pues no contaba con la protección de la ropa. Azotar a alguien a calzón quitado era desnudarlo primero y golpearlo después. Esta práctica cruel era común en las plantaciones de esclavos.
Hoy cuando hablamos a calzón quitado estamos en presencia de una metáfora, que significa hacerlo con total sinceridad, sin rodeos y sin interesarnos en el dolor que podamos ocasionar a quien nos escucha.
Hay otra expresión muy antigua y simpática: la ocasión la pintan calva.
Los romanos tenían una diosa llamada Ocasión, a la que pintaban como mujer hermosa, enteramente desnuda, puesta de puntillas sobre una rueda y con alas en la espalda o en los pies, para indicar que las ocasiones buenas pasan rápidamente. También la representaban sin pelo, excepto por encima de la frente. Esta expresión significa que no hay que vacilar, sino tener decisión y diligencia para no perder las oportunidades que se presenten, pues no suelen aparecer dos veces.
Cuando expresamos que alguien vive como Carmelina es porque vive muy bien sin trabajar. Carmelina fue la hija de un rico productor de ron en Matanzas. La expresión se usa para referirse a las personas que viven muy cómodamente, que no pasan trabajo alguno y a las que nada les falta. Se infiere que así debió vivir Carmelina.
No cabe duda de que una de las expresiones más simpáticas del español de Cuba es : la gatica de María Ramos que tira la piedra y esconde la mano.
El origen de esta frase que muchos conocen y utilizan en nuestro archipiélago se remonta al barrio marginal habanero de Jesús María. María Ramos era una hermosa mujer que ejercía la prostitución en dicho barrio.
Un día, según su propio testimonio, llegó a su casa y descubrió a su proxeneta Virgilio, muerto en la cocina. En su frente había una enorme herida y a su lado, ensangrentada, se hallaba la piedra de machacar de María Ramos. En Cuba se utilizaban las piedras negras de río, grandes y pulidas, para machacar todo tipo de alimento.
En el juicio María Ramos se declaró inocente del crimen y aseguró que ese día se encontraba trabajando y que la única que estaba en la casa, en el momento del hecho, era su gatica Mimí. Todos los presentes en el juicio rieron a sus anchas porque conocían el trabajo de María Ramos.
Al día siguiente, en el Diario de la Marina, se publicó una reseña del juicio con una caricatura de la gatica Mimí, en pose amenazadora, alzando en sus paticas delanteras una enorme piedra de río. Enseguida surgió en La Habana una copilla popular dedicada a la gatica Mimí que decía: la gatica de María Ramos que tira la piedra y esconde la mano, que mató Virgilio y mató a su hermano. ¡Qué gata asesina! ¡Qué sino malsano!
María Ramos fue declarada culpable y sentenciada a cárcel, pero ella y su gatica Mimí pasaron a la inmortalidad y hoy forman parte de nuestro lenguaje popular y la expresión se utiliza para personas hipócritas y falsas que no asumen el mal que provocan y no lo reconocen.
Estas y otras expresiones muestran el ingenio de nuestro pueblo y las posibilidades de nuestro idioma. Nuestra lengua es un gran tesoro que debemos cuidar y proteger.