José Rubiera, muchas gracias por su Tiempo

Por esas causas y azares (parafraseando al cantor) coinciden en el primer mes del año la celebración del Día de la Ciencia en Cuba y el natalicio de uno de esos profesionales que la prestigian: el Dr. José María Rubiera.

Rubiera, para cubanos y cubanas, es un asiduo visitante que llega a los hogares con un tono tan particular que de inmediato establece la empatía suficiente para informar e instruir.

Junto a Rubiera hemos aprendido a prevenir y enfrentar los embates meteorológicos, a discernir sobre las posibles causas y consecuencias y lo hemos hecho con la pre y ocupación necesarias para que el final resulte lo menos dramático posible en el ámbito personal.

Y justo en este aspecto es que se fortalece la relación con él, pues la parte humana que distingue su discurso es la esencia de este hombre sencillo, ex director del Centro Nacional de Pronósticos del Instituto de Meteorología Investigador, reelegido Diputado a la Asamblea Nacional del Poder Popular .

Mientras se espera el 23 de marzo Día del Meteorológico Mundial, adelantémonos dos meses para felicitarle por su onomástico que fue el pasado 22 de enero.

Rubiera es maestro de generaciones, a quien resulta tan fácil recordar junto a Fidel durante jornadas completas ante la agresión de fenómenos de la naturaleza y al lado de jóvenes rostros que hoy reconocemos en las diferentes emisiones informativas.

Rubiera le puso al mal tiempo la buena cara del conocimiento y el convencimiento hacia la gente de no dejarnos doblegar tampoco por la naturaleza, a pesar de que, como isla, estamos sujetos a continuos embates.

El 13 de enero de 1981 a las once de la mañana apareció por primera vez en la televisión nacional y lo hizo para anunciar un frente frío. Con una experiencia anterior como guionista, locutor y realizador de efectos especiales en Radio Jaruco, su imagen no se ha apartado de nosotros ni aun cuando por razones de salud no ha estado físicamente.

Rubiera se ha mantenido fiel al televidente en las  buenas y en las no tanto, sencillamente, porque llegó para quedarse como un integrante más de la familia cubana. Un rol que asumió, tal vez por causas y azares, pero lo cierto es que en su figura está latente la responsabilidad de advertir, aconsejar e instruir cómo mejor movernos de acorde al tiempo.

Felicidades Dr. Rubiera y muchas gracias por su Tiempo.