La programación cubana para adolescentes (Parte II)
Recuperar la programación para adolescentes y fomentar la educación y orientación de los jóvenes a través de los productos en pantalla, es una tarea que debe seguir de cerca nuestra televisión.
Como apreciamos en el artículo La programación cubana para adolescentes (Parte I), los adolescentes suelen establecer patrones a imitar y, en disímiles ocasiones, estos son inducidos desde la televisión.
Según estudios realizados por el Centro de Investigaciones Sociales (CIS) del Instituto Cubano de Radio y Televisión (Icrt), la tendencia actual consiste en optar por otras opciones audiovisuales antes que la televisión cubana. Los jóvenes encuestados manifiestan que estas alternativas poseen mayor capacidad para entretenerles.
Sin embargo, aún existe un elevado interés en consumir los productos nacionales. Pero la parrilla de programación del Canal de la Familia Cubana, por ejemplo, no satisface la demanda en tal sentido.
A las tendencias juveniles de consumo audiovisual se refiere, en entrevista exclusiva con En Vivo, el director Richard Abella, quien actualmente se encuentra en proceso de postproducción de la serie dramatizada Zoológico, que se estrenará en verano próximo.
“Creo que el paquete es un fenómeno que tiene muchas aristas. Está muy ligado a la tecnología, tiene códigos que esta generación conoce muy bien. Pero existen productos cubanos que se están transmitiendo por la televisión y los consumen desde el paquete.
“Las personas no son capaces de sintonizarlos en la pantalla, sin embargo, a través del paquete sí. Creo que tiene que ver con las restricciones que siempre hemos tenido y ahora aprovechan la posibilidad de acceder a ellas. La gente se fija en lo que nunca ha visto.
“La esencia no está en hacerle la guerra a lo externo, sino en validarnos y mostrar lo que tenemos. No hace falta quitarles el paquete a las personas para que vean televisión, sino hacer mejores cosas para captar su atención.
“Los adolescentes vienen con cánones que, quienes estamos haciendo televisión no conocemos, porque somos de otra generación. Debemos conocerlos primero para después poder construir para ellos. De lo contrario, nunca podremos comunicarnos”.
¿En qué sentido la televisión cubana debe cambiar para ganar televidentes?
Creo que hace falta asesoría real a la hora de enfrentar proyectos y actualizarse, porque nos guiamos por experiencias personales. Además, debemos vincular un poco más el trabajo del Centro de Investigaciones del Icrt con nuestra producción a la hora de orientarnos para escribir una historia, conocer cuáles son los temas que a los adolescentes realmente les motivan, considerar qué resorte de la comunicación usar para que el producto televisivo le interesen a la audiencia.
¿Cuáles temáticas deberían tratarse hoy en los espacios que se producen para los adolescentes?
En primer lugar, debemos acercarnos a ellos para mostrarle la Cuba que tenemos. Debemos brindarles un producto auténtico y mostrar sus propios problemas y preocupaciones como centro de eso; conocer qué representa para ellos, sus gustos. O sea, no el producto en sí, sino lo que significa para ellos el producto y por qué sucede así. Se trata de identificar sus inclinaciones y empezar a construir sobre esas bases.
También debemos quitarnos un poco los prejuicios. Si reconoces que existen problemas como el alcoholismo, las drogas y una serie de flagelos grandes que preocupan en la juventud, pues debe reconocerse y tratar esos temas con responsabilidad. Necesitamos que los muchachos con esos problemas se vean reflejados.
Considero, además, que no nos ponemos de acuerdo en la creación de paradigmas. Los creamos, a veces, muy abstractos, teniendo tantos en la vida real para imitar. Podemos usar deportistas y artistas que sean admirados por los jóvenes.
Durante los años 80’s, recuerdo que le interesaba al país interesar al público en mensajes como la utilidad de las escuelas al campo y demás actividades que se hacían. Motivaban a las personas con esos temas. Eso mismo podría ocurrir ahora.
Si no queremos que la gente se vaya por lo fácil, por el mal reggaetón y demás, pues mejor comenzar a enseñar otras vías. Debe existir una buena política de programación-producción, a fin de que la televisión sepa qué necesita para la parrilla de programación del próximo año y se encarguen los proyectos en función de esto. Además, cada grupo de trabajo debe dar seguimiento a esas necesidades.
¿En qué medida influye la televisión en la formación de los adolescentes?
La influencia de la televisión es inmensa, para bien o para mal. Por eso es importante la responsabilidad para tratar los temas, porque pudiera ser el detonante para agravar una conducta, o el comienzo para empezar a cambiar la misma.
¿Considera que abordar ciertos problemas podría motivar a los jóvenes a seguir conductas incorrectas?
El peligro siempre existe. Uno de los problemas graves que le veo es que tratando el tema de la droga esto podría despertar el interés de la juventud, por ejemplo, en un pueblo de campo donde quizás no son afectados por el consumo de estupefacientes.
Esto pudiera tener que ver con que casi todas las series se filman en La Habana. Nuestra televisión es habanera. Pero aun corriendo el riesgo, creo que es mejor que conozcan todos los problemas, para que adquieran las herramientas con las cuales enfrentarlos. Sin embargo, cuando tocamos esos temas en la televisión, los limamos tanto que al final no consiste un problema.
¿El espacio de aventuras se ha perdido?
Todos extrañan el espacio de aventuras, que debe ir en el horario de 7:30 p.m. a 8:00 p.m. Actualmente este espacio lo ocupa la Mesa Redonda, un programa informativo, cuando en ese horario toda la vida en Cubavisión existió un dramatizado juvenil.
La televisión cubana debería unirse, con todos su departamentos, en una sola causa y deben personalizarse los canales en su diseño de programación. Además, la mayoría de los programas que se piensan para la juventud son musicales y de entrevistas de farándula. Si criticamos que los jóvenes pasen el día escuchando música, pues debemos encontrar la manera de contrarrestar esto con buenos espacios que enganchen.
¿El uso de las nuevas tecnologías cómo beneficia la producción de nuevos espacios?
Si están bien organizadas y se pone en función de las obras, creo que favorecen la realización de productos de más calidad e ingeniosos. Una de las cosas que permiten la nuevas tecnologías es que puedes hacer posible, cada vez más, las cosas imaginables.
¿Por qué le gusta hacer programas para jóvenes?
Creo que porque mi formación en la televisión tuvo mucho que ver con Tony Lechuga, que ha sido mi familia y me enseñó cuando llegué aquí todo lo que hoy conozco de cultura general.
Me gusta trabajar para los jóvenes porque disfruto conectarme con un público mucho más abierto, capaz de entender mejor las innovaciones, propuestas atrevidas y lenguajes más libres. Si no te equivocas, es muy probable que ayudes a cambiar conductas para bien y le des herramientas a los jóvenes para enfrentar situaciones que a veces ni los padres conversan con ellos.