9 de octubre de 2024

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Editorial del Instituto Cubano de Radio y Televisión

Radio Cadena Agramonte, emisora de mis amores (VIII)

Esta crónica forma parte de una serie radiodocumental que realicé para homenajear a la emisora donde inicié mi vida profesional

Radio Cadena Agramonte, emisora de mis amores. La primera en mi vida profesional. La que me vio nacer y crecer como locutor. Soy César Arredondo y tengo el placer de encontrarme o reencontrarme contigo atravesando el tiempo y la distancia. Te contaré de cosas pasadas en esta emisora y de mis andares en su búsqueda o de cuando la encontré y fuimos un todo único.

La  mitad de 20 años fue algo

Mis sueños se habían cumplido en lo fundamental; digamos que se habían desbordado. Pero, siempre ansiamos más. Gracias a eso no nos detenemos y avanzamos. En general, el autor de estas narraciones vivió en La Ciudad de los Tinajones durante 10 años, desde 1955 hasta 1965. En este lapso disfruté la posibilidad, como en un laboratorio, de enfrentar y desarrollar pruebas que me enriquecían espiritualmente y me preparaban, de nuevo, para propósitos mayores. Radio Cadena Agramonte me había aportado la experiencia y el empuje necesario para seguir avanzando.

Evolucionaba poco  a poco, casi imperceptiblemente. Estaban presentes nuevos proyectos y mucha dedicación, motivo por el cual, mi objetivo primero, cuando vine para la ciudad y dejé la secundaria rural, fue seguir estudiando. De noche, pero estudiaría. Como locutor devengaba 60 pesos mensuales y pagaba 35 de alquiler. Quedaba poco para otros menesteres. Vivía entonces en el reparto Boves. No tenía que utilizar transporte. A nivel de infantería lograba el acceso a la emisora.

Indudablemente, esta resultaba una etapa muy placentera de mi vida hogareña y laboral. Radio Cadena Agramonte era un constante estímulo para todos. Lo era para la mayoría de los jóvenes incorporados a la superación y a las tareas que cada cual realizaba en el nuevo proceso al que nos incorporamos. Nosotros, en particular, y el país, en general, éramos una gran y activa escuela e impresionante fortaleza de la Revolución.

Nos dábamos cuenta que ahora sí la cosa iba de verdad. Nos movíamos a todo tren, al unísono, con el andar impetuoso que nos impulsaba. Todo resultaba novedoso y, aunque aún éramos trabajadores de la misma emisora privada, ya no era igual. A pesar de que los directivos de Cadena Agramonte, por ejemplo, eran los mismos físicamente, algo había cambiado. Se daban cuenta de que era un proceso diferente. Eso seguramente los preocupaba y con razón.

La Revolución aplicó la primera Reforma Agraria y luego la segunda y bajó los alquileres, como decía un alegre tema musical de la época. Comenzamos a corroborar, unos y otros, que la cosa iba en serio.

      Cronica Cesar Capitulo 8

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