28 de marzo de 2024

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Editorial del Instituto Cubano de Radio y Televisión

Radio Cadena Agramonte, emisora de mis amores (XIII)

Esta crónica forma parte de una serie radiodocumental que realicé para homenajear a la emisora donde inicié mi vida profesional

Radio Cadena Agramonte, emisora de mis amores. La primera en mi vida profesional. La que me vio nacer y crecer como locutor. Soy César Arredondo y tengo el placer de encontrarme o reencontrarme contigo atravesando el tiempo y la distancia. Te contaré de cosas pasadas en esta emisora y de mis andares en su búsqueda o de cuando la encontré y fuimos un todo único.

Una anécdota martiana

Quiero contar una anécdota a propósito del amor a la radio del grupo que nos desempeñábamos en esta emisora. Se acercaba el aniversario del natalicio de José Martí, 28 de enero del año 1962, y queríamos hacer algo que lo dignificara.

Oscar Duardo propuso escenificar la obra del joven Martí, “Abdala”. Había algunos inconvenientes: el reducido elenco artístico y la parte técnica para realizar la grabación. Debíamos esperar el fin de las transmisiones a las 12 de la noche. Y así se hizo.

Asumió el papel de Abdala, Duardo. Yo hice de narrador –mi primera actividad cumpliendo esa función–. Luego lo fui durante 15 años en Radio Liberación. Otros voluntarios locutores fueron Graciela Vilató, en el papel de Leonor, y Jaime Velazco, operador de audio, estrenándose como actor, garantizaban lo fundamental. Los efectos estuvieron a cargo de Benito Gil Lacal y el grabador fue Isidro Ramírez.

Empleamos toda la madrugada en la tarea, pero el producto tuvo una digna calidad y lo transmitimos, como era nuestro interés. Cumplimos con el Apóstol y con nosotros mismos, muy embullados con la realización de tan bonita obra. Éramos unos reales chiflados por la radio.

Cuando todas las emisoras pasaron a manos del pueblo y se reestructuró el sistema radial en todo el país, se cerraron muchas plantas. Los trabajadores cesantes, como se decía entonces, fueron transferidos a lo que se llamó plantilla suplementaria, y se les garantizó el salario.

En la medida de las necesidades y, a veces, sin muchas de ellas, se fueron reincorporando compañeros de las mencionadas plantillas. Ahí fue donde nació eso tan nocivo que llamamos las plantillas infladas.

Sentíamos que en nuestra emisora se iba a bolina la calidad, al menos la de aquellos años. Aunque sabemos que la calidad es relativa en estos menesteres. Cae en el campo de lo subjetivo. Pero, en realidad, no podía ser de otra manera en aquellos momentos. Algunos directores entonces fueron muy confiables políticamente, pero tenían dificultades para dirigir una emisora como Radio Cadena Agramonte.

¡Cosas de ese tiempo en los que todos aprendíamos! Los que amamos nuestro trabajo y sentíamos a la emisora como algo nuestro –hoy se le dice sentido de pertenencia– sufrimos mucho por decisiones tomadas. Claro, debemos tener en cuenta que los objetivos habían cambiado y, también, nosotros pudimos exagerar por nuestro excesivo amor a lo que habíamos hecho y hacíamos en nuestra querida emisora.

En Radio Cadena Agramonte sucumbió su estilo. No todos los nuevos locutores podían mantener su ritmo y tono; pulularon los textos redactados sin mucho cuidado o extensos, por todas partes y a toda hora. En estos casos siempre digo: hay que ubicarse en tiempo y espacio, por supuesto.

Sin embargo, con el decurso del tiempo hubo cosas nuevas que fueron aportes indudables, como el nacimiento de programas dramatizados. Un sueño cumplido. Y nuestros comentaristas políticos afinaban la puntería. Y el deporte alcanzaba nuevos y mejores horizontes. Los cambios, en su dinámica acción, remueven las bases y repercuten en las periferias. Es algo natural y esperado. Pero dolía.

Como todo coge su nivel, el de esta emisora se elevó en su nueva forma de hacer radio. Se renovó, mantiene su calidad y es reconocida por ello.

Camagüey destaca entre las ciudades cubanas con gran acervo cultural.

       Cronica Cesar Capitulo 13

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