Recordando a Manolo Mesa
El ser humano crece con sus sueños, empeños y proyectos de vida, pero quienes creen que ser el ganador, el número uno, el de mayor popularidad o el Premio Nacional se debe solo a su talento individual, pierden lo esencial.
Cuando esa percepción deviene paradigma, hasta las organizaciones olvidan sus reglamentos igualitarios y tratan a sus asociados desde una visión clasista.
El arte, la radio, la televisión, el cine, el deporte, los cargos publicos aportan notoriedad a sus protagonistas, pero son solo el iceberg. Sustentándolos, hay una legión de especialistas -de alto nivel o formación empírica- que en cada empeño tratan de alcanzar entre todos la belleza, la eficacia comunicativa y la armonía integrales.
Hoy quiero recordar a uno de esos que pasan inadvertidos:
Manuel Mesa Ramírez -nacido un 9 de agosto de 1942- era un campesino que cantaba boleros cuando se integró al Ejército Rebelde, con el que arriba a La Habana en 1959.
Entre 1963 y 1967 -sin experiencia alguna- devino operador de audio en Radio Liberación,1 donde hizo programas en vivo dirigido por Julio Lot, hasta que un día le proponen interpretar un personaje muy cercano a su personalidad y psicología en una radionovela.
Desde entonces actuó en radio y televisión. Con esta última, participa en las giras organizadas en otras provincias. Entre 1969 y 1970 enfrenta uno de sus primeros roles: el mambí de Los primeros treinta años,2 dirigido por José Massip.
En los años setenta, interpreta los buenos o villanos de relatos contemporáneos y clásicos, tutelado por los grandes de la dramatizacion mediática cubana: Antonio Emilio Vázquez Gallo, Erich Kaupp, Silvano Suárez, Cuqui Ponce de León, Abel Ponce, Ana Lasalle y Roberto Garriga. Ejemplos: Las aventuras televisivas:3 El vizconde de Bagredón y El príncipe y el mendigo.4
Por entonces, junto a un grupo de actores5, se involucra en los experimentos del video tape, hasta entonces vetado por el bloqueo imperial yanqui y la carencia de finanzas para renovar una infraestructura obsoleta de procedencia estadounidense.
Le motivaron tanto estos procesos y el resultado final en pantalla, que aprendió a realizar los transfers de cinta fílmica a video tape y el doblaje de voces, sonidos o la inserción de diálogos, música y efectos sonoros. Así devino el primer director de doblaje de nuestra televisión, condición premiada posteriormente por la Unión de Escritores y Artistas de Cuba.
Entre 1976 y 1977 se graban los primeros dibujos animados: La zorra y el cuervo, Huckleberry Finn6 y La esperanza en el bosque, y la primera serie de ficción dramática: Ferdinando.
Por entonces, al sonidista Jorge González fue nombrado Director del Departamento de doblaje-subtitulaje y las grabaciones se esparcieron por Mazón y San Miguel, el estudio 17 del FOCSA, el estudio 5 de radio y el famoso 14-B, en los bajos del edificio, generalizando gradualmente el sistema magnético de grabación de imágenes.
En los años ochenta actúa en el teatro ¿Existe realmente Mr. Smith?, al que siguen: Nuestros hijos, Día y noche -Hijos ajenos-7 y El cuarto hombre.8 Luego, deja atrás la notoriedad actoral y se sumerge en estos procesos técnicos.
Tras su jubilación, anima y dirige espectáculos en diferentes locaciones habaneras.
Quienes en el decenio de los ochenta pasados, asesorábamos programas en Tele Rebelde, teníamos en Mesa -hombre dinámico y perseverante- la pronta solución desde su profesion anónima pero imprescindible: El doblaje-subtitulaje de televisión.
Por su estirpe de trabajador incansable, este sencillo homenaje. Muchos sentimos tu adiós final.
Referencias:
1 Extinta CMQ Radio.
2 Inspirado en el Diario de José Martí.
3 En El vizconde de Bagredón, junto a Rosa María Medel.
4 Junto a Maribel Rodríguez.
5 Junto a los actores-actrices: Edy Vidal, Pedro Silva, Adys García, Ana Nora Calaza, Mireya Guillot y María del Carmen Morera.
6 Junto a Edy Vidal.
7 Muerte en el terraplén.
8 Última obra dirigida por Pedro Álvarez en la televisión.