Una televisión, muchas juventudes
La representación de la juventud en la televisión constituye un tema que, a juicio de la socióloga Yeisa Sarduy, presenta dos aristas fundamentales: la imagen del joven o los jóvenes que se construye desde los medios y los contenidos de la programación destinada propiamente a este segmento poblacional.
“Muchas veces la imagen que se configura de los jóvenes, desde los guiones y el diseño de los personajes es demasiado homogénea, distante de la realidad. En cuanto a público, no podemos hablar de juventud en singular sino de juventudes”, señala la especialista.
En este sentido, la cientista social enfatiza la defensa del carácter heterogéneo que tipifica al segmento juvenil y tener en cuenta, a la hora de escribir y dirigir programas, sus comportamientos, prácticas, necesidades e intereses.
“Para diseñar un programa dirigido a los jóvenes, hay que saber primero qué quieren los jóvenes. Es fundamental lograr un enfoque participativo, que tenga en cuenta el criterio de este público, pero no solo a modo de evaluación final sino desde la propia gestación del proyecto”, apunta la investigadora.
Sobre la existencia de programas musicales cubanos destinados a este público, Yeisa Sarduy resalta la necesidad de ser más creativos, desde el punto de vista conceptual:
“El horario de las 12 del mediodía de los domingos ha estado ocupado, durante varios años, por programas que se han diferenciado en su nombre, pero su esencia conceptual ha sido prácticamente la misma. Estoy pensando, por ejemplo, en espacios como Justo al medio, Super 12, Talla Joven, entre otros”.
“Conexión, por su parte, es un programa con un guion muy bien pensado y que privilegia la participación y el debate entre sus receptores. Sería plausible que este u otros espacios ahondaran en temáticas poco exploradas en la televisión, como la juventud rural, el tema de la raza, la marginalidad o cómo se está comportando el cuentapropismo en el sector juvenil”.
A juicio de la estudiosa de las culturas juveniles, la División de programas infantiles y juveniles del Instituto Cubano de Radio y Televisión (Icrt) tiene muy bien estructurados los espacios para niños y adolescentes, pero ¿qué sucede con los jóvenes de 25 años?
“Siento que los están contemplando como adultos, que no están pensando programas que satisfagan sus necesidades y expectativas. Los medios tienen muchas veces posiciones adultocéntricas”, puntualiza.
En este sentido es necesario crear más sinergias con un grupo de instituciones (como la Escuela de Cine de San Antonio de los Baños, la Facultad de Medios Audiovisuales del Instituto Superior de Arte, organizaciones comunitarias a nivel nacional) para que la televisión se logre retroalimentar mejor con la realidad.
“Hay que impulsar la voz de los jóvenes, defender programas hechos por jóvenes y destinados a jóvenes y abordar, desde la realización audiovisual, nuevas aristas sociales que se alejen de los estereotipos y lugares comunes”, enfatiza la también Máster en Desarrollo Social.
En la articulación entre la academia, la televisión y el público radica la base para poder conocer los verdaderos intereses y expectativas de los jóvenes, y con ese saber, crear una programación que realmente satisfaga y represente a la pluralidad de juventudes que existen en la Cuba de hoy.