26 de abril de 2024

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Editorial del Instituto Cubano de Radio y Televisión

Un premio especial y de estreno

El programa musical Cuerda viva acaba de convertirse en el primer espacio de la televisión cubana en merecer el Premio Especial del Festival Cubadisco

Premio Especial del Festival Cubadisco 2012

 El programa Cuerda viva (CV) recién acaba de convertirse en el primer espacio de la televisión cubana en merecer el Premio Especial del Festival Cubadisco 2012. Dicho galardón distingue anualmente a personalidades cubanas y extranjeras que han hecho un significativo aporte musical a la cultura nacional y a la industria discográfica.

Otorgado en medio de la fiesta del disco cubano, el reconocimiento llega en el décimo aniversario del espacio televisivo y motiva este encuentro con Ana María Rabasa y Cary Rojas, directora y guionista, respectivamente, de un programa que nació “chiquitico así”, pero en su primera década de existencia ha crecido lo suficiente como para demostrar su estatura.

 –¿A qué atribuyen ustedes, fundadoras de CV, este reconocimiento?

–Durante estos diez años en el aire –expresa Ana María– el programa ha hecho un considerable aporte musical y a la cultura cubana en general, con la difusión del rock, la trova, la llamada fusión y otros géneros que van imponiéndose, incluso, algunos que no han logrado posicionarse aún, pero tienen suficientes valores para ser difundidos, como el flamenco.

CV siempre ha realizado un trabajo promocional alrededor de la música. Es un espacio televisivo que busca nuevos talentos o géneros menos escuchados. Por ejemplo, el rock se ha ganado un lugar y ha seguido avanzando en el país gracias a CV. La esencia del programa lo favorece, aunque nos hayamos abierto hacia a otras tendencias. Y eso es algo que debemos seguir haciendo: abrir constantemente el espectro musical del programa; pero su origen rockero no lo vamos a desechar nunca.

 –¿Se ha planteado CV alguna vez hacer discos con determinados programas que lo ameriten?

–De hecho, hicimos uno, Rock vivo, y este año estamos compilando un volumen de música alternativa –precisa Ana María-. Eso conlleva coordinación con las disqueras. En este caso trabajamos mucho con Bismusic, que a veces nos abre un huequito donde colocar un disco concebido por nosotros. Pero no siempre es así.

Ojalá todas las disqueras trabajaran con CV. Eso ampliaría las posibilidades de que cada ganador de nuestros festivales pudiera grabar un disco. Hoy no son pocos quienes graban un disco en su propia casa, y por eso no deja de ser un buen producto, capaaz de competir, inclusive, en el Cubadisco.

CV tuvo hace algunos años un antecedente –acota Cary Rojas–, también realizado por Ana María: el programa Ultracasual, dedicado esencialmente al rock, todavía no se había abierto ningún espacio al rock en la programación televisiva. Así, la primera misión de CV resulta continuar absorbiendo el quehacer de los creadores de ese género. Entre esos jóvenes talentos hay muchos autodidactas, pero otra buena parte son egresados de nuestras escuelas de arte.

El descubrimiento de nuevos talentos propicia, además, la elaboración de un repertorio que, una vez que cuenta con 12 ó 14 números, da la posibilidad de hacer un disco. De ese modo se ha producido durante los últimos diez años este intercambio: CV persiguiendo a jóvenes talentos, y también los jóvenes talentos buscando a CV. Ha sido una labor de investigación que ha fructificado, porque a razón de un programa semanal, sumamos 52 programas al año, unos 520 en un decenio. Y si en cada emisión se trasmiten seis o siete números musicales, hablamos entonces de alrededor de 2 600 temas escuchados desde el 2002 hasta la fecha. Esta es una fuente para las disqueras.

 –¿Cómo ha influido el Festival CV en esa conexión con las disqueras?

–Algunos han tenido la suerte de grabar un disco por ser ganadores del Festival CV, como Hipnosis, Tesis de menta o el propio Yasek Manzano –señala Ana María–. A otros los han seleccionados para formar parte de una antología. Eso ha enriquecido en cierta medida el mundo fonográfico cubano.

Cuando un nuevo talento se presenta a un programa como CV, comienza a tener en cuenta su movimiento escénico, su imagen, en fin una especie de identidad corporativa que lo caracteriza como grupo –comenta Cary–. Eso ha ocurrido, por ejemplo, con la agrupación Qva Libre, que además de hacerse reconocible por su propuesta musical, lo es también por su proyección en el escenario, el vestuario. Todo eso cobra importancia a la hora de configurar un disco y de hacer un videoclip.

Los premios CV y una gran parte del talento presentado en este programa representan algo así como un sello de garantía para cualquier disquera.

 –Ustedes hacían referencia a Bis Music como la disquera que por excelencia se ha nutrido de esos talentos, ¿quién eligió a quién?

–En el año 2002 existían menos sellos discográficos que ahora –indica Cary Rojas–; por eso tal vez le correspondió esa labor a Bis Music. O quizás Bis Music tuvo la astucia de nutrirse de las propuestas musicales de CV, que estaba procurando esos talentos desconocidos, esas nuevas sonoridades.

 –¿Cabría entonces la posibilidad de que alguna vez CV se convierta realmente en productor de un fonograma?

–Lo hemos pensado muchas veces, –explica Cary– pero la producción discográfica tiene ciertas particularidades. Aun cuando la gente haga discos caseros, la producción de un disco lleva grabación, pago a los músicos, del derecho de autor y mil cosas más, porque es una industria.

Algunos piensan que producir un disco implica solamente seleccionar la música y ejecutarla en un estudio. Sin embargo, ese proceso conlleva el licenciamiento; luego, con el disco ya hecho, reproducirlo en tantas copias como se haya determinado para comercializarlo. Pero en el mundo entero persiste la crisis en la medida que han prosperado las computadoras y la consabida piratería de los discos.

Por eso actualmente es muy difícil el negocio de las disqueras. Vender discos auténticos implica grabar y pagar por todo el proceso, que es sumamente caro. Y el precio de venta debe superar el costo de producción para que se trate de una industria rentable.

El hecho de contar con una figura conocida, con determinada propuesta musical y diseño de imagen, funciona como una inversión para las disqueras. Como es el caso de Isis Flores, quien ha transformado su imagen a la par que ha variado también su propuesta. Ya no es aquella muchacha desconocida que dio a conocer su trabajo a los televidentes –y a las disqueras– a través de CV. No es lo mismo licenciar un disco con esos antecedentes de aceptación, que partir de cero. Pudiéramos decir, entonces, que CV “abona el terreno”, para que la disquera pueda asumir con la garantía de la calidad la producción de un disco.

 –¿Piensan que Cuba sería un buen mercado para esos discos? ¿Saben por ejemplo qué niveles de venta alcanzó el disco Rock vivo?

–Habría que preguntarles a las disqueras dónde se colocan los discos cubanos. Ni siquiera tenemos idea de cómo fue la comercialización de Rock vivo –puntualiza Ana María–; y me habría gustado saberlo, aunque la contribución de CV es musical, no comercial, por más que una cosa dependa de la otra.

Yo pienso –añade Cary– que este fenómeno apunta más hacia lo patrimonial, porque el tipo de música que difunde CV no es para las grandes mayorías, sino para gustos muy específicos. Por ejemplo, los discos de Robertico Fonseca puntean en los ranking mundiales, pero en Cuba él solamente aparece en CV o en un programa muy especializado como A todo jazz.

Todo eso resulta bastante complejo y está condicionado porque en Cuba generalmente se comercializan los discos en CUC, excepto en ocasiones muy contadas. Por tal razón, pienso que la venta de un disco no sería en sí misma un indicador de calidad. Dadas las circunstancias económicas de Cuba, las personas suelen priorizar otros productos de primera necesidad, antes de optar por adquirir un disco.

Inclusive, lograr el financiamiento para esos intérpretes promovidos por CV depende también del presupuesto económico aprobado para cada disquera. Puede suceder que el disco de una banda ganadora en el Festival CV no salga hasta un año después… o más. No es fácil que exista una respuesta discográfica inmediata para los premiados en el programa.

En nuestro programa se dieron a conocer los DJs, que nadie sabía de ellos –apunta Ana María–. Y ahora resulta que su música es muy demandada, aunque no sean reconocidos todavía como músicos.

En esa compilación discográfica que pretendemos realizar deben estar presentes los DJs, y espero que aparezcan, tal y como se han presentado en CV, es decir, fusionando su música electrónica con algunos instrumentos y con bandas completas.

El sello Colibrí –especifica Cary– tuvo la idea de hacer un disco con ellos, pero todavía no se ha materializado. Se realizó el documental DJs de Cuba, que debía ir acompañado de un compilatorio de estos muchachos en su condición de productores, que es como se les llama a quienes hacen música, a diferencia de lso DJs “de sala”, encargados de poner la música en los centros nocturnos, por ejemplo, y los DJs de radio.

Estos DJs productores de música han hecho cosas bellísimas, que valdría la pena incluir en dicho disco o cualquier otro. Esa es nuestra aspiración, por ser el primer programa que los diera a conocer en Cuba y más allá de nuestras fronteras… y el primero de la televisión en ganar un Premio Especial del Festival Cubadisco.

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